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Garzón reivindica a IU ante un sector que le acusa de entregarse a Podemos

El diputado defiende a Tania Sánchez frente a la actual dirección en Madrid

Francesco Manetto
Alberto Garzón (tercero por la derecha), ayer en una protesta de trabajadores del aeropuerto de Málaga contra la privatización de AENA.
Alberto Garzón (tercero por la derecha), ayer en una protesta de trabajadores del aeropuerto de Málaga contra la privatización de AENA.Jorge Zapata (EFE)

La ruptura de Tania Sánchez con Izquierda Unida abre paso a un nuevo escenario de tensiones en el seno de la federación que apuntan a la figura de Alberto Garzón, candidato a la presidencia del Gobierno. El joven diputado malagueño, partidario de la convergencia con Podemos, revindicó este viernes a IU como el mejor instrumento “para transformar el país” frente a las voces que defienden otro modelo de confluencia y que llevan meses sugiriendo que se acabará por entregar al partido de Pablo Iglesias.

Garzón, que negó a EL PAÍS que ese sea su plan, asume que se enfrenta a una oposición interna incluso en la dirección federal de IU, en la que convivirá con el actual coordinador federal, Cayo Lara, hasta la asamblea de 2016. “Me atacarán, cuestionarán y zancadillearán. Por supuesto. Cualquier cambio conlleva resistencias y obstáculos. Pero las venceremos”, manifestó públicamente a través de Twitter. También intentó dejar claro su objetivo desde Málaga: “Mi proyecto político es Izquierda Unida y los 30.000 militantes y miles de simpatizantes que quieren formar parte de un nuevo proyecto de país”.

La coalición intentará volcarse en Andalucía para evitar una crisis

Lo apuntó el coordinador federal de IU, Cayo Lara, el pasado martes, al confiar en que la crisis abierta en la federación madrileña se resolviera de forma pacífica. La prioridad de la formación consiste ahora en las primeras elecciones previstas, las andaluzas. El adelanto al 22 de marzo anunciado por la presidenta de la Junta, Susana Díaz, fuerza a todos los partidos a poner en marcha su maquinaria electoral. Y en este contexto, IU pretende volcarse con su organización y exhibir fortaleza ante Podemos, que concurre a sus primeros comicios con una candidata, Teresa Rodríguez, vinculada a Izquierda Anticapitalista y muy marcada ideológicamente.

IU es una organización muy arraigada en Andalucía, donde ha compartido Gobierno con el PSOE y donde tiene a decenas de alcaldes. Pero tras la aparición de Podemos y la presentación de la candidatura de la eurodiputada, se ha producido un trasvase paulatino de dirigentes hacia el proyecto del partido de Pablo Iglesias. Ha ocurrido, por ejemplo, en la Candidatura de Unidad de los Trabajadores (CUT). Uno de los cargos de esa organización, Diego Cañamero, portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), arropó a Iglesias el día de su proclamación como secretario general de Podemos el pasado 15 de noviembre.

En este contexto, Antonio Maíllo, coordinador general en esa comunidad, busca la manera de proteger a la federación andaluza de nuevos movimientos. En cualquier caso, este riesgo solo puede venir en este momento solo del lado de la CUT, una organización que siempre ha condicionado a IU en sus decisiones. Desde la llegada de Maíllo a la coordinación regional, esta dependencia orgánica ha ido a menos hasta quedar en casi nada.

Garzón calificó el pasado miércoles la salida de Tania Sánchez, la ganadora de las primarias en la Comunidad de Madrid, de “mala noticia” y atribuyó esa decisión a la gestión de la dirección de la federación madrileña. En el pulso entre la diputada autonómica y la vieja guardia de la formación en la región, el secretario de Proceso Constituyente de IU apoyó abiertamente a Sánchez. También lo hizo el PCE de la región al romper relaciones con la cúpula autonómica. El pasado viernes, día clave, presentó ante la presidencia federal una resolución que exigía la dimisión inmediata de los portavoces en el Ayuntamiento y en la Asamblea de Madrid, Ángel Pérez y Gregorio Gordo, al atribuirles “responsabilidades políticas” en el escándalo de las tarjetas opacas de Bankia. También pedía la intervención de la federación madrileña. La resolución finalmente aprobada, defendida por Cayo Lara, se quedó en la apertura de un expediente sancionador “por falta muy grave” a Pérez y Gordo, que empezó a tramitarse ayer.

Garzón sostuvo que esa iniciativa era “insuficiente”, en lo que supone un abierto choque con el coordinador federal en la resolución de la crisis de Madrid. Ayer volvió a repetirlo: “La dirección de Madrid tiene que ver cómo es posible que se haya abandonado a la candidata elegida democráticamente por los militantes antes que a los dos portavoces acusados de ser responsables políticos del escándalo de Bankia”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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