Interpol participa en la búsqueda de las dos chicas desaparecidas en Cuenca
Fuentes cercanas a la investigación barajan la posible huida del exnovio de una de ellas
La búsqueda de las dos chicas desaparecidas en Cuenca el pasado jueves continúa ahora con la participación de Interpol. Todas las sospechas se concentran en el exnovio de una de ellas, desaparecido el mismo día, y con antecedentes por malos tratos y retención de una novia anterior. Los investigadores barajan la posibilidad de que haya huido de España y no descartan la participación de otras personas. Han reconstruido el cautiverio de una novia a anterior la que supuestamente retuvo en el pueblo de los padres, Palomera. Pero allí no se han encontrado pistas ni de Laura del Hoyo ni de Marina Okarynska.
El exnovio de Marina Okarynsk tiene una denuncia por agresión sexual y otra por la "detención ilegal" de una pareja anterior
El rastro de las dos jóvenes se pierde en un nombre: Sergio Morante. Casi nada se conoce todavía de ese joven de unos 30 años que había sido novio de Marina durante un tiempo y a cuya casa se dirigían las dos amigas, de 24 y 26 años, antes de que se esfumasen el jueves por la tarde.
El último mensaje de WhatsApp en el móvil de Laura, encontrado extrañamente dentro de su coche junto a su bolso y las pastillas que tomaba diariamente por una dolencia cardíaca, es precisamente el de la cita con su amiga de origen ucranio a la que había conocido en Valencia. La acompañaba para recoger algunas cosas personales que se había dejado en el piso de su expareja, en el barrio del Pozo de las Nieves en Cuenca, donde antiguamente había precisamente eso, un pozo que se llenaba de nieve y se cubría con paja de manera que hasta en verano podía recogerse. Hoy es un barrio humilde, vecino del casco viejo de la ciudad. La casa de la madre de Laura se ubica en un segundo piso de un edificio de tres plantas, frente a un pequeño parque. Este martes permanecía cerrada a cal y canto, con las persianas bajadas.
“Baja”, decía ese último mensaje de su teléfono hacia las cinco de la tarde del pasado jueves. Supuestamente las amigas fueron juntas a casa de Sergio. Después, la nada, el vacío y la angustia de la ausencia de respuestas a llamadas y mensajes de familiares y amigos durante una larga noche que se hizo eterna. Hacia las tres de la madrugada del viernes, los padres de las chicas, desesperados, se presentaban en la comisaría para denunciar su desaparición.
Desde “el minuto cero”
La actuación policial no se hizo esperar y ahora ya cuenta también con la participación de Interpol, según fuentes cercanas al caso. No esperaron ni 24 ni 72 horas para darlas por desaparecidas. Se pusieron en marcha de inmediato, “actuaron desde el minuto cero”, no solo por el comprensible desasosiego de los padres sino por los antecedentes de Sergio, sobre el que pesaba una denuncia por agresión sexual “y por detención ilegal”.
Un familiar de las chicas comenta sobre el principal sospechoso: “Parece un tipo muy astuto y calculador”
Aunque las investigaciones se centran en Sergio desde el primer momento, y pese a que también sus padres denunciaron su desaparición, no consta nada a su nombre, “ni casa, ni coche, ni nada”, señalan fuentes cercanas a los juzgados, a los que este martes fueron a declarar varios familiares de las desaparecidas. Desde el lunes a mediodía el juez de instrucción del juzgado número 2 de Cuenca que lleva el caso decretó el secreto del sumario.
Registro domiciliario
Nada se había encontrado, según fuentes cercanas al caso, este martes en el registro que los investigadores realizaban en su casa de la urbanización Ars Natura, en la parte nueva de Cuenca. Una zona a no más de un kilómetro y medio de la casa de Laura, que colinda con un gran parque y rodeada de amplios descampados en los que este martes esperaban los policías de los Guías Caninos llegados de Madrid para empezar a trabajar en la búsqueda de las dos chicas.
Tampoco aparece Sergio —al menos con su nombre— ni en Facebook ni en Twitter. Y, fuentes cercanas a la investigación, aseguran que “no ha usado las tarjetas de crédito ni de débito” desde el día de su desaparición. Las pistas son escasas. Un familiar de las chicas, abrumado por las circunstancias, aseguraba: “Parece un tipo muy astuto y calculador”.
No se descarta la participación de otras personas en la desaparición de las chicas. La cooperación de Interpol en la búsqueda apunta a que los investigadores barajan la posibilidad de que Sergio, sobre el que en estos momentos se ciernen todas las sospechas, ha podido huir de España. Los vecinos echan en falta uno de los coches que él solía usar.
El caso de una exnovia retenida
Sergio Morante “ya tuvo retenida a otra chica durante varios días; no es solamente maltrato”, señalan fuentes cercanas a la investigación. La policía localizó a la joven, exnovia de Morante, también de Cuenca, y reconstruyó los pasos de su cautiverio, que terminan a nueve kilómetros de la capital, al final de la imponente hoz del Huécar, en un pequeño pueblo llamado Palomera. De allí es oriunda la familia de Sergio, allí es donde sus padres tienen una casa —aunque vivan y trabajen en Cuenca— y donde su abuela Gabriela regentaba en la plaza una bar con su nombre, el Bar La Gabriela, en el que trabajó la desaparecida Marina Okarynska “hace un par de veranos”, según recuerdan ahora los vecinos.
Por allí, por esa población que apenas supera el centenar de habitantes en invierno, es por donde se dejaba ver Sergio “cada dos por tres, aunque no tenía muy buena relación con los padres después de estar un tiempo en la cárcel por malos tratos”, dicen los vecinos. Y hasta allí, según fuentes cercanas a la investigación, condujo a aquella chica, la retuvo y después la liberó. La policía rastreó esa zona el primer día, sin éxito. Ni rastro de Laura ni de Marina en Palomera hasta el momento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.