Mejor ahora que luego
Ante la imposibilidad de Rajoy de ser presidente, lo único que vale la pena discutir es el anuncio de su renuncia
Es tan evidente que el actual presidente del Gobierno en funciones no podrá ser presidente del que se forme tras las elecciones que lo único que merecería la pena discutir sería la oportunidad del anuncio de su renuncia, si ya desde ahora o si esperar a las presiones que sobre él se ciernan cuando no le quede más remedio que echarse a un lado. La evidencia no procede de alguna perversa cualidad de la persona, sino de lo que significa y representa en un momento como el actual: presidente de un partido que tiene en la cárcel o bajo procesos judiciales a varios responsables de su aparato central y de sus mayores organizaciones regionales. No importa que él se haya o no llevado ni un euro a su bolsillo. Políticamente, esto es ahora lo de menos; lo de más es que bajo su presidencia el partido ha presenciado —y lo que te rondaré— un interminable desfile por los juzgados de gentes que contaban con todo su apoyo.
Y eso ocurre en un momento político en que cinco o seis cuestiones urgentes, que todos nos sabemos ya de memoria de lo archirrepetidas que nos las tenemos dichas, esperan para entrar en vías de debate y resolución la formación de un Gobierno que en su presidente y en los ministros que lo constituyan no puede de ninguna manera evocar la corrupción que durante años ha campado por sus respetos. Que la cosa no va con Mariano Rajoy, hombre; que va con la posible formación de un Gobierno de la derecha, obligado por vez primera a sostenerse, no en un pacto de legislatura con un partido nacionalista como era costumbre cuando no había mayoría, sino en una coalición y un programa común con otro partido, recién nacido e impoluto, de su propio campo, aunque ubicado más al centro; una situación inédita que posibilitará una renovación del amplio campo de la derecha, pero que exigirá condiciones que el actual presidente, por lo que representa, no puede cumplir.
De manera que un anuncio comedido, del tipo: no pondré ningún obstáculo personal, etcétera, será mejor ahora que luego. Ni Ciudadanos ni nadie facilitará la investidura si Rajoy se obstina en presentarse, porque nadie con algo de cabeza busca nunca su propia ruina.
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