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El Gobierno de Mas intenta convencer a la UE de que “Cataluña no es Crimea”

La Generalitat se dirige a las embajadas en Madrid de los 28 socios de la Unión

Francesc Homs (izquierda) con Artur Mas, el pasado mayo, en el Parlamento de Cataluña.
Francesc Homs (izquierda) con Artur Mas, el pasado mayo, en el Parlamento de Cataluña. Carles Ribas

El referéndum de autodeterminación de Crimea y su posterior anexión a Rusia han pillado con el pie cambiado a la Generalitat catalana. La contundente reacción de la Unión Europea y de Naciones Unidas, que han rechazado de plano la secesión de la península del mar Negro y han reafirmado la integridad territorial de Ucrania, ha sido recibida como una victoria por el Gobierno de Mariano Rajoy, que considera que se ha sentado un precedente que hace muy difícil que el proceso soberanista impulsado por Artur Mas pueda obtener reconocimiento internacional.

Para intentar neutralizar este efecto, la Secretaría de Asuntos Exteriores y de la UE de la Generalitat, dependiente del consejero de Presidencia, Francesc Homs, ha remitido a las embajadas de los 28 socios de la UE en España un documento en el que intenta desvincular ambos casos bajo el significativo título de “Cataluña no es Crimea”.

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El texto, fechado el 26 de marzo —solo diez días después del referéndum de Crimea, en el que los partidarios de la anexión a Rusia se impusieron por el 96,77% de los votos—, asegura que la consulta fue “un intento de legitimar la anexión del territorio de un país soberano por un poder invasor”. Los votantes, continúa, se encontraron ante “una falsa elección”, en la que el mantenimiento del status quo, la permanencia en Ucrania en las mismas condiciones, “no era una opción”. Todo el proceso se realizó con gran celeridad por parte un Gobierno (el de Crimea) “instalado mediante la fuerza, bajo la tutela de un Ejército ocupante”, sin libertad de debate entre distintas opciones, con una participación superior al 100% del censo en algunos distritos (es decir, con indicios de fraude), y todo ello acompañado de la propaganda más grosera.

Frente a este panorama, la Generalitat sostiene que “la situación de Cataluña no puede ser más diferente”: cuenta con un Gobierno elegido democráticamente y plenamente legítimo y el deseo de autodeterminación está enraizado en el pueblo catalán y no responde al capricho de los líderes políticos ni a una imposición desde el exterior. “No hay ejércitos extranjeros en nuestras calles, ni nadie trata de anexionar nuestro país”, insiste.

Para el Gobierno catalán, la consulta de Crimea fue una “falsa elección”

El texto recuerda que la Generalitat ha pedido al Gobierno español que le delegue la competencia para organizar un referéndum —propuesta que debatirá el día 8 el Congreso— y asegura que no existe impedimento legal para celebrarlo si hay voluntad política en Madrid. En caso contrario, agrega, “organizaremos una consulta popular usando nuestra propia ley. En todo caso, será un proceso abierto y democrático; con un voto no como una de las opciones”.

“Aquellos que vinculan Cataluña con Crimea confunden deliberadamente la situación real para crear confusión”, añade. “Cualquiera de nuestros socios internacionales puede explicar la diferencia entre Barcelona y Simferopol [capital crimea]. Si alguien en Madrid aún tiene dudas, estamos dispuestos siempre a discutir las diferencias”.

Sin mencionarlo, el texto se refiere al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien ha declarado que el paralelismo entre el referéndum de Crimea y el que se pretende organizar el 9 de noviembre en Cataluña es “absoluto”, ya que ambos vulneran sus respectivas constituciones.

El Gobierno español ha insistido en que el referéndum de Crimea es ilegal, en primer lugar, porque vulnera la legislación interna de Ucrania, más allá de que también viole el derecho internacional, y se apuntó un tanto cuando logró que, en las conclusiones de la cumbre de la UE del 21 de marzo, se incluyera el siguiente párrafo: “El Consejo Europeo no reconoce el referéndum ilegal de Crimea, que constituye una clara violación de la Constitución ucraniana”.

El 24 de marzo, la Asamblea General de la ONU aprobó, por 100 votos a favor y solo 11 en contra, una resolución en la que advierte de que, “al no tener validez [el referéndum de Crimea], no puede servir de base para modificar” su estatuto internacional.

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