Euskadi pide a Madrid que el condado de Treviño pase a Álava por ley
El enclave trata de esquivar el permiso de Castilla y León
El condado de Treviño tira de imaginación para lograr dejar de ser territorio burgalés. El enclave ha logrado este jueves la complicidad del Parlamento vasco para elevar al Congreso una proposición de ley de artículo único para lograr su anexión a Álava. Es la vía para esquivar la que marca el Estatuto de Castilla y León, que previsiblemente será frenada en Madrid ante la negativa de PP y PSOE.
Con unos 2.000 habitantes empadronados y muchos más con su residencia real en el enclave —uno de los 26 de España—, Treviño convive con la tradicional reclamación de buena parte de sus habitantes —a tenor de la representación en el Ayuntamiento y de las últimas consultas— de anexionarse a Álava. Rodeado de territorio alavés, pertenece en realidad a la provincia de Burgos, cuya capital está a 100 kilómetros, frente a los 18 que dista de Vitoria.
“La primera vez que fui a Burgos fue con 21 años, para hacer la mili”, recuerda un hombre que nació en Lapuebla de Arganzón, uno de los dos municipios del enclave. Trabaja en Vitoria, ciudad en la que sus hijos estudiaron y, como él, desarrollan su vida. ¿Burgalés o alavés? La respuesta es rápida: “alavés”.
Los treviñeses acuden a Vitoria al médico especialista gracias a un convenio con Osakidetza; a diario más de un centenar de niños viajan a Nanclares para estudiar en euskera; el cura proviene del Obispado de Vitoria y los guardias civiles del cuartel, de la misma ciudad. Los treviñeses tienen la lección aprendida con ciertos detalles: si hay una emergencia, es mejor llamar desde un teléfono fijo —todos tienen el prefijo alavés, 945—, porque la llamada la recibe el 112 vasco. Con el móvil, la llamada pasa al de Castilla y León y, en caso de traslado a un hospital, el enfermo termina en Burgos.
Si unos defienden la segregación, otros tiran de un parco “igual nos da”, como un comerciante de Condado de Treviño que resalta que su principal preocupación no es esa, sino la crisis. La cuestión económica es precisamente uno de los problemas que encuentran los Ayuntamientos: la diferencia entre personas empadronadas y las que realmente viven en Treviño es amplia, porque muchos están empadronados en Euskadi para poder acceder a sus servicios. Esto supone que los municipios reciben financiación y apoyo por un tamaño inferior al real.
El enclave ha intentado varias veces la segregación, que respaldan —la última en junio de 2013— los plenos de los dos Ayuntamientos, porque el Estatuto obliga a contar con informes favorables de Burgos, que se niega. De ahí el intento de esquivar esa vía con una ley orgánica, alternativa que PNV, EH Bildu y PSE respaldan, pero no así el PP —aunque el vasco quiere la anexión— ni el PSOE.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.