Y sin embargo se mueve, ¿para bien?
Los partidos defienden la utilidad de las campañas para mover a indecisos y abstencionistas
No cometer errores, no arriesgar. Esta es la primera norma que los estrategas de comunicación han grabado a fuego a los candidatos de los dos grandes partidos, PP y PSOE, en el comienzo de campaña para las elecciones europeas del 25 de mayo. No salirse de la senda marcada; el uno contra el otro y evitar resquicios para que el contrario se cuele.
El resto de las fuerzas políticas, las de menor tamaño, sin embargo, están en el ataque, fuego a discreción; no tienen que dar cuentas de nada ni por nada, así que a la ofensiva hasta el día de reflexión, 24 de mayo. Hay base para una confrontación intensa.
A todos les merece la pena volcarse en la campaña a la luz de los datos demoscópicos; casi un 50% de los electores está en fase de indefinición, bien sea por la abstención o por la duda de a quién votar. A por ellos, a por esta inmensa bolsa de electores se van a lanzar los partidos políticos en esta campaña ante tan inmenso caladero de votos. Aunque solo consiguieran movilizar entre un 10% y un 15% de los votos, el PP y el PSOE conseguirían desplazar al otro unos metros más allá. Y el resto hacerse con la parte alta de la horquilla que reflejan las encuestas.
La pregunta de si las campañas mueven la voluntad de una manera determinante ha tenido diferentes respuestas a lo largo de la historia de los comicios en España. En algunas han sido decisivas. La última, en 2011, sirvió al PP para conseguir una victoria rotunda. Su electorado se volcó para darle la victoria e infligir una severa derrota al Gobierno socialista y al PSOE. La campaña resultó perjudicial para los socialistas. Atrás quedaba la campaña de 2004 de José Luis Rodríguez Zapatero, en la que sus estrategas hacían sondeos diarios y el apoyo crecía día a día. Quienes estaban en la máquina electoral entonces, aún se indignan ante el ataque del contrario de que el atentado del 11-M fue determinante, o lo único determinante, para la victoria socialista de 2004.
Mover a quien duda ir a votar o a quien no sabe a qué opción dirigirse. A por ellos van todos, pero unos con más instrumentos y más medios que otros para captar la atención de la opinión pública. Este es el lamento de los partidos medios y pequeños por su dificultad de llegar a la opinión pública con la misma intensidad que los grandes. Izquierda Plural y UPyD abanderan la queja; a la que ahora se unen las pequeñas fuerzas políticas nacidas, a excepción de Primavera Europea (Compromís y Equo) hace pocos meses. El empecinamiento justificado de Galileo Galilei con su “Y sin embargo se mueve”, sirve para reafirmar a los partidos de que las campañas son útiles para mover el voto; aunque no siempre en la dirección buscada.
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