El día que Rui se embolsó 1.079 millones de euros
Un juzgado investiga si un exconductor de autobús estafó a 1,8 millones de inversores La firma prometía una rentabilidad anual del 350% y se extendió por 26 países
El portugués Rui Pires se presentaba como un visionario. “¡Quiero acabar con la pobreza!”, proclamaba. No hay constancia de que este antiguo camarero y conductor de autobús haya erradicado la miseria del planeta. Más bien todo lo contrario.
El Juzgado número 5 de Granada investiga si el presunto filántropo ideó un timo que esfumó los ahorros de 1,8 millones de inversores de 26 países. Su empresa se presentaba como una ecuación de éxito denominada LibertaGia que recaudó en menos de dos años 1.079 millones de euros, según la documentación a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Su señuelo era una rentabilidad anual de hasta el 350%. El espejismo del dinero fácil se quebró en agosto de 2014, cuando cerró el grifo de los pagos esta compañía definida por la Guardia Civil en un informe como “piramidal”.
La fórmula del éxito de LibertaGia sedujo a 250.000 españoles
Rocío M. confió en LibertaGia los 8.300 euros de su indemnización por despido. Hoy, sufre una crisis de ansiedad. “Ha sido muy duro”, admite esta desempleada de 53 años. Como ella, 250.000 españoles compraron el mensaje de la fortuna exprés de Rui Pires, según la investigación judicial. Nestor Cabrera, un cubano de 51 años residente en Angola, concibió la inversión como una alternativa a la crisis. “Simbolizaba la empresa perfecta”, argumenta este experto en contabilidad. “Me llegué a enamorar [de la compañía]”, añade la jubilada rusa Liubov Yurgens, que confió al sistema 8.300 euros.
Para desgranar el ADN de la presunta estafa hay que desplazarse al Parque de las Naciones de Lisboa. Octubre de 2013. Rui Miguel Pires Salvador, un portugués con dotes de telepredicador, presenta en sociedad a LibertaGia. Un centenar de invitados asisten al acto, donde un abogado reitera la solidez de la empresa. Se anuncia una inversión millonaria para pagar a los ahorradores y la inminente salida a bolsa. La firma se desmarca de las estructuras piramidales tipo Ponzi, como la que levantó hasta 2008 en Wall Street el financiero Bernard Madoff. La sociedad para cobrar a los inversores se constituye un mes antes con un capital de 5.000 euros bajo el nombre de Joiadmirada Unipessoal Lda.
España encarna desde la génesis un destino clave en la expansión internacional, según un exdirectivo. El primer viaje de Rui Pires Salvador es a Valencia. El periplo incluye la Ciudad de las Artes y las Ciencias y recauda cinco millones de euros, según la misma fuente. El presunto estafador desembarca después en A Coruña. La firma abre una oficina en la calle Emilio González López de la ciudad gallega a través del empresario hostelero Javier Figueiras. Hoy, este último, que metió a 150 personas, se presenta como una víctima más con cinco millones retenidos en la pirámide.
Figueiras asegura que sospechó de las promesas de dinero fácil tras una reunión celebrada en febrero de 2015 en Lisboa, donde la directora de la compañía LibertaGia Mondial, Cristina Vieira, le confesó que la firma estaba siendo investigada por Interpol. Vieira niega esto último y declina detallar la identidad de los accionistas de su sociedad, que está domiciliada en el número 6 de la calle Cumberland de Nassau, en el antiguo paraíso fiscal de Bahamas. La Guardia Civil, sin embargo, sitúa a Vieira como directora de operaciones y apunta a Bahamas como centro neurálgico de la trama.
EL PAÍS ha intentado sin éxito contactar con Rui Pires. Un exdirectivo de la empresa asegura que el ideólogo de LibertaGia reside con sus tres hijos en un lujoso chalé a las afueras de Lisboa. Esta fuente reconoce que el hombre que presumía de haber inventado la fórmula de la fortuna le confesó que, tras la compañía, se encontraba un grupo de inversores brasileño denominado G12. Se trataría de faraones —inventores de estafas piramidales— que huyeron de Brasil tras el endurecimiento de las leyes en este país por el caso TelexFree, un fraude planetario que atrapó en 2014 a más de un millón de ahorradores. El propio Rui Pires Salvador perteneció a Bbom, una empresa denunciada por la Fiscalía de Sao Paulo por operar como una pirámide financiera.
La Guardia Civil cree que la firma funciona como una pirámide financiera
La decena de afectados consultados se siente impotente. Los presuntos delincuentes han desaparecido. Nadie descuelga el teléfono en las oficinas lisboetas. Y el paradero de los 1.079 millones de euros es una incógnita. “Vamos a intentar recuperar el dinero”, confía Antonio José García Cabrera, de Lemat Abogados. Más de 500 afectados de España, Colombia, Rusia, Nicaragua, Perú y Chile se han sumado a la acusación particular que ejerce este letrado. Cabrera trabaja para que la Audiencia Nacional investigue la causa. La Guardia Civil reconoce que carece de medios para indagar este alambicado fraude. Entretanto, LibertaGia sigue reclutando hoy a nuevos aspirantes a millonario.
investigacion@elpais.es
70 euros diarios por ver anuncios durante cinco minutos
LibertaGia ofrecía a sus inversores una rentabilidad anual de hasta el 350% a cambio de ver anuncios en Internet. Una labor de cinco minutos diarios que no requería pericia informática. Y permitía —en teoría— ganar 70 euros diarios a sus socios. Los anunciantes —también en teoría— pagaban a LibertaGia porque con los clicks mejoraba la posición de sus marcas en los buscadores. Y Rui decía que con este dinero retribuía a sus inversores. El sistema se extendió como la pólvora por la red como si de un virus se tratase. La firma se presentaba como una compañía del denominado sector multinivel. Los investigadores, sin embargo, creen que operaba bajo un esquema de pirámide financiera, cuya subsistencia depende de la constante entrada de nuevos miembros. De lo contrario, la arquitectura se desploma. Cuando arreciaron los primeros rumores de estafa, la empresa ofreció a sus inversores cobrar mediante una tarjeta de crédito. La mayoría de los afiliados pagó 53 euros por recibirla pero no pudo sacar el dinero. La deuda pendiente de la firma engorda en 134 millones cada mes, según la documentación que maneja el Juzgado número 5 de Granada.
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