Y Díaz prometió una oficina
Si no fuese porque proclamó que se trata de una oficina contra la corrupción, cualquiera podría pensar que es lo que hacen ya los juzgados
A la Oficina de Prevención de la Corrupción en Andalucía prometida por Susana Díaz le puede pasar como al protagonista del mítico artículo de Mariano José de Larra. “Buenas tardes, que venía a poner una denuncia contra la corrupción”. “Pues vuelva usted mañana, que, de momento, solo se trata de una promesa”. La propuesta incluye actuar con “independencia”, “plenas facultades de investigación” y respeto a “los derechos de la ciudadanía”. Por eso, si no fuese porque Díaz proclamó que se trata de una oficina contra la corrupción, cualquiera podría pensar que es lo que hacen ya los juzgados.
La corrupción, que protagonizó las elecciones hace tres años, ha estado presente en buena parte de la precampaña
Las últimas elecciones en Andalucía fueron hace tres años, y el relevo que auguraban los sondeos no se produjo. Los socialistas frenaron el tsunami del PP y la primera victoria de este partido en Andalucía en 30 años no fue suficiente para que Javier Arenas accediera a la presidencia. Era su cuarto intento y se fue. José Antonio Griñán salió airoso del descalabro al lograr un pacto con IU, pero se puso a pilotar un tiempo acabado para esa generación de socialistas andaluces que se habían eternizado en el poder.
El nuevo presidente se llevó a su despacho el hartazgo ciudadano a tres décadas de gobiernos sin interrupción. Y, sobre todo, cargó con el tremendo malestar de muchos andaluces por la falta de diligencia de la Junta ante la corrupción. Un rosario de casos de mal uso del dinero público inundó su mandato, hasta que decidió irse por ello. Con su marcha, se abrió la etapa de Susana Díaz, protagonista del ascenso más meteórico a los altares del PSOE que haya ocurrido en tiempo.
Díaz llegó al cargo haciendo de la lucha contra la corrupción uno de los ejes de su mandato, pero le fue imposible zafarse de una herencia cargada de irregularidades, como el caso de los ERE y el pozo sin fondo en los cursos de formación. La corrupción, que protagonizó las elecciones hace tres años, ha estado presente en buena parte de la precampaña. Por eso, al PSOE en Andalucía le será muy difícil hacer creíble su lucha contra esta lacra prometiendo una oficina. Tampoco el PP lo tiene fácil. Por mucho que el candidato, Juan Manuel Moreno Bonilla, declarase a su partido “limpio de corrupción” seis horas después del auto del juez Ruz procesando a 40 empresarios y políticos por la trama Gürtel.
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