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Reportaje:

Un ejército de narices rojas

El Festiclown gallego lleva el circo a Ramala, Nablus y Jerusalén

El clown gallego Iván Prado se toma su trabajo muy en serio. Confía en el poder del circo para "hacer posible lo imposible" y está convencido de que "celebrar la vida es un acto político de resistencia". Por eso ha organizado la primera edición palestina del veterano Festiclown, del 1 al 15 de septiembre en las ciudades de Jerusalén, Ramala y Nablus y que contará con 20 compañías internacionales. Un auténtico ejército de narices rojas para combatir el "genocidio" israelí sobre el pueblo palestino.

Prado, que se encuentra en la zona desde mediados de julio preparando el evento e impartiendo talleres de risoterapia, explica que la idea de trasladar el festival a Palestina surgió en 2009, mientras participaba de una caravana de payasos en Cisjordania. En ese momento vivió de primera mano las cruentas consecuencias de la Operación Plomo Fundido perpetrada por Israel, que costó la vida a más de 1.400 palestinos, milicianos y civiles. El "shock emocional" que le provocaron esos acontecimientos le impulsó a realizar el primer festival internacional de circo en el avispero de Oriente Próximo, que estos días vuelve a ser un polvorín.

Iván Prado quiere combatir con la risa el "genocidio" de los palestinos
"Israel ha hecho de los territorios ocupados un parque temático del terror"

Para llevar a cabo esta empresa, Pallasos en Rebeldía -la asociación proyectada por Prado como alternativa a la "política de no implicación" de Payasos sin fronteras- colabora con instituciones locales, como el Circo Palestino de Ramala, los Comités de Trabajo y Salud y los ayuntamientos de Nablus y Ramala. También tiene el apoyo del Consulado de España, que garantiza que los artistas no tengan obstáculos en el acceso a Palestina, controlado por las autoridades israelíes. De hecho, el clown gallego fue expulsado el año pasado de Cisjordania y uno de los principales problemas con los que se está encontrando son los check points -fronteras aleatorias impuestas por el Ejército de Israel-, en los que algunos de sus colaboradores palestinos permanecen bloqueados varias horas. Son las dificultades de una iniciativa en territorio "ocupado militarmente".

En el festival participarán algunas figuras clave de la escena circense internacional, como el bufón italiano Leo Bassi o el norteamericano Patch Adams, inventor de la risoterapia, además de artistas palestinos. Habrá también una nutrida representación gallega e incluso una compañía chileno-argentina. Realizarán actuaciones en calles, plazas, campos de refugiados y seis galas en lugares emblemáticos de las tres ciudades. Asimismo, habrá talleres y actividades formativas para la población local, con los que se pretende potenciar los grupos circenses autóctonos. El aspecto educativo es uno de los núcleos centrales del festival. También se propiciará la participación de intelectuales y agentes sociales locales, para generar "intercambio cultural". Todo con el objetivo de "fomentar una cultura de paz".

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Iván Prado comenta que en sus visitas al país se ha encontrado con "mucha gratitud" y añade que la risa sirve para romper la "coraza" que la situación bélica interpone entre las personas y sus emociones. "Son los que más la necesitan", expone, e incluye aquí a los israelíes, "sobre todo a los ortodoxos, que llevan siglos anclados en los mismos textos". Destaca como los palestinos que se han metido en el mundo del circo contribuyen "a sanarse a si mismos y a sanar a los más jóvenes" de las heridas causadas por el "maltrato" de sus vecinos.

Sobre su militancia a favor de la causa palestina, niega estar en contra de nadie, sino "a favor de la humanidad en general". Así, denuncia que el Estado israelí ha convertido los territorios ocupados en un "parque temático del terror", y le acusa de aplicar la misma "acción genocida" que los nazis llevaron a cabo contra los judíos el siglo pasado. "Las víctimas pasaron a ser los verdugos", sentencia. "Cuando el mundo está al revés, solo los payasos tienen la autoridad para proponer nuevos mundos", proclama, en una reflexión extensiva a la crisis económica. Y eleva la esperanza circense a la categoría de alternativa a "ese mundo gris": "Yo pondría a un payaso a dirigir el FMI antes que a una tecnócrata".

En que la ciudadanía "tumbe" a los gobiernos europeos deposita su esperanza de una solución al conflicto árabe-israelí, y deshecha que la Unión Europea o la ONU aporten algo en una solución pacífica. Mientras nada de eso ocurre y siguen cayendo muertos de uno y otro bando, al menos miles de palestinos podrán reírse con el ejército de narices rojas del Festiclown.

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