Economía vulnerable
El PIB crecerá este año en torno al 1,3% como anticipan las instituciones
La economía española se encuentra en proceso de recuperación. Pero esta es tibia y vulnerable. El PIB crecerá este año en torno al 1,3% como anticipan la generalidad de las instituciones, y el próximo, en ausencia de perturbaciones externas, puede superar el 1,7% que prevén la OCDE o el FMI. Son ritmos de expansión muy distanciados del potencial, y de los mantenidos en los años previos al inicio de la crisis, que no permiten echar las campanas al vuelo. En mayor medida si tenemos en cuenta que el impacto de esa senda positiva de crecimiento es bien desigual entre la población.
Las familias de renta media y baja todavía no han percibido completamente la superación de la crisis. En primer lugar, porque la tasa de paro sigue siendo muy elevada, tanto en términos históricos como en comparación con otras economías avanzadas, facilitando un muy lento crecimiento de las rentas salariales y una precariedad en el empleo creado. En realidad, la renta por habitante, principal indicador de bienestar económico, sigue en nuestro país muy por debajo del existente en 2007, con marcadas distancias del promedio de las economías de la eurozona. Todo ello coexiste con ampliaciones sin precedentes de la desigualdad en la distribución de la renta y de la riqueza. Con datos tales, la persistencia de la débil confianza de las familias se explica además por el mantenimiento de niveles de endeudamiento que siguen en máximos históricos.
Alguna de las vulnerabilidades que todavía mantiene la economía española las acaba de recordar la propia Comisión Europea. Son derivadas de los daños generados por la crisis, pero también de la insuficiencia de crecimiento en el conjunto de la eurozona. El crecimiento de nuestros principales socios comerciales —Alemania, Francia, Italia— es inferior al nuestro y seguirá bordeando el estancamiento el próximo año. Con el obstáculo añadido de una tasa de inflación excesivamente baja, que no estimula las decisiones de gasto y dificulta enormemente la digestión del endeudamiento.
El exceso de voluntarismo cotiza mal, económica y políticamente
Para que la economía española pueda dar por superada su crisis, y fundamentar con rigor cualquier diagnóstico es necesario que el empleo crezca a un ritmo más intenso y lo haga igualmente su calidad y las rentas correspondientes. Ello exige más demanda, más confianza de las empresas pequeñas y medianas que son las responsables de la amplísima mayoría de la contribución al PIB y al empleo. Y, en ausencia de margen de maniobra de las autoridades españolas para influir en la demanda agregada son las europeas las que han de facilitar el aumento de la inversión como el que ha propuesto JC Juncker, y el margen de maniobra que reclama el BCE. Mientras, conviene ser prudente en los diagnósticos:
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