El PSOE asegura que Susana Díaz tendrá un papel satisfactorio en su cumbre
La presidenta andaluza quiere tener un papel activo en la Conferencia Política de su partido Fue decisiva para que el grupo parlamentario cambiara el voto sobre el derecho a decidir
Susana Díaz Pacheco, sevillana de 39 años, presidenta de la Junta de Andalucía desde hace 58 días y líder del PSOE andaluz aunque aún no sea secretaria general, quiere hacer oír su voz en el partido. Ha rechazado presidir la Conferencia Política del PSOE del próximo fin de semana para no limitarse a dar la palabra a los compañeros y poder "decir cosas". El secretario de Organización socialista, Óscar López, ha asegurado hoy que Susana Díaz que tendrá un papel "satisfactorio" para todos en la conferencia política, para sostener a renglón seguido que la Ejecutiva Federal se siente apoyada por la mandataria andaluza.
¿Cuáles? Aún no se conocen con detalle, pero sí que intervendrá en la apertura del cónclave junto con el presidente de Asturias, Javier Fernández. Las "cosas" que vaya a decir inquietan a la dirección federal que pilota Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque fuentes próximas a Díaz aseguran que no contribuirá a la desestabilización del secretario federal. Al menos, por ahora no. Todavía, no.
Díaz ha demostrado esta semana su capacidad de influencia en el PSOE, cambiando el sentido del voto del grupo socialista en la votación de una moción de UPyD sobre el modelo territorial. Y lo ha hecho de una manera muy visible, llamando a retreta a los 25 diputados andaluces en el Congreso y en coincidencia con veteranos de la vieja guardia del partido, empezando por Alfonso Guerra.
Aunque siempre se dice que la federación andaluza es la más poderosa del PSOE, también es verdad que siempre se ha movido de manera silente, sin sacar pecho. Esa invisibilidad empezó a diluirse cuando José Antonio Griñán tomó las riendas del partido (aún las tiene pero está en posición de reina madre) y ahora es cada vez más nítida porque la líder que aún no lo es (asumirá la secretaría general en un congreso los días 23 y 24 de noviembre) ha cogido el rotulador gordo para perfilar el descolorido proyecto socialista. Díaz no solo quiere el poder implícito del 25% de la militancia, sino que quiere hacerse presente en decisiones que le afectan.
El martes pasado, los diputados andaluces torcieron el gesto cuando a la una de la tarde en la reunión de grupo su compañero extremeño Ignacio Sánchez Amor despachó en un pispás el debate sobre una iniciativa de UPyD en defensa de la Constitución y contra el derecho a decidir. El ponente no aclaró el sentido del voto, porque así se lo pidió la dirección del grupo, según la versión de varios diputados.
Manuel Chaves se olió algo extraño y habló con la portavoz Soraya Rodríguez y con la propia Rosa Díez (UPyD), autora de la moción envenenada. Rodríguez le confirmó la abstención. "Eso es una barbaridad, un error letal, vas a tener un problema con el grupo", aseguran que le dijo. Cuando se corrió la voz, los andaluces se movilizaron con Miguel Angel Heredia, coordinador de los diputados de Andalucía, al frente. Fue este el que transmitió la directriz de Díaz. Diputados como Antonio Pradas, Manuel Pezzi, Javier Barrero, Gaspar Zarrías hicieron de enlaces con otros compañeros, con participación también de Mario Jiménez, número dos del PSOE andaluz. La posición de Andalucía era unánime: "De abstención, ni hablar", afirma una de las fuentes consultadas. No se recuerda en el Grupo Socialista un aluvión similar de llamadas desde la cúpula de una federación sobre un asunto no directamente relacionado con esa comunidad.
Díaz rechazó presidir la cumbre socialista porque quiere tener un papel activo
Susana Díaz vivió el episodio desde su despacho del palacio de San Telmo en Sevilla. Pidió a Chaves y Alfonso Guerra que mediaran con la dirección del grupo para que "trasladaran la visión de Andalucía". En ningún momento, según todas las fuentes, Andalucía amenazó con romper la disciplina de voto, como sí hicieron sus compañeros catalanes, pero el malestar hasta que ya por la noche se decidió votar a favor de la moción de UPyD adquirió el tono rojo que marca la subida de la temperatura. En esas horas, hubo decenas de conversiones de pasillo en el Congreso, cruces de llamadas y muchas consultas. No solo desde Andalucía, sino también desde otros territorios molestos con la abstención. Desde el entorno de Díaz niegan que diera un ultimátum a Rubalcaba y que la conversación que mantuvo con este fue cordial. Fue el secretario general el que contactó con la presidenta andaluza, también con el presidente asturiano, Javier Fernández. "Susana le dijo que no estaba de acuerdo y que había que votar a favor, pero Alfredo ya tenía claro que no se podía mantener la abstención", asegura un destacado dirigente. La posición de la presidenta de la Junta sobre el derecho a decidir de Cataluña es muy clara, aunque ella no emplea palabras complejas para emboscar la negativa. "¿Decidir qué?, ¿decidir la independencia de Cataluña? Ese derecho no existe en ninguna constitución del mundo", dijo en una conferencia en Madrid el pasado 3 de octubre.
El martes se percibió como nunca en el Grupo Socialista el poder de Andalucía
"No aceptaremos una posición tibia del partido respecto al soberanismo", asegura un destacado diputado del PSOE andaluz. Y todo eso, que simboliza el inicio de una nueva correlación de fuerzas en el PSOE, ocurrió a solo una semana de la Conferencia Política del partido.
Según explica un veterano diputado del PSC, el martes se percibió como nunca había ocurrido en el Grupo Socialista esa presión y ese poder desde Andalucía.
La percepción en el Grupo Socialista del Congreso es que Susana Díaz no moverá un dedo por el momento contra Rubalcaba, pero sí pretende intervenir decisivamente en el rumbo del partido. Añaden que desde el PSOE andaluz se transmite la idea de desagrado con el equipo de Rubalcaba en Ferraz, con escasa voz de la federación. Significativamente, Díaz ha creado una tupida red de contactos en Madrid, para dar eco a su presencia en la política nacional.
Por otra parte, aunque oficialmente no está decidido aún, la dirección del Grupo abordará esta semana la probable multa de 600 euros por diputado del PSC por romper la disciplina de voto.
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