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Diario de campaña

Gana la fragmentación y pierde el turnismo

Una mujer entrega sus sobres en una mesa electoral.
Una mujer entrega sus sobres en una mesa electoral.Nacho Gallego (EFE)

En unas elecciones municipales y autonómicas es difícil definir quién ha ganado y quién ha perdido; y más en las actuales, en las que la suma de todos los votos obtenidos en cada ciudad o comunidad autónoma puede dar una realidad distorsionada si no pueden gobernar los partidos que más votos hayan recibido. Es verdad que el PP ha sido la fuerza más votada tanto en las municipales como en las autonómicas, pero los titulares sobre ganadores y perdedores, si quieren ser certeros, tendrán que esperar unas semanas, hasta que se empiecen a negociar acuerdos de gobernabilidad. Lo que sí se puede asegurar con los meros resultados electorales es que en esa confrontación entre los partidos tradicionales y los emergentes han ganado los primeros en números absolutos, aunque hayan perdido votos y hayan sufrido fuertes castigos en algunas de las grandes ciudades españolas.

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El 24 de mayo no ha acabado con el bipartidismo, aunque sí con su carácter hegemónico y con el consiguiente turnismo entre el PP y el PSOE que ha existido en España desde los primeros años de la Transición. La alternancia en el poder ya no es posible sin contar con los emergentes.

También está meridianamente clara la fragmentación del poder político en toda España. Podemos y Ciudadanos se han quedado en un dígito de porcentaje de votos en el cómputo nacional, pero han irrumpido con fuerza en las grandes ciudades (en el caso de Podemos, participando en candidaturas ciudadanas) y en las comunidades autónomas con menos población rural. Se puede decir que vienen a sustituir a Izquierda Unida y UPyD, que han sido los grandes perdedores; pero han sacado muchos más votos que ellos.

El aumento de la fragmentación y el fin del turnismo lleva inevitablemente a los pactos. Llevamos meses hablando de que la única salida a la crisis institucional en España pasaba por compartir el poder. Ese es el mensaje de los electores a los dos partidos tradicionales: se acabaron las mayorías absolutas y si quieren seguir gobernando en comunidades y Ayuntamientos tendrán que pactar con las fuerzas emergentes. Un último apunte, cuando todavía no se conocen todos los datos: el independentismo en Cataluña no ha ganado las elecciones municipales. Habrá que ver si Artur Mas convoca finalmente elecciones autonómicas en septiembre.

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