Romero y la médico de familia llegan a un pacto tras reconocer que mintió
La auxiliar de enfermería admite que no le dijo que había tratado a enfermos con ébola
Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que se contagió de ébola en un hospital madrileño y superó la enfermedad, llegó este miércoles a un acuerdo con la médica de familia que amenazaba con querellarse contra ella. La médica atendió a Romero en un centro de salud de Alcorcón días antes de ser ingresada y aseguró que la auxiliar nunca la advirtió de que había cuidado a enfermos de ébola. Tras salir del hospital, Romero dio varias entrevistas a medios de comunicación en las que aseguró lo contrario: que sí había alertado del contacto con los misioneros repatriados y fallecidos por el ébola.
Romero y la médica acudieron este miércoles a un acto de conciliación en los juzgados de Alcorcón previo a la querella y Romero admitió que no había dicho la verdad. La auxiliar aceptó la declaración de la médica y accedió a disculparse públicamente. “En el acto pactamos que se comprometía a hacer público el contenido del acuerdo, y así lo hizo al salir”, explicó a EL PAÍS Ana Plaza, la abogada de la doctora. “Podíamos haber pedido indemnización por daños y perjuicios pero lo único que quería la doctora era limpiar su buen nombre profesional”, añadió.
La sanitaria quiere mantener el anonimato. Pasó un tiempo de baja tras el caso, pero ya ha vuelto a su puesto de trabajo y “se encuentra mucho mejor”, según su abogada. La médica hizo público un comunicado a finales de noviembre anunciando la querella por injurias y calumnias.
El texto negaba la versión de Romero punto por punto: ni comunicó un pico de fiebre de hasta 38,7 grados ni alertó “en modo alguno” durante la visita al centro de salud Pedro Laín Entralgo de Alcorcón “de haber tenido contacto con personas diagnosticadas de ébola”. Así consta en la historia clínica, añadió. La médica la examinó sin medidas de protección como guantes o mascarilla.
Romero cambió su versión tras salir del hospital. En una entrevista telefónica el 8 de octubre, es decir, cuando llevaba dos días ingresada, aseguró que no avisó a su médica de familia de haber estado en contacto con el ébola.
Romero, que según su marido Javier Limón no se encontraba bien, leyó el comunicado a la salida del acto de conciliación porque, según el acuerdo, debía retractarse en público. La auxiliar no quiso hacer más declaraciones, pero tras la lectura, Limón dijo que su mujer se retractaba para no faltar a la profesionalidad de su médica pero que ella creía realmente haber informado a la doctora durante la consulta, aunque entonces sus condiciones de salud no eran buenas.
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