Interior alertó del riesgo de suicidio en la celda donde murió un turista
Un informe oficial avisó en junio de 2014 de las irregularidades en la comisaría de Benidorm. El documento reclamaba reparar las puertas de los calabozos, cámaras y timbres de alerta
El británico Anthony Abbott, de 36 años, murió el pasado 23 de febrero media hora después de cruzar la puerta del calabozo de la Comisaría de Benidorm. Fue arrestado por alterar supuestamente el orden en el hotel Palm Beach de esta localidad alicantina donde se alojaba de vacaciones con su esposa y dos hijos de siete y ocho años. "La policía me dijo que mi marido falleció tras ahorcarse con una manta en la celda", recuerda por teléfono la viuda, Catherine Corless, de 28 años.
Abbott fue enterrado dos semanas después en su ciudad natal, Bolton (Gran Manchester). Su familia sostiene que existe una investigación abierta en el Reino Unido para esclarecer las causas de la muerte. La viuda ha recaudado ya 7.000 euros a través del sistema de crowdfunding para, entre otros gastos, contratar a un abogado en España. Corless afirma que el cuerpo presentaba golpes en la cabeza cuando salió de la comisaría y que la policía española no le entregó el jersey que vestía su marido antes de ser arrestado. La celda donde murió Abbott carecía de cámaras de vigilancia.
El Ministerio del Interior redactó, quince meses antes de la muerte de Abbott, un informe interno a través de la Secretaría de Estado de Seguridad que instaba a adoptar medidas para prevenir suicidios en los calabozos de la comisaría de la Policía Nacional de Benidorm (Alicante). El documento reclamaba colocar una nueva cámara de seguridad en las celdas, reparar puertas e instalar timbres. Las prisas se justificaban por un intento de suicidio frustrado en las mismas dependencias en marzo de 2014.
"La policía me dijo que mi marido falleció tras ahorcarse con una manta en la celda", dice la viuda
El organismo advirtió en junio de 2014 del peligro de que los detenidos en la Comisaría de Benidorm pudiesen quitarse la vida. Un informe inédito de 113 páginas de este organismo dependiente del Ministerio del Interior al que ha tenido acceso EL PAÍS instó entonces a cambiar las puertas de las siete celdas de las dependencias para evitar la introducción de "tiras de mantas u otros elementos susceptibles de poder causar intentos de suicidio por el método del ahorcamiento". El documento recoge las dificultades para monitorizar las 12 plazas de los calabozos. La única cámara instalada impide una panorámica completa de las celdas. "Durante la visita se constató que la cámara aludida presenta zonas en ese pasillo sin visión. Asimismo, se comprobó que el sistema de audio no funciona".
El informe alerta de la ausencia policial permanente en los calabozos. Y desliza que los arrestados deben gritar para ser atendidos, ya que las celdas se encuentran en el semisótano y el puesto de control de seguridad, en la primera planta.
El organismo subraya que la seguridad de estas dependencias donde trabajan 324 agentes empeoró tras una reforma realizada en noviembre de 2013. "Antes de las obras [...] los propios detenidos sacaban las manos por los barrotes y se les podía ver por las cámaras. Esta circunstancia ya no pude darse porque, con el sistema de puertas y barrotes, no hay espacio". El texto recuerda que el 26 de marzo de 2014 un arrestado ya intentó ahorcarse en la celda colectiva colgándose con la tira de una manta. El detenido J. R. A, que fue trasladado de urgencia al Hospital de Vila Joiosa (Alicante), ocupaba una de las zonas invisibles para las cámaras de seguridad.
La Secretaría de Estado de Seguridad concluye que resulta necesario instalar una cámara de vigilancia en el pasillo de la comisaría para cubrir el área desatendida y un dispositivo en cada celda. También colocar timbres en los calabozos y reparar el sistema de avisos sonoros. Y solicita clausurar la precelda, un calabozo previo situado en la planta baja de la comisaría. El Ministerio del Interior sostiene que “todas las deficiencias recogidas en el informe fueron subsanadas”. El sindicato Unión Federal de Policía (UFP) de Benidorm lo niega. El próximo lunes una manifestación recorrerá la ciudad alicantina para reclamar "más transparencia" en las instalaciones policiales y mayor seguridad. “No entendemos por qué Anthony Abbott fue detenido y murió”, explica un portavoz en España de la familia.
Marihuana en la azotea de la comisaría y otras irregularidades
La Secretaría de Estado de Seguridad advierte del riesgo de almacenar la marihuana decomisada en la azotea de una comisaría, como ocurre en Benidorm. La decisión se tomó “al no existir otro lugar apropiado para guardar y secar” la droga. La llave de la última planta, según el informe, la custodia el responsable de estupefacientes. Eso no impide que los narcóticos puedan “deteriorarse o desaparecer”. La comisaría de Benidorm almacenaba en mayo de 2014, 200 plantas de marihuana y cogollos. “El depósito no reúne las condiciones idóneas ni necesarias”, sentencia el documento.
El informe del organismo de Interior subraya además las "vulnerabilidades" en la gestión del servicio de protección a las víctimas de la violencia de género. "No se cumple el riesgo con la obligación de efectuar las evaluaciones de riesgo y su evolución", recoge el texto oficial.
El documento reseña deficiencias como la ausencia de un plan de evacuación en los calabozos, cables eléctricos al descubierto, un control inadecuado de las armas o el “lamentable” estado de conservación de los cascos.
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