“Las autopsias revelarán si se pudo haber hecho más”
El rescate de los espeleólogos en Marruecos relatado día a día por la policía española
Este es el relato, día a día, del rescate de los tres espeleólogos españoles accidentados en Marruecos según fuentes policiales españolas.
» Jueves 2 de abril por la tarde: Una llamada del consulado en Casablanca al móvil del agregado del Ministerio del Interior en Marruecos informa de que “probablemente” hay tres personas españolas desaparecidas en la zona alta de Uarzazate (al sur del país) porque no han acudido al punto de encuentro con otro grupo de seis espeleólogos españoles, prevista para el día anterior. “No se dice nada más, ni de qué parte de España provienen”. No obstante, las fuentes del consulado señalan que el grupo de seis sigue esperando a que den señales de vida porque “han podido retrasarse por el mal tiempo”. El agregado de Interior se encuentra en ese momento de vacaciones en el sur de España pero contacta con la delegada en Rabat y le advierte de que “se teme que les haya pasado algo”. Le pide que esté alerta. A continuación, contacta con las autoridades marroquíes para que estén precavidos. Cae la noche sin más datos.
Juan Bolívar fue trasladado por Protección Civil y habitantes locales
Ese mismo día, y según lo relatado a la policía por el único superviviente, el agente Juan Bolívar, varios lugareños de la pequeña localidad de Imlil, a las faldas del pico Toubkal, el más alto de la cordillera del Atlas, avistan a los montañeros. “Logran entenderse por signos y les piden socorro haciéndoles ver que hay dos personas muy malheridas”. Los habitantes locales les devuelven el saludo y van en busca de ayuda. Los tres espeleólogos llevaban ya cuatro días accidentados, puesto que, según las mismas fuentes, el accidente les ocurrió el mismo domingo (día 29) al caer la tarde, cuando intentaban salvar una garganta de agua en el cañón de Uandras. Según contó a los agentes el superviviente: “El primero en ascender, el abogado Gustavo Virués, conocía el terreno porque había estado con anterioridad. Al caer él, cayó también el policía José Antonio Martínez, y solo aguantó Bolívar, que era quien estaba dando cuerda abajo”. Este último ha asegurado a la policía que no sabe cómo pudo ocurrir. Desde el primer momento, Virués parecía muy malherido, porque se quedó colgando de la cuerda y no se movía. Y Bolívar logró llegar hasta donde estaba su segundo compañero: “Tenía un severo golpe en la cabeza, con herida abierta y perdiendo mucha sangre, además de una pierna rota que le impedía moverse”, han detallado fuentes policiales. La labor de Bolívar consistió en proteger como pudo a su compañero, “en un risco con placas de hielo y nieve hasta las rodillas que fue retirando con una pala para hacerla habitable.
La llegada del equipo especial antes habría sido una oportunidad
» Viernes 3 de abril: Los tres hombres siguen sin aparecer, pero ya se empieza a hablar de que alguno es un policía. Sus compañeros del grupo de seis deciden denunciar la desaparición y comienzan a buscarles por la zona. “Los contactos son complicados con los teléfonos porque no hay cobertura en muchas zonas, a veces ni siquiera vía satélite”, señala la policía. El agregado de Interior suspende sus vacaciones y toma un barco esa misma mañana de regreso a Rabat. El consulado envía a la zona de Uarzazate una persona y el agregado de Interior a un subinspector para tener información de primera mano, “aunque las comunicaciones con las autoridades marroquíes son constantes, tanto con el gobernador como con la gendarmería”. Ambos enviados llegan a Uarzazate el viernes por la tarde. La ciudad está a unos 200 kilómetros por una complicada carretera de curvas montañosa del lugar donde después se localizaría a los accidentados. Por su parte, la gendarmería marroquí ya sobrevuela la zona con dos helicópteros, tiene un operativo en Uarzazate y otro —“especializado en montaña y dirigido por un capitán”— ha comenzado la búsqueda sobre el terreno. El cónsul general español y el vicecónsul llegan también esa noche del viernes a esa ciudad del sur del país. “En todo momento los gendarmes marroquíes quisieron liderar y asumieron el mando de la operación”. Al caer la tarde “se recibe una comunicación del grupo de seis espeleólogos diciendo que han avistado a sus compañeros desde la parte alta del cañón”. Advierten de que uno de ellos no se mueve. Se da aviso a los gendarmes.
Se insistió hasta tres veces en mandar la ayuda pero dijeron que tenían controlada la situación
Es en ese momento del Viernes Santo cuando los responsables de Interior en la zona se plantean incorporar ayuda española, “se comienza a pensar en disponer de equipos propios ante la incertidumbre, ya tenemos información concreta tanto de los gendarmes como de los colegas, sabemos donde están”. El subinspector allí desplazado intenta que los gendarmes marroquíes le suban hasta la plataforma, pero “estos lo desaconsejan porque no es especialista y no lleva ropa ni equipo adecuados, además están subiendo hombres”. Los montañeros marroquíes han evaluado la situación de los accidentados y deciden que la mejor manera de llegar a ellos es desde arriba, ya que el río lleva mucha agua”. Los responsables españoles terminan el día gestando la autorización para la llegada de un equipo especializado desde Jaca (Huesca).
La colaboración con los gendarmes marroquíes fue muy estrecha
» Sábado 4 de abril: Se tramitan las autorizaciones para la llegada del equipo español “a través del embajador y el propio ministro del Interior”. “Tranquilos, no os preocupéis, tenemos los medios, los vamos a rescatar, no es necesario”, aseguran fuentes policiales que les respondieron las autoridades marroquíes. Desde la agregaduría de Interior se insistió “hasta tres veces”, pero “decían que tenían controlada la situación”. A lo largo de la mañana los montañeros marroquíes logran llegar hasta donde están los accidentados. Certifican que hay un fallecido. “La noticia tardó en trascender porque nadie podía decir a ciencia cierta su identidad”. Hay un segundo muy malherido. “Les dan víveres, agua y les asisten, mientras preparan la camilla para el que se encuentra en peor estado”. Pasan la noche del sábado con ellos. José Antonio Martínez no la supera.
» Domingo 5 de abril: Se conoce la muerte de un segundo espeleólogo. “No dejamos de insistir en llevar ayuda, no cejamos en nuestro empeño”, aseguran fuentes policiales. Finalmente, se obtiene la autorización a última hora de la mañana. El equipo está dispuesto y sale de Jaca. Al mismo tiempo, varios miembros de la Protección Civil marroquí “con la ayuda de varios lugareños que conocían bien la montaña” se llevan al superviviente Bolívar “por un camino de cabras bastante escarpado”. Bolívar “tiene síntomas de hipotermia, las ropas mojadas y los dedos entumecidos por el frío” pero llega al hospital de Uarzazate.
» Lunes 6 de abril: Los equipos españoles se han sumado ya a las tareas de recuperación de los cuerpos. Se descuelgan hasta el lugar junto con los montañeros marroquíes, “en todo momento hay una estrechísima colaboración”, señalan fuentes policiales. Las labores se prolongan durante todo el día y toda la noche “con una climatología adversa de lluvia y nieve”.
» Martes 7 de abril: Los cadáveres han sido recuperados. Bolívar ha regresado a España junto al equipo especializado de cuatro guardias civiles y tres geos en un vuelo que aterriza en el aeródromo de Cuatro Vientos hacia las 18.00. Pero todo el mundo se pregunta por las culpas de las dos muertes: “Nunca se sabrá. Realmente serán las autopsias las que revelen si se podía haber hecho algo más o no, pero el equipo especial habría sido una buena oportunidad, decisivo no lo sé”, aciertan a decir las mismas fuentes. “Nos hubiera gustado, y así lo defendimos hasta la pesadez, que el equipo de rescate especializado hubiese llegado antes”.
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