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El contacto del PP con la Iglesia

El ministro del Interior es del Opus y representa al sector más derechista

Carlos E. Cué
SCIAMMARELLA

En la biografía de Jorge Fernández, un veterano político que ya el 23-F de 1981, el día del golpe de Estado, era gobernador civil en Asturias, con UCD, hay un momento particular que a él le gusta recordar y que en el PP se cita cada vez que sale este ministro en la conversación. Fue en 1990. Fernández, que había sido líder del PP catalán de 1985, fue destituido para colocar en su lugar a Aleix Vidal-Quadras. Atravesaba sus horas más bajas. Precisamente en un viaje a Las Vegas, la capital del juego y la juerga, Fernández decidió cambiar radicalmente de vida. Se hizo profundamente religioso, hasta recalar en el Opus Dei, donde ejerce como supernumerario (los miembros que están casados y no viven dedicados completamente a la Obra). Y esa entrada en el Opus le abrió un nuevo campo de influencia política. Fernández es un hombre de poder, un veterano negociador, con contactos en todas las altas instancias del poder político, religioso y empresarial. Y por supuesto especialmente entre los miembros de la Obra, con presencia importante en Cataluña, la comunidad en la que ha ejercido su influencia, y en especial en el mundo de la banca.

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Fernández es, desde esa conversión de los años noventa, el principal representante del sector más conservador del PP, vinculado a las posiciones de la Iglesia y de la Conferencia Episcopal. Durante años, con la condición de amigo íntimo de Rajoy —que se lo llevó como secretario de Estado en cuanto llegó al Gobierno en 1996— ha ejercido como vínculo entre los personajes clave de la Conferencia Episcopal y el propio Rajoy. Cada vez que había un conflicto, Fernández trataba de ejercer de mediador. Cada vez que salía una cuestión polémica, ya en la oposición, como el aborto o el matrimonio homosexual, ahí estaba el ahora ministro del Interior para presionar a favor de posiciones más duras. Él presionó para que en el programa electoral de 2011 quedara claro el compromiso de derogar la ley del aborto del PSOE. Y lo logró. En cada congreso del PP, Fernández y sus fieles se encargaban de vetar cualquier intento aperturista en los documentos ideológicos del partido. Incluso ahora, en el Gobierno, Fernández ha llegado a decir que estas uniones “no garantizan la supervivencia de la especie” e insistió en que la sentencia del Tribunal Constitucional, que sancionaba esta norma, no le hacía cambiar “su convicción de que el matrimonio define la unión entre un hombre y una mujer”. Ahora Fernández, que además de este perfil ideológico es un hombre dialogante, se ha convertido en un ariete de Rajoy para tratar de recuperar al electorado conservador.

Interior siempre ha sido un ministerio clave que han ocupado personas pata negra del PP, como Jaime Mayor, Ángel Acebes o, en su momento, el propio Rajoy. Desde ese ministerio se han lanzado siempre los mensajes clave al electorado natural del PP y en especial al mundo de las víctimas. Históricamente los ministros han logrado estar entre los más valorados, tanto que ese puesto ha sido utilizado por todos ellos como trampolín político. Jaime Mayor saltó a candidato en el País Vasco y posible sucesor de Aznar, Rajoy pasó a vicepresidente, Acebes a secretario general del PP y Alfredo Pérez Rubalcaba, otro ministro del Interior, a vicepresidente y luego a candidato. Sin embargo, Fernández no lo está logrando. Su valoración es muy baja, y en el mundo de la derecha le culpan de ser demasiado blando. Rajoy le mantiene su apoyo y él parece decidido a dar la vuelta a las encuestas.

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