Fuenlabrada ya tiene el DNI local
El municipio madrileño tiene la tarjeta naranja que funciona como la idea de Carmona
La tarjeta naranja se parece a una de visita. Pero es el instrumento que ha impuesto el Ayuntamiento de Fuenlabrada, un municipio situado al sur de la capital con unos 200.000 habitantes, para atender a todos los usuarios de los Servicios Sociales. Da lo mismo que sean inmigrantes con o sin papeles. Los residentes en el municipio reciben todo tipo de asistencia en función de sus necesidades. Esta tarjeta naranja funciona como el DNI municipal que Antonio Miguel Carmona, candidato al Ayuntamiento madrileño, propone dar a los inmigrantes irregulares para que puedan acceder a servicios de salud, transporte e incluso a pisos tutelados.
Una de las usuarias es Resu Barahona, de 46 años, que reside en el barrio de Loranca y que está al frente de una familia monoparental. Recibe sobre todo ayuda económica para el pago de las facturas, como la luz o el agua, o ayudas para comida y subvenciones para el menor de sus dos hijos, de nueve años. La mayor, con 20, ya se ha independizado. Otra usuaria es Ángeles Díaz Romero, de la misma edad, que acudió a los servicios sociales por un trastorno de conducta e hiperactividad que sufría su hijo de 15 años.
La Tarjeta Social fue una de las promesas que llevaba el actual alcalde y candidato a la reelección, el socialista Manuel Robles, que también se ha encargado de coordinar el Programa Marco Municipal del PSOE en Servicios Sociales. El documento naranja se implantó hace unos dos años y ya se han repartido 10.253 entre la población de Fuenlabrada.
“Se entrega una por familia y con ella se acceden a todos los servicios. A cada familia le atiende un trabajador social y se encarga de darle todo lo que necesite de manera integral, para que la persona no tenga que ir de un lado para otro, repitiendo su historia”, señala el regidor fuenlabreño.
El único requisito que se pone a la persona para que sea atendido por los servicios municipales es que resida en Fuenlabrada. No se le pide ningún otro tipo de documentación. De ahí, que los inmigrantes sin papeles entren en el programa en igualdad de condiciones que el otro. “No hacemos ningún tipo de distinción porque estas personas muchas veces están más necesitadas que el resto”, reconoce la concejal de Servicios Sociales, Carmen Bonilla Martínez.
“Si viene un inmigrante con una urgencia, primero se le atiende sin necesidad de cita previa y se ve qué problemas tiene. Debemos calmar su angustia y su desesperación. Si no es de este municipio, la mandamos al que le corresponda, pero no dejamos a nadie sin esa primera atención”, añade la edil socialista.
El municipio está dividido en cuatro sectores de forma que los trabajadores sociales tengan la misma carga de trabajo. Cada tarjeta tiene por detrás pegada una etiqueta con el funcionario que les atiende, además del número de teléfono y la dirección del centro de Servicios Sociales al que pertenecen.
El número de personas atendidas por este sistema puede superar los 50.000 en el municipio, según fuentes del equipo de gobierno, dado que incluye todo tipo de prestaciones como ayudas de comedor o atención psicológica, entre otras muchas. “En Fuenlabrada más de 27.000 personas, es decir, el 15% de la población, recibe algún tipo de prestación económica”, reconoce Bonilla Martínez.
Unos 19.000 inmigrantes atendidos en Leganés
En Leganés, situado a 12 kilómetros de Fuenlabrada, la atención al inmigrante se hace con independencia de que esté con papeles o no, según ha explicado esta mañana a EL PAÍS el concejal de Asuntos Sociales, Ángel Juárez, del PP. Este municipio de 186.700 habitantes tiene una población extranjera de unas 19.000 personas de las que un pequeñísimo porcentaje no está regularizado, según el edil.
El municipio cuenta con uno de los ocho Centro de Participación del Inmigrante (CEPI) de que dispone la Comunidad de Madrid, en los que se atiende de manera integral a los extranjeros. Lo primero que reciben es una asesoría jurídica tanto individual como familiar para que puedan regularizar su situación. Para ello se cuenta con las respectivas embajadas y consulados. Después, se les ofrece tratamiento psicológico o planes de búsqueda de empleo o formación, según las necesidades de cada persona o colectivo familiar. “Se analiza cada perfil en particular y se les inscribe en cursos formativos según sus aptitudes o directamente a la búsqueda activa de empleo”, reconoce el edil.
La población inmigrante en esta localidad al sur de la capital está distribuida por todos los barrios, aunque hay alguna incidencia mayor en la zona de La Fortuna (alejada unos seis kilómetros del centro urbano) y en Leganés Norte. “La mayoría está documentada y muy integrados en el lugar donde viven. Suelen proceder del norte de África, en especial de Marruecos; de Rumanía, de Perú y de Ecuador”, añade Juárez. El número ha bajado en los últimos años por la crisis y por el programa de retorno emprendido por la Comunidad de Madrid.
El grueso de las ayudas que reciben los inmigrantes es de tipo económico y psicológico. De hecho, se les atiende en el CEPI sin necesidad de que estén siquiera empadronados en la localidad. “Lo primero que hacemos es ver cómo están y dónde habitan para evitar que estén en la calle o pasando por una necesidad de caridad. A partir de ahí, se les marca un itinerario social, en el que son atendidos por el mismo trabajador social desde el principio hasta el fin. Después se les va incorporando a los distintos servicios comunitarios”, resume el concejal de Asuntos Sociales.
“Nuestro objetivo siempre es que acaben regularizándose y que se empadronen en el municipio. Para ello es fundamental el trabajo con las autoridades diplomáticas”, concluye Juárez.
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