El lehendakari planta a dos mediadores internacionales del proceso final de ETA
Los partidos responsabilizan a la banda y a la izquierda 'abertzale' del parón
La visita que este miércoles realizan a Bilbao dos de los mediadores en el proceso del final de ETA —Jonathan Powell, ex jefe de gabinete de Tony Blair, y Martin McGuinnes, viceprimer ministro de Irlanda del Norte y líder del Sinn Fein— ha suscitado recelos por primera vez en los partidos vascos. De hecho, el lehendakari, Iñigo Urkullu, no tiene previsto recibirles. Los dos mediadores se reunirán con representantes del PNV, PSE y Sortu, pero no con el PP, que también se ha negado a mantener una cita con Powell y McGuinnes. Ambos participaron en la preparación de la Conferencia de Aiete que se celebró en octubre de 2011 y en la que se escenificó la declaración del cese definitivo de la banda terrorista.
"La visita no tiene objetivo alguno porque no hay ningún avance ni en ETA ni en la izquierda abertzale sobre el desarme y los presos desde que, en marzo, Powell visitó el País Vasco", señalan fuentes del Gobierno vasco. Esas fuentes estiman que el viaje "lo ha planeado la izquierda abertzale para aparentar que está haciendo algo cuando está en el inmovilismo". Ante la parálisis del proceso del final de la banda terrorista, el lehendakari ha decidido no generar nuevas expectativas con la visita de los mediadores.
La izquierda abertzale pretendía celebrar una segunda parte de la Conferencia de Aiete, pero el rechazo del Gobierno vasco y de los partidos ante la ausencia de avances reales en ETA lo ha impedido. La visita de Powell y McGuinnes al País Vasco se ha convertido en el sucedáneo del fracasado intento de convocar otra conferencia.
El Gobierno vasco y la mayoría de los partidos pretenden que sirva para presionar a ETA y a la izquierda abertzale. "Si la visita de Powell y McGuinnes sirve para recordar a la izquierda abertzale sus compromisos incumplidos, bienvenida sea", dijo este martes el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka.
La clave del plantón de Urkullu a los mediadores internacionales radica en el fiasco de desarme que escenificó ETA el pasado mes de febrero. Urkullu arriesgó y apoyó aquella operación. Tras comprobar que el desarme era totalmente insuficiente, el lehendakari decidió no prestarse a participar en movimientos que no lleven a la disolución real y definitiva de la banda terrorista. "No habrá ninguna participación del Gobierno vasco en ningún otro show mediático", señaló entonces.
Si la visita de Powell y McGuinnes sirve para recordar a la izquierda 'abertzale' sus compromisos incumplidos, bienvenida sea Josu Erkoreka, portavoz del Gobierno vasco
Desde febrero no ha habido avances. La situación actual es de "parálisis total" en aspectos clave como el desarme, los presos y el reconocimiento del daño causado a las víctimas de la banda terrorista.
En materia de desarme, el grupo de verificadores internacionales, que coordina Ram Manikkalingam, ha hecho saber recientemente al Gobierno vasco que "no hay ninguna nueva propuesta de ETA de desarme". La banda ha incumplido el compromiso que adquirió en febrero, cuando anunció en un comunicado que avanzaría hacia un desarme "unilateral y total". De esta manera, ETA actúa contra los intereses de la izquierda abertzale, que desea una liquidación urgente de la banda para avanzar en sus objetivos políticos.
El colectivo de presos de ETA también está incumpliendo el compromiso de asumir la legalidad penitenciaria y la reinserción individual, recogido en un comunicado del pasado 28 de diciembre. Desde entonces, no ha dado ningún paso efectivo. Se ha limitado a solicitar el acercamiento de presos de la banda terrorista a cárceles próximas al País Vasco. Pero los presos están realizando estas peticiones sin rechazar la violencia, desmarcarse de ETA ni reconocer el daño causado a las víctimas, requisitos que marca la ley para lograr beneficios penitenciarios.
Además, la izquierda abertzale tampoco parece dispuesta a reconocer su complicidad pasada con la banda terrorista para lograr un acercamiento a las víctimas del terrorismo y facilitar el encuentro entre los partidos vascos.
Ante el bloqueo de la situación, Urkullu se reunirá en próximas fechas con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al que pedirá un esfuerzo para que flexibilice la política penitenciaria y facilite la reinserción de los presos etarras que se acojan al marco legal.
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