La Caixa celebra los diez años de su plan de voluntariado

"Estaba deseando jubilarme para ser voluntario. Somos muchos a los que nos va bien y estamos obligados a devolver algo a los demás. Con el voluntariado es posible", declara convencido Juan Reguera durante la celebración del décimo aniversario del programa de voluntariado de La Caixa celebrado este fin de semana en Sevilla. Él es el presidente de la asociación de voluntarios de La Caixa en la provincia y gestiona a 400 personas que desarrollan actividades solidarias con niños, personas mayores, presos y en convenio con otras asociaciones. "Hace unos días fuimos con los internos a la necrópolis de Carmona y estaban todos encantados. Nos pidieron para comer huevos fritos con patatas y chorizo, lo que no toman normalmente", dice ilusionado Reguera como ejemplo.

Esta es solo una de las 12.490 actividades que el programa de voluntariado ha desarrollado en los últimos 10 años y de las que se han beneficiado 1.005.150 personas vulnerables. Entre las iniciativas solidarias se colabora con niños y mayores en ciberaulas instaladas en los hospitales, con personas con discapacidades físicas, en proyectos de protección del medio ambiente, con clases de apoyo a menores en zonas desfavorecidas, en alfabetización para presos, con inmigrantes, en voluntariado internacional, en recogida de alimentos... lo que consideran necesario desde las 40 asociaciones de voluntarios repartidas por España por las que han pasado 7.370 empleados en activo, jubilados de la entidad y sus familiares para prestar apoyo.

"Los voluntarios de la Caixa se han convertido en el vivo ejemplo de la vocación social con la que fue fundada nuestra entidad. Todos ellos son una extensión imprescindible de nuestra acción social y trasladan altruistamente nuestro compromiso a quienes más lo necesitan", ha declarado durante el encuentro Jaume Giró, director general de la Fundación Bancaria La Caixa, que ha trasladado a los asistentes el compromiso de la entidad bancaria con el voluntariado. "Es una línea a potenciar e impulsar. Trabajaremos en mejorar la eficiencia para que cada euro invertido, que es difícil de ganar, se gaste de forma inteligente. También tenemos que darle visibilidad al programa para que se produzca un efecto contagio y se beneficie el mayor número de personas posibles", asegura Giró, que remarca el carácter de justicia social que acompaña a la solidaridad y el altruismo de las personas implicadas.

La voluntaria Lucía Dufol, presidenta de la asociación de voluntarios en Castellón, anima a comprometerse con el programa. "Hace falta motivación, ilusión y ganas. Muchos de los voluntarios encuentran hueco donde no lo tienen, se implican los fines de semana, es increíble", destaca Dufol, que remarca la capacidad de los jubilados para desarrollar estas acciones. "La experiencia que tienen es muy necesaria y se implican completamente", apunta. Albert Molías, presidente de la asociación de voluntarios de Lleida explica que cada persona que quiere ser voluntaria es entrevistada para ubicarla en el lugar en el que pueda ser más óptima y esté más cómoda. "Lo primero es invitarles a ver lo que hacemos y después vemos sus preferencias, su perfil, para que les guste su voluntariado", indica Molías, que fue uno de los fundadores de la iniciativa de voluntariado de la entidad.

"Hay que reconocer y agradecer el trabajo de todas las personas implicadas por haber enseñado el camino de dar sin esperar nada a cambio, aunque el que ayuda recibe más que la persona que es ayudada y estos son beneficios que no se pueden ni comprar, ni medir, ni vender", apunta Rafael Herrador, director territorial de Caixabank en Andalucía Occidental. En Andalucía se ha realizado una de las primeras Social Week (Semanas sociales)  lanzadas por la entidad, que consiste en hacer pasar unos días de función social a sus empleados en activo. "Los beneficios han sido mayores para los participantes", asegura Herrador, que anima a continuar con esta iniciativa. "El voluntariado es una herramienta para reequilibrar la realidad, para colaborar con las personas que viven obstáculos insalvables, inabordables. Cada acción de cada voluntario es como un apunte en las cuentas para hacer cuadrar las cajas", concluye Giró.