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Un miembro de la red china de Gao Ping denuncia al CNI por extorsión

La demanda revela un intento de desprestigiar a los fiscales anticorrupción que investigan el caso

El empresario chino Gao Ping, cabecilla del caso Emperador de blanqueo de capitales, sale de la Audiencia Nacional en enero de 2013.
El empresario chino Gao Ping, cabecilla del caso Emperador de blanqueo de capitales, sale de la Audiencia Nacional en enero de 2013. Claudio Álvarez

Yongping Wu Liu, imputado en la operación Emperador, ha denunciado en el juzgado de guardia la extorsión de una presunta agente del CNI para sonsacarle, bajo amenazas, datos extraoficialmente, con destino a la fiscalía Anticorrupción y al margen de su abogado, sobre los policías sobornados por la red que lideraba Gao Ping. Diez policías han sido imputados acusados de haber recibido regalos de la red corrupta a cambio de favores en materia de extranjería, departamento en el que trabajan la mayoría de los agentes.

Wu Liu, precisamente, era el miembro de la trama que controlaba los contactos con los agentes. Los investigadores creen que la denuncia evidencia un burdo intento de desacreditar la instrucción, ya que el CNI tiene nula relación con el caso (siete agentes eran del Cuerpo Nacional, otros dos de policía local de Fuenlabrada y un Guardia Civil), y su escrito se produce después de que se conociera la petición de imputación de los agentes vinculados a tal trama.

En su denuncia, fechada el pasado 9 de abril, ocho días después de que Anticorrupción solicitara la imputación de los agentes, Wu Liu detalla que desde que fue puesto en libertad el 15 de octubre de 2012 “ha venido recibiendo llamadas desde el teléfono xxx de una persona que ha dicho llamarse María y que se ha identificado como miembro del Centro de Nacional de Inteligencia”. El relato del imputado prosigue así: “Me he entrevistado personalmente con María en al menos seis o siete ocasiones, siendo la frecuencia de las visitas de una vez al mes”.

“Desde el primer momento me ha dicho que si yo me porto bien con ella, ella se porta bien conmigo. Desde la primera vez que tuve la cita personal con ella me ha dicho que todas las reuniones serían secretas y que por tanto yo tenía prohibido contárselo a nadie, ni siquiera a mi abogado, añadiendo el tono plural al advertirme que estaban interesados en la comunidad china para ayudar lo máximo posible”.

A partir de ahí, Wu Liu desgrana una serie de datos extraños de la presunta agente del CNI: “Me dijo que si la ayudaba a ella, ella podría ayudarme a mí presentándome a personas que mejorarían mi situación personal [garantizando la libertad]. También me ha dicho que su trabajo y el del fiscal consiste en ayudar a la policía para descubrir corrupción dentro de este cuerpo. Concretamente me dijo que en la policía hay mandos importantes implicados en esta corrupción”. Llamativo que ofrezca a ayudar ser libre a quien ya está libre.

El presunto mafioso, a renglón seguido, vierte una acusación más personalizada: “También me ha dicho que ella y su departamento confían plenamente en un fiscal que se llama Grinda (José Grinda). María me ha dicho en varias ocasiones, y hoy también, que vaya sin decírselo a nadie. Me dijo que le contara lo que supiera al fiscal y a cambio me ayudarían con mi situación en la operación emperador”. Esta afirmación da pistas sobre la denuncia: un supuesto mafioso chino esgrime que un fiscal le extorsiona para pedirle datos sobre policías corruptos. Pero dicho fiscal no precisaba forzar su testimonio orillando la legalidad. Porque hacía ocho días que Grinda había presentado al juez su informe sobre los supuestos policías corruptos vinculados a la trama de Gao Ping.

El denunciante, desde hace dos años recibe tal presión mensualmente y sólo la declara cuando ya es irrelevante para la causa. Por otro lado, en este caso, no actúa en solitario un fiscal, sino dos: Grinda y Juan José Rosa. Y, en el caso de la supuesta mafia policial del caso Emperador, los fiscales parten de un informe de Asuntos Internos. Es decir, la base de la denuncia contra los policías viene de otros policías, adscritos al director adjunto operativo. No precisan arrepentidos, porque las propias llamadas telefónicas de los chicos de Gao Ping han retratado las corruptelas de cada agente implicado.

Ambos fiscales tienen el absoluto respaldo del fiscal jefe de Anticorrupción, Antonio Salinas, y del propio fiscal general, Eduardo Torres-Dulce. En las alturas de dicha institución, más bien, se considera que esta denuncia evidencia un burdo intento de desacreditar a dos de sus mejores fiscales tras poner la lupa sobre una decena de agentes sospechosos de cobrar a cambio de favores.

La denuncia de Wu Liu deja las siguientes perlas: “Cuando le he intentado explicar las relaciones que creía correctas con estos policías, María ha insistido en que esas relaciones no le cuadran, que de todas maneras le interesaba toda la información sobre Carlos Salamanca, comisario jefe del aeropuerto de Barajas, para que lo quitaran de allí. Además de Carlos me ha preguntado por el policía de extranjería Federico Sánchez de Frutos. Me preguntaba sobre Carlos, si tiene más amigos chinos y si tiene relación con ellos. Además, me ha preguntado si yo he hecho regalos a Carlos, si hacíamos negocios juntos o si yo le he comprado información. Todo es mentira. Sobre el policía de extranjería, me pregunta si podía ayudarme, si hacía papeles a otros compatriotas. María también me ha preguntado expresamente si Carlos Salamanca o Miguel Ángel [Gómez Gordo] me hacían favores o si me revelaban datos sobre investigaciones. María me está insistiendo mucho en que yo diga que esos policías hacían cosas que son ilegales, me está coaccionando a decir mentiras y acusar falsamente a esos policías”.

La obsesión del denunciante o de su interlocutora con el fiscal Grinda es patente: “María me ha dicho que el CNI tiene mucho poder en España y me ha insistido en que yo debería hablar con el fiscal, José Grinda, para que yo le contara cosas y él me ayudaría a mí. Además, me ha dicho que a Grinda le cuente cosas sobre los negocios que hacen estos policías, sus relaciones y amistades y si conozco si ellos vendían información a cambio de regalos. Además, me ha contado que la Audiencia Nacional no ha querido investigar las denuncias presentadas por Grinda porque no había pruebas y que éste ha intentado presentar estas denuncias en otros juzgados”. Estas afirmaciones de la supuesta agente del CNI son falsas: ni la Audiencia ha rechazado el escrito de la fiscalía, ni se ha presentado en otros juzgados. La causa ha cambiado de juez por una inhibición personal del juez Fernando Andreu, amigo de antaño de un imputado.

Por otro lado choca que la supuesta emisaria de Grinda invite a testificar ante este fiscal que tiene mucho poder y al tiempo lo denigra al acusarlo de denunciar sin pruebas y ver tumbados sus informes. En todo caso, la denuncia corrobora que la supuesta agente del CNI sabe que la fiscalía ya ha denunciado a una decena de agentes corruptos en la Audiencia Nacional.

La denuncia sube de tono: “Hoy me he sentido coaccionado porque María me ha dicho literalmente que ella me organiza una cita a solas con el fiscal o con una persona que mandaría él de la fiscalía y que estaría yo controlado por su equipo de seguridad para que nadie nos grabara la conversación ni nos moleste. Y me advierte que sería una conversación extraoficial y no le diga absolutamente nada a mi abogado”. El presunto mafioso chino asegura en su relato que una agencia de detectives le grabó tal encuentro el pasado 9 de abril con María en el hotel Palacio de Arte de la calle Atocha 123 de Madrid, pero añade que tales detectives no lograron “identificar físicamente a la entrevistada”, pero sí disponen de foto de una supuesta pareja de seguridad de la espía.

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