Cifuentes abandera la renovación del PP al criticar la corrupción
La futura presidenta de la Comunidad de Madrid hace una declaración de intenciones frente a los escándalos que han sacudido a los Gobiernos de Aguirre y González
Cristina Cifuentes reforzó este martes su condición de abanderada del sector más renovador del PP con un discurso de fuerte contenido social y de “tolerancia cero” con la corrupción. Hizo toda una declaración de intenciones frente a los escándalos que han sacudido los últimos años de los Ejecutivos de Esperanza Aguirre e Ignacio González. Cifuentes, primera candidata popular sin mayoría absoluta en 20 años, será investida hoy presidenta de Madrid con el apoyo de Ciudadanos, que le ha impuesto 76 condiciones programáticas que ella comparte.
Cifuentes lleva meses concentrada en un reto mayúsculo: alejarse políticamente de sus predecesores en el Gobierno regional. Diferenciar sus proyectos —marcados por Gürtel, Púnica, 4.000 millones en recortes y proyectos fallidos como Eurovegas— del suyo, sin el toque liberal de antaño. Consciente de que su futuro y el del nuevo PP pasa por distanciarse de los errores recientes del partido en una autonomía donde gobernaba a sus anchas desde 1995, la futura presidenta marcó en su discurso de investidura en la Asamblea más distancias que nunca con Aguirre y González.
Bajada de impuestos y guiños sociales
- Impuestos a la baja. Cifuentes se compromete a "continuar bajando" todos los impuestos, entre ellos el tramo autonómico del IRPF, que Ignacio González ya redujo dos veces en sus dos años y medio como presidente de Madrid. Ciudadanos comparte la política fiscal del PP.
- Ampliación del abono de transportes para jóvenes. La próxima presidenta ampliará el límite de edad del abono joven de 23 a 26 años, con una tarifa de 20 euros para todas las zonas de la Comunidad de Madrid. Los desempleados de larga duración incorporados al programa de activación de empleo tendrán una tarifa de 10 euros.
- Guarderías un 20% más baratas. Las escuelas infantiles de 0 a 3 años se beneficiarán de una bajada de sus tasas (varían en función de la renta) del 20%. La idea es de Ciudadanos, que pedía dejarlas en la mitad.
- 500 nuevos profesores de secundaria. Ciudadanos, que también incluyó esta medida en el pacto con el PP, reclamaba en un primer momento la contratación de 1.700 profesores.
- Cheque cultural de 100 euros anuales. Sus destinatarios serán los menores de 30 años y personas mayores para espectáculos y acontecimientos culturales.
“El 24 de mayo se abrió un tiempo nuevo de la política. Las urnas nos dijeron alto y claro que hay cosas que no se estaban haciendo, que había cosas que no se estaban haciendo bien. Y que la política y la corrupción no pueden ir jamás de la mano. Estamos para servir a los ciudadanos, no para servirnos de ellos”, expresó Cifuentes. “Esta es la hora de la valentía y un tiempo para el desafío, en el que no cabe la conformidad ni la complacencia”, para-fraseó al presidente John Fitzgerald Kennedy.
El PP se dejó en las elecciones autonómicas 24 escaños de los 72 que tenía en 2011. El apoyo de Ciudadanos, con 17 diputados, le garantiza, mientras cumpla el pacto de 76 puntos firmado la semana pasada, los 65 escaños que otorgan la mayoría en el hemiciclo. La diferencia de la suma de diputados del PSOE (37) y de Podemos (27) es la mínima con respecto a la del PP y Ciudadanos: un parlamentario de margen.
La presidencia regional es el paso previo para que Cifuentes, que además es laica y republicana, afronte el siguiente reto: presidir el PP de Madrid. “Para eso primero tiene que tener poder, ¿y qué mejor que el poder institucional?”, subraya un miembro de la dirección nacional del partido. Aguirre, presidenta desde 2004, anunció la semana pasada que no se presentará a la reelección. González, secretario general desde 2012, también está de salida, aunque ambos, al menos formalmente, continúan siendo los dos responsables del partido en Madrid.
Apoyo de Génova
La dirección nacional ya ha dejado claro que, al menos hasta después de las generales y del congreso nacional posterior del PP, Madrid no relevará a Aguirre. Aun así, la presencia de Pablo Casado, vicesecretario general de Comunicación del partido, este martes en el Parlamento regional se interpretó como un guiño de la cúpula popular a Cifuentes, su candidata frente a Aguirre y González, con los que Mariano Rajoy no sintoniza desde el congreso de Valencia de 2008. El besamanos a Cifuentes y Casado en los pasillos del Parlamento regional resumió lo que se está produciendo en Madrid, con Aguirre y González relegados a un papel más discreto.
En contra de lo que el partido defendía hasta ahora, Cifuentes ha reiterado que no privatizará la gestión de ningún hospital y mantendrá la titularidad 100% pública del Canal de Isabel II Gestión, una de las empresas públicas más rentables (225 millones de beneficio en 2014). La urgencia para abrir comedores escolares es otra muestra más de la variación en el discurso y el relevo en el poder dentro del PP,
La revisión de las políticas del PP de las últimas tres legislaturas, forzadas por Ciudadanos y que a Cifuentes no le han venido mal como justificante en el frente interno, no termina ahí: la “despolitización” y “profesionalización” de Telemadrid implica el reconocimiento de la falta de independencia de la cadena. La elección de su director general y del consejo de administración se realizará por mayoría cualificada (tres quintos) en la Asamblea. De lo poco que Cifuentes no reniega es de la política fiscal que ha convertido a Madrid en la región con los impuestos más bajos de España. Ni siquiera aplica Patrimonio.
El portavoz del PSOE, Ángel Gabilondo, ironizó tras escuchar el discurso con que se trataba de “una enmienda a la totalidad de las políticas [del PP] seguidas hasta ahora”. José Manuel López, portavoz de Podemos, fue más lejos: “Cifuentes dice ser un antes y un después. Es un cambio saludable en las formas, pero es más de lo mismo”.
El Gobierno saliente duda de las promesas de la candidata
Responsables del Gobierno en funciones de Ignacio González dudan de que Cristina Cifuentes pueda llevar a cabo las políticas sociales de su programa, con la promesa de una bajada de “todos” los impuestos y un aumento del presupuesto de sanidad y educación, dado el aumento significativo que implicaría del gasto público. El objetivo de déficit este ejercicio para las comunidades autonómicas es del 0,7%, tres décimas menos que en 2014, lo que equivale a un recorte de 600 millones de euros. Cifuentes tiene que afrontar ese ajuste si quiere cumplir con los objetivos fijados por el Ministerio de Hacienda, que dirige Cristóbal Montoro.
La Comunidad de Madrid gastó 2.500 millones más de los que ingresó el curso pasado, que cerró con un déficit del 1,34%, por encima del 1% fijado como techo para las autonomías. El consejero de Economía y Hacienda, Enrique Ossorio, justificó que se debía en parte a 386 millones en sentencias.
Cifuentes reclamó ayer en su discurso un nuevo modelo de financiación autonómico, que Madrid reclama desde verano de 2012. Lo hizo alejada del estilo aguerrido de González, el primer presidente autonómico que planteó la modificación del sistema de forma reiterada en sus dos años y medio de mandato. El Gobierno de Mariano Rajoy ignoró sus peticiones. Cifuentes apeló ayer al “enorme perjuicio económico” para Madrid, “valorado en una pérdida de ingresos de mil millones de euros anuales”.
El compromiso de las comunidades autonómicas para 2016 es rebajar los números rojos al 0,3%, para llegar al equilibrio presupuestario en 2017. Podemos, en sintonía con el resto de partidos de la oposición, exige la creación de una comisión de investigación centrada en la deuda de Madrid, que se ha desbocado de 15.000 a 25.000 millones entre los años 2011 y 2014.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.