Rato, la pieza mayor de esta regularización fiscal de Rajoy
Montoro revela que entre los altos cargos o políticos investigados por fraude fiscal no hay personajes como el exvicepresidente
Cristóbal Montoro contó ayer a los periodistas en el Congreso, en una charla informal, que ni ha hablado en este tiempo directamente con Rodrigo Rato ni con su entorno, ni piensa hacerlo, porque no debe y, en realidad, porque está enojado con su conducta. También adelantó que entre las 715 personas de especial exposición (altos cargos, jueces, políticos) investigadas por posible fraude fiscal no hay figuras de la relevancia ni de lejos del antiguo exvicepresidente. Este enfado de Montoro con Rato tampoco es nuevo.
Cuando saltó el escándalo de las tarjetas black de Bankia, que Ranto tanto usó hasta el final, Montoro declaró públicamente que le parecía un comportamiento “execrable”. Ese era su sentimiento entonces y ahora aún es peor. Cuando recuerda su etapa de colaborador de Rato, como ministro, aún se enfada más con su exjefe y le traslada a sus colabodadores: “Es que yo aún estoy aquí, dedicado a esto de la política, y aquí ni hay conspiraciones ni persecuciones contra nadie, ni películas policiacas o de cine negro, aquí el lío lo tiene él y no procede, porque además sería imposile, que alguien me pueda plantear en mi partido o menos aún en el Golbierno que no lo he controlado bien”.
El ministro, además, no comparte así la idea de que esta bomba política sea tan negativa para los candidatos del PP y aconseja a los suyos: “Hay que hacer de la necesidad virtud”.
Montoro tuvo que salir ayer, públicamente, a corregir a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que en el debate había identificado esta operación de Rato con una “amnistía fiscal”. Montoro rectificó lo que considera una contradicción: “No hay amnistía porque aquí no se perdona a nadie”.
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