Primarias no secundarias
Se ha decidido ya el mecanismo del PSOE para abordar sus elecciones primarias, una de las escasas fuentes de esperanza que nos van quedando en el desolador panorama de la política española actual. ¿Hay motivos para ilusionarse o va a ser más de lo mismo? La pregunta no es fácil de responder. Depende. En primer lugar, del propio sistema elegido. A mi juicio se ha optado por uno demasiado estricto y “garantista”, que puede inducir a una menor participación de los simpatizantes. Ahí se nota el vértigo de la cúpula actual del partido ante las consecuencias de una potencial “espontaneidad no controlada”, de un salto al vacío con consecuencias imprevisibles. Y eso es manifestación del típico dilema interno de todo partido en su juego con los principios de inclusión / exclusión. Si es demasiado abierto, la militancia y la sujeción a sus normas y programa acaba careciendo de sentido; pero si se cierra en exceso sobre sí mismo pierde frescura y puede caer en la tan denostada oligarquización. Se ha preferido evitar el “aventurismo”.
El PSOE ha elegido un sistema muy garantista para sus elecciones
Segundo. La personalidad de los candidatos y su capacidad para ilusionar van a convertirse en la cuestión central. Dejando de lado ahora si el PSOE tiene el banquillo necesario para conseguir que esto pueda llegar a ser una realidad, lo que parece evidente es que las primarias ofrecen una oportunidad única para debatir, dar cuenta del discurso básico aprobado en la conferencia política e implicar a sectores ajenos al mismo en su propia deliberación interna. Temas no faltan. Los desafíos políticos son tan inmensos y están tan entreverados que solo podrá alcanzar el éxito el candidato / a que sepa abordarlos con entusiasmo, sensatez e introduciendo alguna diferencia clara respecto a lo ya conocido. Solo así podrá superarse la desesperanza que ha hecho mella en la izquierda durante este inacabable proceso de crisis social y política. El dilema aquí no es ya entre inclusión / exclusión, sino entre más-de-lo-mismo / capacidad para sorprender; o sea, indiferencia o interés.
Lo peor que le puede pasar al PSOE es que salga de las primarias habiendo proyectado algo parecido a un ritual vacío. Ya se sabe, lo malo de crear expectativas es que luego hay que satisfacerlas. Por eso no le queda más remedio que arriesgar. No lo ha hecho con los procedimientos, así que tendrán que intentarlo los candidatos con sus propuestas y su performance. Propuestas que presenten un cambio que sea creíble. Y ahí la prueba de fuego está en movilizar a los jóvenes, que representan la renovación de sus valores y el grueso de su masa crítica. Sin su participación, el objetivo se quedará a medias. Pero ninguno de los candidatos lo tendrá fácil. Dadas las condiciones en las que transcurre la vida política española, su desafío consiste en armar un proyecto de reforma que pueda aspirar también a ser compartido por otras fuerzas políticas. Casi nada.
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