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Jordi Sevilla: “El PSOE no va a dar miedo a empresas ni a inversores”

"La crisis la ha pagado gente, que se ha sentido muy sola”, afirma el exministro de Zapatero

Jordi Sevilla, durante la entrevista.
Jordi Sevilla, durante la entrevista.Luis Sevillano

Jordi Sevilla (Valencia, 1956) es un caso de puerta giratoria al revés. Vuelve de la empresa privada (PwC) a la política perdiendo dinero para dirigir el programa económico del PSOE a petición de Pedro Sánchez. Ha escrito varios libros y es asiduo de las redes sociales.

Pregunta. Hay quien encuentra un paralelismo de su nombramiento con el de Miguel Sebastián por Zapatero cuando usted era responsable de Economía.

Respuesta. Hay una diferencia, yo voy a contar con el secretario de Economía plenamente y con toda la Ejecutiva

P. ¿Cuándo le hizo Pedro Sánchez la propuesta?

R. Hace un par de semanas. Me dijo que si quería volver a la política. Le dije que sí, si era para participar en la campaña electoral.Y nos conocemos bastante bien como para que me haya podido seducir para este proyecto.

P. ¿Cómo le sedujo?

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R. El PSOE ha hecho un proceso de regeneración y renovación interna muy importante que él encabeza. Hemos vivido épocas muy turbulentas y hace falta recuperar el orgullo de la socialdemocracia que modernizó España y restañar las heridas. Este es un país donde muchos juegan a la fractura y al miedo y hace falta gente que crea que las cosas se deben hacer de manera diferente.

P. ¿Si ganan las elecciones será ministro?

R. Si ganamos las elecciones, la alegría será tan grande que estaré dispuesto a aceptar, incluso, ese tipo de propuestas.

P. Pero antes tienen que convencer y ganar.

Las empresas son las que crean empleo y el Estado debe distribuir la riqueza”

R. Para eso he venido. La crisis la ha pagado mucha gente que no es responsable de ella y se ha sentido sola. Un Gobierno socialista no puede permitir que a la gente que lo necesita se le dé la espalda. En ese sentido, tenemos que ser cuidadosos para no hablar solo de recuperación económica, sino también social y moral.

P. ¿Existe esa recuperación?

R. Es un poquito de cartón piedra. Viene del exterior (los precios del petróleo y la política del BCE) y tiene unos cimientos poco sostenibles. Además, hemos salido de la recesión, pero no de la crisis, y a base de despedir trabajadores y bajar salarios. El modelo del PP no es el que yo creo que debe consolidar una recuperación.

P. ¿Y qué propone?

R. Acabo de llegar. Vamos a trabajar en unas líneas claras: estabilidad presupuestaria; actuar explícita y directamente contra la pobreza; recuperar el Estado de bienestar que el PP ha destrozado y modernizar el aparato productivo. Es decir, un modelo de crecimiento que se base en el valor añadido y no en abaratar costes laborales.

P. ¿Esto lo puede hacer la política?

R. Lo tiene que hacer la política junto con las empresas. Las empresas son las que crean empleo y el Estado tiene que distribuir la riqueza y atender los servicios sociales. Crecer para distribuir. Estamos en un momento en que la política económica parece que persigue crecer por crecer o para hacer más ricos a los ricos. Creo que el debate está no en gastar mucho, sino en gastar bien.

P. ¿Se va a ver la ideología en el programa económico?

R. Ideología e ideas. Nosotros somos lo que somos, no necesitamos travestirnos ni inventar nuevos espacios políticos.

P. El PP avisa del miedo a los pactos de los socialistas.

R. Están muy nerviosos. Le debe dar miedo a Rajoy, porque ve la posibilidad de perder la Moncloa. Pero el PSOE no da miedo a las empresas ni a la inversión extranjera ni a los ciudadanos, solo a Rajoy porque teme perder el Gobierno. El PSOE ha gobernado y gobierna en muchas comunidades y ayuntamientos con un proyecto en el que su único pacto sea intentar que sea con una mayoría de españoles que le den el respaldo. Ese es el empeño que tengo.

P. ¿Qué reformas salvaría?

Creo que el debate está no en gastar mucho, sino en gastar bien

R. Hemos vivido una reforma financiera que ha sido impuesta; una reforma energética que hace que la energía sea la más cara de Europa y que el nuevo Gobierno tendrá que revisar, y una reforma laboral que lo único que ha permitido es facilitar los despidos y los salarios a la baja.

P. Ustedes tienen el compromiso de derogar la reforma laboral.

R. La están derogando los tribunales, revisando artículo por artículo. Por tanto, no tendremos necesidad de hacerlo. Lo que no quiere decir que no necesitemos hacer otra cosa. Hay que hacer reversible los recortes, la caída en I+D, el parón en digitalización y una reforma laboral. 

P. ¿Apoya el contrato único?

R. Es una falsa solución. Esto no quiere decir que entre el contrato único y los más de 40 que tenemos no haya que tomar determinaciones. Hace falta un contrato indefinido; un contrato por obra y servicio; uno en prácticas y, quizá alguno más.

P. Esa es una propuesta de Ciudadanos. ¿Qué le parece?

R. Yo no he visto un programa. He visto medidas, algunas muy mediáticas, como la de red de centros tecnológicos que lleva funcionando más de 15 años. Seguramente los que las elaboraron no lo conocían porque llevan muchos años fuera de España.

P. ¿Y Podemos?

R. Tampoco conozco porque me quedé las que presentaron en las elecciones europeas. De entonces a ahora han girado varios grados, pero todavía no han parado.

Bengoa y Rivera se suman al equipo de Sánchez


Rafael Bengoa, el hombre de la política sociosanitaria
Rafael Bengoa Rentería (Caracas, 1952) fue consejero vasco de Sanidad de 2009 a 2015, pero su fama como experto en salud pública se acrecentó cuando el Gobierno de Barack Obama le llamó aquel año para trabajar en su reforma sanitaria. Era ya un hombre con una gran experiencia en política sociosanitaria, o sea, la unión entre lo social (dependencia, pequeñas dolencias, rehabilitaciones) y lo sanitario, que en los últimos años estaba en boca de todos como una fórmula para rentabilizar al máximo el sistema español, cada vez con más enfermos crónicos usando hospitales pensados para enfermos agudos. "Los enfermos crónicos complejos representan el 5% de los pacientes y consumen el 70% del presupuesto de la sanidad vasca", decía en marzo de este año.
Aboga por una medicina preventiva, para que los pacientes no acaben ingresando en los hospitales por no haber recibido antes suficiente atención profesional y personal. En un país con una población tan envejecida como la española es fundamental que las urgencias no estén saturadas por falta de prevención.
Bengoa cree en la sanidad universal y no han sido pocas sus batallas contra la industria farmacéutica, a la que no le gustaba que se pusieran en marcha medidas para el uso de fármacos genéricos. Pero él afirma que los laboratorios han de ser socios. La que de verdad es su bestia negra, contra la que combate sin denuedo, es la industria tabacalera.
El copago sanitario impuesto por el Gobierno de Rajoy tampoco le hizo gracia. Cree que lanza al ciudadano el mensaje de que estorba. Esto le ocasionó enfrentamientos con Sanidad cuando la ministra era Ana Mato y se puso en marcha la medida, que él se negó a aplicar.


Teresa Ribera, asesora de Francia sobre energía y clima
Teresa Ribera es una referencia en la compleja negociación internacional contra el cambio climático. Licenciada en Derecho y funcionaria del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, entró como funcionaria en la Oficina de Cambio Climático cuando Jaume Matas era ministro de Medio Ambiente. Allí fue ascendiendo sin carné de partido hasta que, con el PSOE, llegó a ser secretaria de Estado de Cambio Climático.
Con la llegada del PP al Ejecutivo, Ribera siguió en la Administración, pero en puestos sin apenas contenido. Tras un breve paso por la empresa Isofotón, fue fichada por el Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) de Francia, del que es directora.
Se trata de un influyente think tank desde el que asesora a los ministros franceses Ségolène Royal y Laurent Fabius ante la decisiva cumbre del clima de París a final de año, en la que los países de la ONU buscarán el acuerdo de reducción de emisiones que no lograron cerrar en 2009 en Copenhague.

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