Defensa envió otro avión al Príncipe ante la falta de garantías del suyo
El Ejército del Aire temía que la avería se repitiera al cruzar el Atlántico La comitiva de Rajoy viajó a Roma en tres aviones, uno prestado por Bélgica
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, no quiso correr riesgos. Ordenó este lunes por la mañana que se enviara un segundo Airbus 310 a Tegucigalpa para recoger al Príncipe, quien asistió en la capital hondureña a la toma de posesión del nuevo presidente, Juan Orlando Hernández Alvarado. En teoría, la avería que sufrió el avión que le llevó a Centroamérica era menor (un fallo en el indicador del aceite) y había sido reparada durante su escala en Santo Domingo, a donde tuvo que regresar a los 20 minutos de despegar y que se prolongó finalmente ocho horas.
Sin embargo, la tripulación advirtió de que el indicador seguía fallando al superar determinada altitud, lo que no suponía inconveniente para un vuelo corto (entre República Dominicana y Honduras), pero sí para cruzar el Atlántico de vuelta a casa. El problema es que tampoco había tiempo para realizar todas las comprobaciones necesarias, pues don Felipe debía estar esta misma mañana en Tenerife.
El envío a Honduras del segundo A330 obligó a reacomodar a la delegación que, encabezada por el presidente Mariano Rajoy, acudió a Roma para participar en la cumbre bilateral. En vez de viajar todos en el Airbus (con capacidad para unos 60 pasajeros), hubo que repartirlos entre dos Falcon 900 (12 plazas) y pedir prestado un Embraer 135 a Bélgica (para otros 30).
Este último avión ya había sido reservado el sábado por si acaso, al coincidir los viajes del Príncipe y el presidente, a través del Centro de Control de Movimientos en Europa (MCCE), un club de 25 países que ponen en común los aviones de transporte que tienen disponibles y se pagan luego en horas de vuelo.
El Ejército del Aire cuenta con tres Falcon 900 más, pero uno está cedido a la ONU para supervisar la destrucción de las armas químicas sirias; otro llevó al ministro Luis de Guindos a Bruselas; y el tercero se quedó de reserva en Torrejón (Madrid).
Don Felipe, que viajó a Honduras con una comitiva reducida, podía haber utilizado uno de los Falcon 900, pero fuentes de la Casa del Rey explican que el personal de avanzadilla (protocolo y seguridad), que llegó a Tegucigalpa unos días antes, tenía previsto regresar en el avión del Príncipe y que, ya en Canarias, se les unirían la Princesa y sus acompañantes. La comodidad del A310 le permitía aprovechar los trayectos para descansar.
Tras dos averías en dos meses, Defensa ha ordenado revisar el mantenimiento de estos aviones para comprobar si se cumplen protocolos y procedimientos. Se da la circunstancia de que en marzo pasado la firma EADS, fabricante del Airbus, sustituyó a Iberia en esta tarea.
Los A310 tienen más de dos décadas (se compraron de segunda mano a Air France en 2003) y hace años que no se fabrican. Pero, bien mantenidos, aún tienen muchos años por delante y uno de ellos se sometió en 2013 a la gran revisión que se hace en mitad de su vida útil. Incluso aparatos nuevos, según advierten los expertos, pueden sufrir este tipo de averías. “La única forma de garantizar que siempre hay un avión listo en caso de problemas es disponer de un tercer avión”, advierte un experto. La cuestión es si España se puede, y se debe, permitir los 100 millones que cuesta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.