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Las banderas comunistas de IU en los mítines incomodan en Podemos

Los símbolos chocan con la imagen de transversalidad ideológica que busca proyectar el partido de Pablo Iglesias y generan malestar en algunos sectores

Elsa García de Blas
Una bandera republicana, en el mitin de Unidos Podemos en Ciudad Real.
Una bandera republicana, en el mitin de Unidos Podemos en Ciudad Real.BERNARDO PÉREZ
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Communist symbols jar with Podemos’s message of moderation

El primer acto público nacional de la coalición de Podemos e Izquierda Unida reveló el pasado martes una imagen inusual que el partido de Pablo Iglesias quería evitar: entre la marea de simpatizantes que se mezclaron por primera vez en la plaza de la Constitución de Ciudad Real, sobresalieron las grandes banderas comunistas (con la hoz y el martillo) y republicanas que portaban los de IU. La sorpresa y cierta incomodidad fue patente en algunos dirigentes de Podemos, no acostumbrados en sus mítines a estos emblemas, que colisionan con la estética de los actos del partido, alejada de la identificación en la izquierda. Precisamente, uno de los motivos de la estrategia del número dos de Podemos, Íñigo Errejón, de que los socios desarrollaran campañas separadas, fue su recelo a que sus mítines se llenaran de banderas rojas que pudieran desbaratar su proyecto de mayorías.

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Pero la campaña de Unidos Podemos será al final un híbrido entre un circuito de actos conjuntos y actos separados, y en el primer mitin compartido, en el que participaron el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, y el candidato de IU, Alberto Garzón, quedó patente que los temores del director de campaña de Podemos podían cumplirse. Su entorno no ha tardado en dar señales de malestar por las banderas de IU. Al mismo tiempo, la federación de izquierdas ha enviado a algunas federaciones instrucciones para que prioricen las banderas regionales sobre las comunistas o republicanas, y ha difundido un argumentario sobre el comunismo en el que dice a sus cuadros que no hay que negarlo y que la mejor salida es el sentido del humor para quitar hierro a la campaña del miedo anticomunista.

Un ejemplo de los recelos en Podemos queda reflejado en un canal de la red social de Telegram, llamado Pueblo, Patria, Podemos, en el que los partidarios de este dirigente difunden textos entre sus más de mil miembros. “Los grandes poderes de este país estarían encantados de que siguiéramos haciendo política en torno a símbolos que, además de no representar a la mayoría social de hoy día, también han sido derrotados en el plano simbólico, político y cultural. La batalla por la recuperación de nuestras instituciones y la soberanía popular exige inteligencia, responsabilidad y altura de miras”, dice el texto difundido.

El mensaje incide en la estrategia clave de Podemos: “Conectar con la mayoría social en torno a consensos de sentido común”, que describen como democratizar las instituciones, fortalecer el Estado social y acabar con el “saqueo” de lo público. Porque, subrayan, “no toda la gente golpeada por años de políticas antisociales e indignada por el saqueo de lo público se emociona ante los mismos símbolos (…) pero sí pueden compartir la necesidad de recuperar la dignidad de nuestro pueblo”. Los “vestigios del pasado” que no “reflejan la complejidad del mundo actual”, prosigue el texto, no deben ser el camino a seguir, y es importante no errar el tiro en campaña. “No nos podemos permitir ningún paso en falso en la difícil tarea de dar la batalla por recuperar nuestro país”.

La dirección de Podemos, no obstante, recalca que la diversidad también es un valor e insiste en que la lógica que marca su proyecto no es la izquierda o la derecha, sino la de la élite contra la mayoría. En el gabinete de Pablo Iglesias se remarca que esa lógica ha sido asumida en gran medida por la propia Izquierda Unida en los últimos meses, y ese es uno de los elementos que facilitó que se fraguase la alianza. La Secretaría Política de Podemos difundió cuando se cerró el pacto un argumentario en el que se felicitaba del “giro de discurso” de Alberto Garzón, aunque este lo negó después en una entrevista en EL PAÍS. Garzón, que se identifica como comunista, no tuvo reparos en finalizar el martes su intervención en Ciudad Real como solía terminar siempre sus mítines antes del 20-D. Puño en alto, proclamó: "¡Salud y República!".

Una asistente con una bandera de Podemos, en un mitín de Unidos Podemos en Ciudad Real. Al fondo, una bandera comunista.
Una asistente con una bandera de Podemos, en un mitín de Unidos Podemos en Ciudad Real. Al fondo, una bandera comunista.Bernardo Pérez

En IU son conocedores del malestar que ha causado en algunos sectores de Podemos las simbologías comunista y republicana en los mítines a través de los mensajes difundidos en las redes sociales y por otros comentarios informales, pero el asunto no ha llegado a tratarse oficialmente entre los comités de campaña de ambas formaciones. La federación de izquierdas defiende oficialmente que no va a tomar ninguna medida para que sus simpatizantes y militantes no acudan a los mítines con los símbolos que quieran —no obstante, sí ha difundido instrucciones para primar banderas regionales en algunas federaciones—, y propone poner énfasis en la marca Unidos Podemos. Una buena solución, apuntan, es que se repartieran banderas de Unidos Podemos a la entrada de los actos. 

Las banderas republicanas son habituales en los mítines de IU, algo menos las comunistas, sobre todo en la última campaña electoral del 20-D, menos identitaria después de la elección de Alberto Garzón como candidato. El perfil de Garzón —que es el líder mejor valorado por los ciudadanos, según las encuestas— cuenta con la ventaja de que llega a más sectores de los habituales de la izquierda comunista. “Yo soy más transversal que Pablo Iglesias”, defiende el propio líder de IU.

No así sus simpatizantes. Lucio Benito, de 66 años, era uno de los que ondeaba con ganas una gran bandera con la hoz y el martillo en el acto de Unidos Podemos en Ciudad Real. Coordinador de IU en el municipio castellanomanchego de Villarubia de los ojos, defendía que la bandera le acompaña desde el año 77 y que no pensaba deshacerse de ella: "Nadie me ha dicho que me dejara la bandera en casa y aunque me lo dijeran no pienso hacerlo. Esta bandera arropa a todos los trabajadores, la traigo con mucho orgullo".

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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