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Podemos buscará un discurso unitario pese a su dispersión territorial

El partido aspira a tener cuatro grupos parlamentarios en el próximo Parlamento

Francesco Manetto
De izquierda a derecha, Ada Colau, Xavi Domènech y Pablo Iglesias, en un acto de campaña en L'Hospitalet de Llobregat.
De izquierda a derecha, Ada Colau, Xavi Domènech y Pablo Iglesias, en un acto de campaña en L'Hospitalet de Llobregat. Albert Garcia

Podemos buscará un discurso unitario en el próximo Parlamento pese a estar previsiblemente representado, según el CIS y si la Mesa del Congreso lo acepta, en cuatro grupos. Los cálculos electorales y las alianzas territoriales en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia han llevado a la formación a integrarse en la candidatura catalana En Comú Podem, la valenciana Compromìs-Podemos-És el moment y la gallega En Marea. El partido quiere capitalizar su éxito pero deberá gestionar distintas voces en cuestiones como la reforma constitucional.

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La aspiración de Podemos es la de formar cuatro grupos en la Cámara baja tras el 20-D. Es decir, quiere tener uno propio y participar en otros tres con vocación específicamente territorial, llevando además la batuta de su actividad parlamentaria. Aunque no consiga ese reparto, acogerá en su grupo a varios parlamentarios procedentes de las alianzas impulsadas por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Mònica Oltra; y las mareas gallegas. Esta circunstancia puede complicar su discurso en relación con, por ejemplo, el llamado derecho a decidir y la celebración de un referéndum catalán, uno de los cinco cambios constitucionales que promueve Podemos.

Los dirigentes de la formación niegan descoordinación y choque en los mensajes. “Defendemos lo mismo en Barcelona y en Cádiz”, asegura en todos los actos de campaña su candidato a La Moncloa, Pablo Iglesias. Aun así, el partido ha diseñado una campaña electoral que hace equilibrios para dejar claro su compromiso con una consulta vinculante cuando esté en Cataluña —Iglesias ha reservado cuatro visitas a esa comunidad en dos semanas— sin excederse en ese punto del programa en el resto de España.

Tres alianzas autonómicas

En Comú Podem es la coalición impulsada por Ada Colau e integrada por Barcelona en Comú, Podem, ICV y Esquerra Unida.

Compromìs-Podemos-És el moment es la alianza promovida en la Comunidad Valenciana por la vicepresidenta autonómica, Mònica Oltra. IU rechazó integrarse.

En Marea es la candidatura pactada en Galicia entre Podemos, IU y las mareas.

Podemos empezó hace un año a constituirse como fuerza política organizada con una fuerte vocación centralista. El núcleo de fundadores del partido, la gran mayoría de ellos de Madrid, necesitaba atar los cabos del aparato con una estructura jerarquizada. El mal resultado de las catalanas y la convocatoria de las elecciones generales del 20 de diciembre obligaron a la formación emergente a replantearse la estrategia.

Podemos afronta así la campaña con al menos tres núcleos de poder autonómico que estrictamente no forman parte de la organización. La formación de coaliciones en Cataluña, en la Comunidad Valenciana y en Galicia no solo ha supuesto cesiones —aunque sus dirigentes hablan de “gesto de generosidad”— sino que configura tres focos de poder que pueden determinar el futuro de Podemos en esas comunidades.

Actos territorializados

Estas relaciones tuvieron una escenificación el pasado domingo. Iglesias, Colau y Oltra compartieron acto con Xosé Manuel Beiras, portavoz de Anova y veterano dirigente de la izquierda gallega. El líder de Podemos se comprometió, una vez llegue al Congreso, a “escuchar” las reivindicaciones de las nacionalidades históricas y apeló a la filosofía del “país de países” como única fórmula para mantener la unidad de España. Iglesias y su núcleo duro no quieren, por ejemplo, la independencia de Cataluña, aunque defiendan el referéndum. Su discurso puede chocar en sede parlamentaria con diputados soberanistas.

Con todo, los principales actos de campaña de Podemos han tenido hasta ahora un marcado carácter territorial. Ocurrió incluso en Cádiz, donde el mitin inicial, en el que Iglesias compartió escenario con Teresa Rodríguez y José María González, Kichi, se convirtió en un homenaje al andalucismo. El broche fue una interpretación del himno de Andalucía, puño en alto, envuelto en el espíritu de las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, cuando miles de andaluces salieron a la calle para reclamar la autonomía de la comunidad.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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