“Primero, el hambre”
José María González, Kichi, puede desbancar a Teófila Martínez de la alcaldía con pactos
“Primero el hambre”. Esta es la línea política básica de Jose María González, Kichi, (Rotterdam, 1976), el candidato de la agrupación que ha apoyado Podemos en la capital gaditana y que podría conseguir la alcaldía -en manos de Teófila Martínez (PP) desde hace 20 años-, si suma a sus ocho concejales (27,98% de los votos) el apoyo de los cinco del PSOE (17,39%) y los dos de Ganar Cádiz en Común (8,40%). El PP, con 10 ediles (33,68%) no podría hacer frente a esta alianza ni siquiera con los dos representantes de Ciudadanos (7,14%).
Kichi, pareja de la líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, y con dos hijos, es miembro de la comparsa de Carnaval Los Imprescindibles, nombre adoptado de la siguiente frase del poeta alemán Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida; esos son los imprescindibles”.
Con este grupo llegó este año a la semifinal del concurso de Carnaval y con Podemos ha hecho lo mismo en las elecciones municipales. La noche electoral, su comparsa le cantó a las puertas de su casa, en el humilde barrio de La Viña, Si yo fuera alcalde de Cádiz.
Su modelo es Fermín Salvochea, un anarquista nacido a mediados del XIX que llegó a ser regidor y presidente de su cantón durante la Primera República. De él recuerda cómo le regaló su abrigo a un indigente que dormía en las puertas del Ayuntamiento del que él ya forma parte.
Kichi, hijo de emigrantes retornados, llegó a Cádiz con cuatro años y ya con 14 formaba parte de agrupaciones del Carnaval. Compaginó sus estudios de adolescentes con el grupo de cristianos de base de La Divina Pastora, con el que se dedicó a ayudar a menores en riesgo de exclusión social. No reniega de ese pasado; todo lo contrario, lo considera su escuela básica.
Antes de incorporarse a los movimientos del 15M y a la corriente Izquierda Anticapitalista, de los que también surgió su actual compañera, ejerció como profesor de instituto y se afilió al sindicato Ustea, con el que ha liderado las protestas contra los recortes en la educación.
Ahora siente “vértigo” por la responsabilidad que le han otorgado sus vecinos, pero cree que es el momento de asumir la responsabilidad de “pasar de la protesta a la propuesta”.
En una ciudad con un 42% de paro, que se eleva al 72% entre los jóvenes, el desempleo es su prioridad. Para hacer frente a esta situación se ampara en un grupo de ingenieros, economistas, arquitectos y profesores de la Universidad que han elaborado un plan integral de reindustrialización basado en la reactivación de “industrias locomotoras”, como Airbus, Dragados y Navantia, vinculado al “cordón” económico que rodea a la capital y donde viven 800.000 personas. Los otros ejes son la pesca y las industrias auxiliares (elaboración de derivados y piscifactorías), el turismo (con la creación de nuevos atractivos para que Cádiz no sea ciudad de paso) y los emprendedores, para los que propone crear una “guardería” que tutele cualquier iniciativa “hasta el final”.
Kichi ha hecho más campaña andando por Cádiz que en los mítines. Los vecinos le invitan a su casa cuando pasea por la ciudad y ahí ha vuelto a establecer otra de sus prioridades: la infravivienda y la falta de soluciones habitacionales. Según Derechos Humanos, 400 familias viven en pisos sin las mínimas condiciones de seguridad e higiene, 121 personas carecen de techo, hay 3.984 demandas de vivienda sin resolver y 6.866 vacías. José María González cree que con menos del 1% del presupuesto municipal se podría arreglar el problema y este dinero sería fácil de recaudar con el ahorro que supondrá el final de la concesión de servicios municipales el próximo año.
Para hacer frente a estos problemas como alcalde, José María González tiene que confiar, principalmente en el PSOE, partido al que acusa de “haber hecho política contra la gente” y al que responsabiliza, junto al PP, de la “ruina” de Cádiz. A pocos días de las elecciones, se negaba a hablar de pactos. “Después hablaremos”, decía. Ahora es el momento.
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