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Absuelto el apicultor que causó el incendio de Ibiza tras un año en la cárcel

La Audiencia no ve una imprudencia grave por la que el fiscal pedía 11 años de prisión

El apicultor aficionado de Ibiza, Martín Candioti, pasó 370 días en la cárcel, de manera preventiva, tras ser acusado de provocar, involuntariamente, el mayor incendio forestal documentado en Ibiza, ocurrido en mayo de 2011. Más de 1.500 hectáreas de monte protegido de Morna, zonas agrícolas y de chalés dispersos, ardieron durante nueve días a causa del fuego. El siniestro forestal prendió, casi con toda seguridad, al lado de una de sus colmenas, al caer una pavesa del ahuyentador de abejas con humo que Martín usaba. Ahora, la Audiencia de Palma ha dictado su libre absolución, ha dicho que es inocente del grave delito por el que el fiscal le pedía once años de prisión.

A la puerta de la Audiencia de Palma tras conocer la decisión de los jueces, Martín se manifestó "muy satisfecho y muy emocionado". No sabe si reclamará por su dilatada reclusión. Está afectado por ello, vive un momento especial. "Esto ahora estimula. Realmente se ha hecho justicia por toda la injusticia indebida que ya pasó".

El tribunal describe que en su actuación, accidental, Martín “provocó el incendio” pero que no se trata de una imprudencia grave. Señalan que la gravedad del caso no viene marcada por la mayor o menor gravedad del resultado, sino por acción en si misma, el episodio de la caída de la partícula.

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Por los hechos probados y las valoraciones periciales, el recolector de miel al obrar con su ahumador no “determina una actitud grosera” y negligente, sin cautelas. En 2011 no había reglas exigentes en verano de uso de ahumadores de apicultores.

Martín no omitió las más elementales normas, siguió cursos de apicultura, tenía las colmenas registradas, estaba federado y contaba con un seguro. Tenía diez años de experiencia. "Utilizó el ahumador de un modo habitual, como lo había hecho siempre y como lo hacían el resto de personas que han depuesto [declarado]" en el juicio, dice la sentencia. La Fiscalía, por su parte, le acusó señalando dijo que actuó con el "absoluto desprecio de las más elementales normas de prudencia y cuidado".

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Actualmente se marcan perímetros de seguridad alrededor de las colmenas en el monte y se han fijado exigencias en el uso de los ahuyentadores que se vetan en períodos de calor en verano y finales de primavera.

El tribunal descarta que este caso se trate de una imprudencia grave, sino leve y atípica y por tanto impune según el Código Penal. La Audiencia de Palma resalta "el terrible" y "devastador" resultado del juego producido y recuerda la vía de la exigencia de responsabilidades civiles, monetarias, por parte de los perjudicados.

El fiscal pedía para Martín, argentino-español, de 52 años, once años de cárcel por un delito de incendio forestal por imprudencia grave, con un peligro para la vida o integridad física de las personas y afectando a un espacio natural protegido. Medio centenar de personas consignaron daños y perjuicios en sus propiedades. El Gobierno balear cuantificó el coste de la extinción del siniestro y perjuicios en 230.000 euros.

El recolector de miel salió en libertad, tras el año de reclusión, gracias al pago de 3.000 euros de fianza recogida en una campaña de solidaridad por sus amigos. A las puertas de la cárcel manifestó: "Todo un año aquí fue demasiado". Ahora indica que los tres años transcurridos fueron "un periodo negro pera mí".

Martín fue señalado por la Guardia Civil y la fiscalía como sospechoso de haber causado el primer foco del incendio del llamado el "foc de Morna", la sierra dominante en esta zona de Ibiza. Las llamas abrieron un frente de nueve kilómetros en los municipios de Sant Joan y Santa Eulàlia.

El fuego amenazó chalés, urbanizaciones y núcleos rurales. El tres por ciento de la isla, muchos paisajes vírgenes, quedó asolado. La marca del incendio surgió en el centro de la isla y paró en la costa, al llegar al mar.

El juez instructor mantuvo al apicultor en prisión preventiva al creer que existía riesgo de fuga latente ante la gravedad de la eventual pena. Martín, al observar en mayo de 2011 el humo en la zona del incendio, regresó al lugar de los hechos mientras los guardias forestales y del Seprona, buscaban indicios.

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