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Quién es quién en la ‘policía patriótica’

Los 'elegidos' del Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, para acompañarle en su mandato aparecen ligados a turbios casos de presuntas corruptelas de sus rivales políticos

Patricia Ortega Dolz
Fernández Díaz en una visita este jueves a una panificadora.
Fernández Díaz en una visita este jueves a una panificadora.A. García (EFE)

Los mismos nombres una y otra vez. Los elegidos por el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz para su mandato. Aparecen ligados a asuntos turbios y presuntas corruptelas de políticos. En las grabaciones al expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, sobre su ático. En las presuntas cuentas de Trias en Suiza. En los intentos de realizar registros en la sede de CDU. En las evasiones fiscales de la familia Pujol. En las grabaciones e intervenciones telefónicas del pequeño Nicolás. En el aciago informe PISA (Pablo Iglesias SA). Y todo apunta, según fuentes policiales, a que los mismos nombres están detrás de las recientes grabaciones a Fernández Díaz filtradas por Público.

Eugenio Pino. Lo puso de segundo jefe de la Policía (DAO) Jorge Fernández Díaz tras convertirse en titular de Interior en 2011. Se le considera el demiurgo de la llamada “policía patriótica”, un grupo de agentes presuntamente al servicio de los intereses políticos del gobierno de turno. Se jubiló ayer, a los 65 años, muchas veces condecorado y elogiado por el ministro, y recibiendo la medalla de plata al mérito policial de parte del director General, Ignacio Cosidó. “Siempre fue un habitual de los despachos de Génova, junto con Marcelino y Santiago Aparicio, El Chati, [el comisario general de policía judicial]”, aseguran otros mandos policiales.

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Marcelino Martín Blas. Hasta el año pasado, cuando fue cesado por Fernández Díaz, era el jefe de Asuntos Internos, la sección policial más secreta. No se sabe ni cuántos agentes tiene. Altamente dotada de medios técnicos y económicos para mantener su autonomía. “Cuenta con la tecnología más sofisticada”, según fuentes policiales. “Marcelino era la mano derecha de Pino”. Fue uno de los primeros enviados a Cataluña —con dos pisos francos en Barcelona— para hurgar en las posibles corruptelas de los independentistas en 2012. “Tenía acceso a todo y muchos medios a su alcance, además de la confianza de los mandos, tanto él como Villarejo tienen al ministro cogido por los huevos porque lo grabaron todo”, aseguran fuentes policiales, que explican así el hecho de que “no se lo hayan cargado cuando cayó en desgracia por las torpezas cometidas con el pequeño Nicolás, las que se encargó de airear el que ahora es su peor enemigo: Pepe Villarejo”. No tiene cargo dentro del cuerpo, sino un puesto de vocal del consejo asesor de la Dirección General de la Policía, a las órdenes de Cosidó. Y, sobre todo, tiene un baúl lleno de “buenos recuerdos” secretos. Ahora además trabaja como comisionado judicial, investigando precisamente a las órdenes del juez que lleva el caso del pequeño Nicolás y que ha citado a Villarejo (investigado) y a Cosidó (testigo) el lunes.

José Manuel Villarejo. Es un histórico fontanero policial. Se jubiló hace tres días voluntariamente. Ha hecho carrera ajustando tuberías y descendiendo a las cloacas del Estado con todos los gobiernos. “Depende directamente de Pino”, según fuentes de Interior. Es “un autónomo”, al que se le hacen “encargos”, muy rentables si dan como fruto su trama empresarial que desveló EL PAÍS. Según fuentes policiales, “lo tiene todo grabado de todos, más que Martín Blas, por eso le han protegido más”. La relación entre ambos se fue al traste cuando presuntamente Villarejo grabó y filtró ilegalmente una reunión mantenida por su compañero con dos agentes del CNI y un inspector de policía. En aquel encuentro el 20 de octubre de 2014, Marcelino daba a entender que tenía pinchado ilegalmente el teléfono de un ciudadano llamado Francisco Nicolás Gómez Iglesias y hablaba de “lavar pruebas”. Desde entonces la porquería de esas cloacas no ha dejado de salir a la superficie. Marcelino ha acusado a Villarejo de “grabación ilegal” y de “organización criminal”. Hay quienes piensan que en esa guerra podría estar participando también el CNI, “enfrentado con Villarejo, aparte de por el Caso Nicolay, por supuestas injerencias en otros asuntos”, señalan fuentes policiales. A falta de pruebas, la conjetura generalizada en el cuerpo es que el último capítulo de esa descomunal bronca sería la filtración de las grabaciones del despacho del ministro, en las que este conspira contra políticos independentistas catalanes con el Director de la Oficina Antifraude catalana (OAC), Daniel de Alfonso en octubre de 2014. “Es la ira desatada de Marcelino”, señala un mando. Son muchos los que temen una venganza de Villarejo: “Puede ser brutal”.

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Espionaje a Forcadell

PERE RÍOS

La policía elaboró a finales de 2013 informes anónimos, que acabaron en un cajón, tras realizar un seguimiento a Carme Forcadell, su esposo, dos hijos y dos hermanos, cuando presidía la Asamblea Nacional Catalana (ANC).

La noticia fue revelada ayer por la cadena SER y desmentida por el ministro Jorge Fernández Díaz. Todos los partidos políticos catalanes, excepto el PP, censuraron esa práctica policial.

“Quiero saber si existen los informes, quién los ha encargado y quién los ha redactado. Quiero verlos”, dijo Forcadell, ahora presidenta del Parlament. “¿Cómo pueden confiar los ciudadanos en que se preserva el derecho a la privacidad si lo incumplen quienes lo han de preservar?”, se preguntó, antes de calificar los hechos de “ataque gravísimo a la libertad y la democracia”. / PERE RÍOS

José Ángel Fuentes Gago. Es el Inspector Jefe que supuestamente promovió la reunión entre Fernández Díaz y De Alfonso. Llegó al círculo Pino de la mano del Director General, Ignacio Cosidó, a quien se suponía informado de todo gracias a él, según fuentes policiales. Gago fue presidente del Sindicato Profesional de Policía (SPP), el de los mandos, donde se le recuerda como “un magnífico profesional”. En otro ámbito se le ve como “un protegido de Pino”, que le habría dado un puesto de agregado en la embajada de La Haya, “a su mujer en Bruselas y a su cuñado en Moscú”.

Santiago Aparicio, El Chati. A tres semanas de jubilarse, al frente de la Comisaría General de Policía Judicial, es a quien el ministro ha encargado la investigación sobre su grabación. “Un tipo dócil, del PP”, le describe un compañero. Lo nombró Fernández Díaz cuando cesó —en octubre de 2013— a Pepe Losada, su predecesor. “Losada se negó a enterrar un informe sobre Ana Mato y se lo cargaron”, apunta otro compañero. Poco antes había sido sustituido, con solo seis meses en el cargo, el comisario Enrique Rodríguez Ulla, tras iniciar la investigación sobre el ático de González.

José Luis Olivera. Responsable del CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado). Hombre fuerte de la policía, probablemente más allá del ministro, que le había elegido para sustituir a Pino y ser, desde ayer, el nuevo DAO. Su nombramiento ha quedado en suspenso por la tormenta de grabaciones. Llegó alto con Juan Cotino. Fue jefe de la UDEF en los años (2012) en que acompañaba a Martín Blas a Cataluña para presentarle a fiscales y jueces anticorrupción. Con fama de “independiente”, “muy listo” y “capaz de ser condecorado por destapar el Gürtel y por volverlo a tapar”.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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