Las ‘mareas’ inundan Galicia y engullen a los partidos tradicionales
De nada le valió al PP apelar al voto del miedo: las candidaturas unitarias formadas por grupos nacionalistas, IU y Podemos dan un vuelco al escenario municipal en las ciudades
El mar sube sin que uno se dé cuenta, y de pronto, le arrebata la toalla al bañista despistado. Ayer, en Galicia, las llamadas mareas ciudadanas, candidaturas unitarias de izquierda formadas por partidos nacionalistas, IU y Podemos, inundaron las urnas y se tragaron en la pleamar de la medianoche las aspiraciones de los de siempre. En ciudades como Santiago y A Coruña, el PP fue desbancado por ellas como primera fuerza, el PSOE pasó a la tercera posición y el BNG aguantó agónico. En Vigo y Ourense, directamente, el Bloque Nacionalista Galego, en otros tiempos con poder, desapareció de las corporaciones y en su lugar entraron también las mareas.
A la espera de que cuajen los pactos o de gobernar en minoría, una decisión para la cual convocará a las bases de Compostela Aberta, el nuevo alcalde de Santiago será Martiño Noriega, delfín del histórico Xosé Manuel Beiras. En A Coruña también se perfila como ganadora la Marea Atlántica, liderada por el jurista Xulio Ferreiro, pero el PP paralizó el recuento cuando los colegios llevaban escrutado el 94,39%. Entonces, Ferreiro ganaba por 104 votos al PP del alcalde en funciones, Carlos Negreira, pero los populares impugnaron el proceso en 15 mesas con "incidencias", alegando que a sus interventores les salía la cuenta a favor de su partido por 54 tantos. Esta tarde, con el 100% de lo no impugnado ya recontado, según el Ministerio del Interior la diferencia era solo de cuatro votos a favor de Ferreiro. Ahora, en la segunda ciudad más poblada de Galicia después de Vigo quedan 6.000 papeletas por revisar, aquellas puestas en duda. La Junta Electoral de Zona es la que tiene la última palabra. El resultado se conocerá probablemente el miércoles.
En Ferrol, mientras tanto, el PP no alcanza la mayoría absoluta con el único edil de Ciudadanos, así que (en un posible tripartito con PSOE y BNG) puede hacerse con el bastón de mando otra marea, Ferrol en Común, liderada por Jorge Suárez y formada por IU, la formación nacionalista Anova e inscritos de Podemos a título individual.
El hastío y descontento ciudadano es tal que el fenómeno novísimo y autóctono de las mareas gallegas ha desbordado incluso los buenos resultados que le auguraban los sondeos y ha arrastrado con su fuerza todo el escenario político en el feudo del PP, que además de votos y concejales solo conserva una de las tres diputaciones que gobernaba, la de Ourense, territorio donde sigue enquistada la dinastía del barón Baltar. Pero Alberto Núñez Feijóo posiblemente ya intuía lo que iba a pasar.
El presidente de la Xunta y del PP gallego no llegó a la campaña como un bañista despistado, sino advertido, desconfiado y temeroso; e intentó asirse fuertemente a la toalla. Por eso en sus intervenciones le puso más empeño a alertar sobre el peligro de las listas de unidad popular formadas por grupos nacionalistas, Izquierda Unida y Podemos que a desacreditar a sus conocidos rivales de antaño, PSOE y BNG. En un mítin en un pueblo ourensano donde el PP fue expedientado por presunto acarreo de papeletas de ancianos, Amoeiro, apeló al voto del miedo hablando de Venezuela. En otro en Padrón (A Coruña), pidió el apoyo de los votantes moderados del PSOE frente a los “radicales” que apoyan “las bombas de Resistencia Galega”. Se ve que el pánico, en Galicia, no cundió. El PP obtuvo en estas elecciones el peor resultado de su historia en la comunidad.
La alternativa de las mareas, que fueron fundadas en los últimos meses y aglutinan a personas procedentes de partidos y ciudadanos sin afiliación política, ajenos a ese mundo e incluso desinteresados hasta ahora en la materia, ha cosechado en Galicia 139 concejales. Dentro de la ola que ahora ven subir con respeto los grandes partidos en la comunidad, además de la veterana Izquierda Unida y formaciones jóvenes como Podemos, Anova, Compromiso por Galicia o Equo, hay movimientos sociales y particulares que oyeron, se acercaron a mirar y se quedaron para formar parte del equipo de campaña. Estos últimos se declaran "el cemento" que une las piezas. "Quédate con la copla, Feijóo", clamó Pablo Iglesias durante un mitin desbordado de público en A Coruña, "la marea va a ser el principio del fin del PP gobernando Galicia".
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