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Desnudos de risa ante la valla

Miembros de la ONG Pallasos en rebeldía se quitan la ropa ante la alambrada de Melilla El colectivo denuncia, como hiciera en Cisjordania, la "vergüenza" que representa "el muro"

J. Jiménez Gálvez
Los payasos de Pallasos en rebeldia, este lunes, encaramados a la valla de Melilla.
Los payasos de Pallasos en rebeldia, este lunes, encaramados a la valla de Melilla.Antonio Ruiz

Iván Prado ya se desnudó en 2011 ante el muro que divide Jerusalén y Cisjordania. También lo hizo en 2013 ante las murallas construidas por Rabat en el Sáhara Occidental. Y ahora, este lunes, ha repetido la escena ante la valla que separa Melilla de Marruecos. Esa misma que saltaron en 2014 más de 2.000 personas. Esa donde se suceden las devoluciones en caliente y se graban agresiones a inmigrantes. "La acción es una metáfora. Nos quitamos la ropa para recordar a los Gobiernos que, como el emperador en el cuento, ellos son los que están desnudos ante la injusticia. Los que han perdido la dignidad", explica Prado, payaso, impulsor del Festiclown y portavoz de Pallasos en rebeldía, un ejército de narices rojas que "denuncia las violaciones de derechos humanos a través del circo y de la risa".

Por eso, en la alambrada de la ciudad autónoma, los zapatones y el pastel de nata han reemplazado esta mañana a los jirones de ropa arrancados por las concertinas y a los gritos de "Bosa, bosa, bosa" ("Victoria, victoria") que lanzan al aire aquellos sin papeles que logran acceder al enclave norteafricano. Todo, para evidenciar cómo la presencia de esta valla "significa que existe la posibilidad de que haya seres humanos considerados ilegales" y cómo, a lo largo de sus 12 kilómetros de extensión, se repiten expulsiones "ilegales" de subsaharianos.

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"Las autoridades españolas, lejos de acatar la legislación estatal e internacional, repatrian de forma sistemática y sumaria a personas que se encuentran en territorios español tras atravesar este muro", ha remarcado Pallasos en rebeldía, que ha recogido la denuncia de las ONG, la oposición, el Defensor del Pueblo, el Consejo de Europa, y un nutrido grupo de juristas. Todos consideran que estas devoluciones —reguladas por el PP a través de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana— violan el derecho de asilo.

Y el lucense Iván Prado, que ha capitaneado el show de este lunes junto a la compañía de circo Kanbahiota, se mueve en la misma línea. "Además, para el payaso no existen fronteras. Este muro, como otros que nos hemos encontrado en Cisjordania o en el Sáhara, pesa sobre la humanidad y constituye una vergüenza", repite el gallego, de 40 años, apenas unos minutos después de que haya recibido un tartazo frente a la valla y de que le hayan afeitado la nata. "Porque ese es el único tipo de cuchillas que debiera haber allá", remacha.

Los payasos, tras desnudarse ante la valla.
Los payasos, tras desnudarse ante la valla.Antonio Ruiz

Una cita a la que no ha faltado la Guardia Civil. Varios agentes han acudido a la zona de la frontera donde estaba actuando Pallasos en rebeldía. "Nos han tomado los datos y nos han dicho que la valla no se podía tocar", relata Prado, a quien ya expulsó Israel en 2010 cuando preparaba el Festiclown en Palestina. A ese festival se sumarían después, en 2011, el humorista Leo Bassi y el activista norteamericano Patch Adams. Y en 2014 el actor español Pepe Viyuela. "Nuestras armas son la nariz roja, la sonrisa y el humor. No hay frontera que el circo no pueda atravesar, ni ninguna barrera derrumbar", sentencia Prado, ya vestido.

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Sobre la firma

J. Jiménez Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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