Cataluña, España y Podemos, vistos desde lejos
Expertos internacionales tienden a restar dramatismo a la crisis española
España vive en permanente tensión política, con la cuestión catalana, el ascenso de Podemos y el desplome del bipartidismo PP-PSOE en primer plano. Y, sin embargo, esa convulsión no acaba de percibirse en el extranjero, donde la situación hispana se analiza en un contexto más amplio. Cuatro grandes centros de estudios internacionales consultados por este diario la comentan.
“Me preocupa menos la cuestión territorial que la de las fuerzas populistas”, sostiene Ian Bremmer, presidente y fundador de la consultora global de riesgo político Eurasia Group. “La cuestión territorial se suele utilizar como palanca para conseguir más descentralización y eso es apropiado y necesario dado el desequilibrio de las balanzas fiscales con Cataluña”, añade.
A su juicio, el auge de Podemos “puede hacer más difícil para el Gobierno español seguir poniendo en marcha reformas económicas clave y, por supuesto, puede crear una mayor separación entre España y Alemania”. “Ese es un reto especialmente notable con la economía de la zona euro ralentizándose y las crecientes amenazas geopolíticas que tienen un significativo impacto europeo, como Rusia o Estado Islámico, entre otras. En síntesis, cada vez soy más pesimista respecto a Europa y lo que vemos en España es representativo de una tendencia más amplia que incrementa esa preocupación”.
Kirkegaard: “La salida más probable es un gran coalición PP-PSOE”
“No creo que España vaya a ser un gran problema para el resto de Europa y del mundo en los próximos años”, opina Jacob Kirkegaard, investigador del estadounidense Instituto Peterson para Economía Internacional (PIIE en sus siglas en inglés), con sede en Washington. “Habrá choques políticos y emergerán nuevas fuerzas, pero la democracia se trata precisamente de eso, especialmente en un país con una tasa de paro tan alta”, asegura.
A su juicio, la crisis de PP y PSOE “era bastante previsible, especialmente porque su dominio ha alimentado una cultura de corrupción y sobornos”. Sin embargo, no cree que en España puedan surgir fuerzas nacionalistas antieuropeas como el lepenismo francés “porque el nacionalismo tiende a oponerse a las identidades regionalistas de Cataluña y País Vasco y los independentistas tienden a ver la UE como un aliado potencial contra Madrid”.
“Creo que Podemos está aumentando ahora su popularidad gracias a las revelaciones de corrupción y, si no hay más casos en el futuro, probablemente empezará a declinar antes de las elecciones de 2015”, añade Kirkegaard. “En todo caso, creo que la salida más probable es una gran coalición entre PP y PSOE”, aventura.
Grant: “El Gobierno español está llevando a más catalanes a la independencia”
El investigador del Instituto Peterson para Economía Internacional atribuye la crisis catalana en parte a los intereses “un poco cínicos” de Artur Mas y de Mariano Rajoy de alimentarla. “No veo ningún camino por el que Cataluña pueda buscar la independencia contra los deseos de Madrid, en parte por razones legales pero sobre todo, y más importante políticamente, porque la zona euro pondría una gran resistencia”. “Al final”, concluye Kirkegaard, “Madrid y Cataluña tendrán que negociar un nuevo acuerdo”, pero este no podrá llegar hasta después de las elecciones de 2015 “y se va a ver complicado por cosas como el falso referéndum, que en mi opinión fracasó —debido a la baja participación— en su intento de probar que hay un gran apoyo a la independencia”.
Charles Grant, director y cofundador del Centro para la Reforma Europea (CER en sus siglas en inglés), con sede en Londres, subraya que España ha perdido peso en Europa con Zapatero y Rajoy: “Tiene poca influencia, aunque mantiene el potencial de crear dificultades”. También él cree que si Podemos llegara al poder “sería una mala noticia para Alemania” porque podría inclinar el debate sobre la austeridad en favor de Francia, que quiere relajar la presión. “Eso provocaría una crisis, pero creo que en realidad sería bueno para la UE porque no comparto la visión alemana en esta cuestión”, puntualiza.
“Sobre Cataluña, me cuesta ver cómo puede crear problemas a la UE en su conjunto porque el único problema es que el Gobierno español en Madrid puede distraerse y perder muchas energías en resolver la cuestión catalana”, sostiene Grant. “Por supuesto, si Cataluña rompe de alguna manera sería una verdadera guerra civil entre Madrid y Barcelona y obviamente sería muy diferente”, advierte.
Blockmans cree que la fragmentación política no debilita a España en la UE
El director del CER es muy crítico con el Gobierno español. “Madrid está llevando a más y más catalanes hacia la independencia. En realidad no la quieren, pero como se sienten tan frustrados por la posición cerrada de Madrid en la cuestión constitucional, se sienten empujados hacia ella. Me recuerda el ejemplo histórico de Irlanda. A menudo se olvida que Irlanda no quería en absoluto ser independiente de Gran Bretaña. Durante la lucha nacional del siglo XIX querían Home Rule, autonomía, e incluso ya en 1914, cuando el Gobierno liberal les ofreció autonomía y los conservadores la bloquearon, no querían independencia. Y solo porque durante la I Guerra Mundial se paró el movimiento para darles el Home Rule [autonomía], muchos se hartaron y con el Levantamiento de Pascua, reprimido de forma brutal, quisieron la independencia. Fue solo la estupidez, la increíble estupidez, de la clase gobernante inglesa lo que llevó a una Irlanda independiente”, concluye.
Steve Blockmans, investigador del CEPS bruselense (Centro para el Estudio de Políticas Europeas), cree que “la fragmentación” del panorama político recuerda lo que ocurre en otros Estados miembros. “No deberíamos exagerar la posibilidad de que eso debilite a España como país entre mediano y grande dentro de la UE”. “Me parece potencialmente más peligrosa la dimensión separatista de Cataluña y la crisis constitucional que se ha ido creando. Creo que lo que más preocupa es la falta de cualquier diálogo serio y la ausencia de un proceso democrático para discutir la situación. Se tendría que abordar la cuestión de si tiene que haber o no una reforma constitucional y, si es ese el caso, con qué procedimientos”, opina. A su juicio, en la UE se ve la cuestión catalana “como un problema”, pero sobre todo, “un asunto interno y no debe parecer que están interfiriendo”.
Blockmans enfatiza que en un reciente debate del CEPS “quedó claro que las diferencias entre el caso escocés y el catalán hace cada vez más difícil que se puedan comparar, sobre todo por las diferentes dinámicas que pusieron en marcha los referendos, de abajo a arriba en Cataluña y de forma muy política de arriba abajo en Escocia”. “En Escocia, el debate parece haber muerto con gran rapidez, con Cameron tomando la iniciativa al día siguiente del referéndum e insistiendo en que las leyes inglesas se decidan con votos ingleses. No es ese el caso de Cataluña, donde la gente está cada vez más preocupada con el planteamiento legalístico adoptado por el PP y el Gobierno de Rajoy, que está siendo contraproducente en Cataluña, donde acciones como la acusación contra Artur Mas por su papel en la organización de la consulta no vinculante parece haber echado más leña al fuego. Es como un conflicto a fuego lento y la ausencia de perspectivas de cualquier tipo de diálogo serio es preocupante”, concluye Blockmans.
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