Podemos exhibe diferencias internas en la recta final de las primarias

Podemos nació hace un año con la intención de convertir el discurso clásico de la izquierda, que hasta ese momento coincidía con el programa de IU, en un proyecto que sus dirigentes calificaban “de mayorías”. El ascenso de la formación liderada por Pablo Iglesias, avalado por todas las encuestas, ha llevado ahora a la dirección, en pleno año electoral, a suavizar sus mensajes y a retirar propuestas consideradas radicales para afianzarse en el mapa político.

No obstante, esta circunstancia da pie a una contradicción que, en la recta final de las primarias internas, divide al partido entre dos sensibilidades. Como señaló Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político y Social, existe un Podemos para ganar y un Podemos para protestar. Es decir, existe una hoja de ruta muy clara de la cúpula nacional que choca con los orígenes y los planteamientos de varios dirigentes clave para el nacimiento de la organización.

Dos de ellos, la andaluza Teresa Rodríguez y el madrileño Miguel Urbán, ambos vinculados a Izquierda Anticapitalista, exhibieron ayer esas diferencias en un acto celebrado en el Ateneo de Madrid. La situación resultó insólita. La eurodiputada, que recibió el apoyo de Pablo Iglesias para encabezar una candidatura unitaria en Andalucía, arropó al candidato que en la Comunidad de Madrid se enfrenta a Luis Alegre, respaldado por el equipo de fundadores —Iglesias, Bescansa, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero—. Rodríguez lo hizo a través de videoconferencia, apelando a la “base social politizada” y reivindicado su papel en la construcción de Podemos y su estructura de círculos. Citó a Bertolt Brecht, habló de lucha de clases y llamó a desarrollar lo que se inició en el “milagro del 15-M”. Miguel Urbán, que se presenta con una lista en la que figuran entre otros el doctor Luis Montes y el actor Alberto San Juan, dio alguna pista sobre su forma de entender el partido. “Somos el Podemos de la protesta y somos el Podemos que sale a ganar”, enfatizó. “Somos gente normal haciendo política”. Y lanzó una advertencia entre líneas al grupo de fundadores afín a Iglesias. “Esta lista”, dijo “tiene tanto olfato que sabe que va a ganar, que sabe que tiene que cambiar las cosas y que no se puede prescindir de nadie para cambiar las cosas; o lo hacemos entre todos o cuatro solos no se va a poder”.

Esta filosofía se medirá hoy mismo con otro discurso, el de Pablo Iglesias, que participa en un mitin en la plaza del Museo Reina Sofía para respaldar a Luis Alegre. Iglesias y su núcleo de confianza no están dispuestos a perder la Comunidad de Madrid, porque buscan convertir las elecciones autonómicas en la región en un ensayo de las generales del próximo otoño. Tampoco hizo concesiones esta semana al eurodiputado Pablo Echenique, que se postula como candidato en Aragón, y desembarcó en Zaragoza con parte de la cúpula del partido para hacer campaña por una candidatura alternativa, la que apadrina el cartel Claro que Podemos.

En Andalucía el escenario es distinto porque la formación ha rebajado sus expectativas ante el adelanto electoral al 22 de marzo anunciado por la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Y, a pesar de la marcada impronta ideológica de la candidata, Teresa Rodríguez, Podemos orquestará su campaña con el objetivo de disputar votos al PSOE.