El vuelo del buitre
Estamos otra onda, la de Monedero e Iglesias presentando sus ideas en el jacobino Club des Cordeliers de Paris
Cuando Pablo Iglesias dedicó a su compañero un almibarado adiós del grupo dirigente de Podemos, le invitó a dejar las ataduras del trabajo de dirección para entregarse a la libertad del vuelo propio de su calidad intelectual. Viniendo de un Alma Mater como la Complutense, según el mismo Monedero se presenta en su ficha, sin concesiones a la retórica vacía ni al autobombo, no cabía esperar otra cosa. Una primera impresión llevaba entonces a pensar que ese vuelo sería el de la corneja, adecuado según el mito para marcar direcciones sin excesiva altura. Ahora el comentario incluido en su blog a la condena del opositor venezolano Leopoldo López lleva a pensar que el vuelo es de otra naturaleza. El episodio también sugiere que estimaciones anteriores comparando al político con un personaje de Doctor Zhivago, el novio bolchevique de Lara, un romántico obstinado de la revolución, carecían de sentido. Estamos en otra onda, la de Monedero y el mismo Iglesias presentando sus ideas en el jacobino Club des Cordeliers de Paris, a partir del elogio a Marat y a Robespierre: la democracia como régimen de supresión de toda disidencia
Solo que en este caso desde una falsificación inaceptable. De cara a los lectores españoles, Monedero compara a López y los suyos con ETA, asaltando al poder democrático establecido, y no conforme con ello, él mismo se sumerge en el sujeto colectivo que sufrió, antes en España, hoy en Venezuela, el ataque del terrorismo. Las manifestaciones anti-Chávez son kale borroka. Y la condena de López por una justicia democrática, irreprochable.
Por un inexplicable ataque de amnesia, Monedero olvida que en la génesis de su grupo, Contrapoder, las acciones agresivas secundaban en símbolos y argumentos, al mundo de ETA. “Vosotros fascistas, sois los terroristas”, gritaban a demócratas amenazados de muerte.
Resulta entrañable que Monedero siga fiel al chavismo, aun con Maduro al frente. Queda un poco mal su papel de politólogo. Supone un torpe encubrimiento afirmar que Venezuela es hoy una democracia, cuando las elecciones son preparadas mediante la inhabilitación y el encarcelamiento de los opositores —claro, son conspiradores si se oponen a un régimen de corrupción y caos económico—, y explícitamente no hay división de poderes. Y es que democracia no es solo ir a votar, sino hacerlo desde condiciones de igualdad entre distintas opciones políticas y con libertad de expresión y de manifestación; lo cual, allí donde el chavismo impera, incluidas sus ínsulas, falta por completo. Con independencia de su responsabilidad, López estaba condenado de antemano.
Volvamos a esa Revolución francesa, que según Iglesias llegó a la democracia guillotina mediante, y que el chavismo recupera con una versión cutre del jacobinismo: gobernar es destruir al adversario.
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