Seis minutos de clamoroso silencio por los mineros del accidente en León
Unas 2.000 personas se reúnen en Pola de Gordón en homenaje a las víctimas
León amaneció de luto este martes por la muerte de seis de sus mineros por un escape de metano en el pozo Emilio del Valle, a menos de diez kilómetros de Pola de Gordón y a 40 de la capital. A las doce en punto, frente al Ayuntamiento, se celebró una concentración para homenajear a las víctimas y a los cinco heridos hospitalizados en León.
Dos horas antes, el bar Manolín de Pola ya servía muchos más cafés de lo habitual. Poco a poco, familiares, amigos de mineros y vecinos iban llenando las calles cercanas a la plaza mayor de este minúsculo pueblo leonés. En la puerta del establecimiento, un grupo de mineros asturianos tomaba café caliente. “En un día como hoy no podíamos faltar para apoyar”, vociferaba uno de ellos.
A pocos minutos de las doce, unas 2.000 personas, la mayoría con la minería en su ADN, se agolpaban en la Plaza Mayor. Dos mineros jubilados comentaban las posibles causas de la tragedia. “Tenían que haber hecho tiros de desgasificación para que el metano hubiera salido poco a poco”, decía uno. “Tendría que haber mejor ventilación”, comentaba el otro. Entre tanto, la llegada de José Manuel, el hermano de Orlando González, la única víctima que vivía en Pola, llamaba la atención de los periodistas. “Hemos querido estar aquí hoy para apoyar a todas las familias porque nos sentimos en deuda por todo el apoyo que hemos recibido nosotros”, aseguró. Iba acompañado de Marta, la novia que, de estricto luto, rompió a llorar al recibir el abrazo de sus seres queridos.
No faltaba nadie. Estaban los supervivientes, los empleados que estaban de baja o de vacaciones, las esposas, las madres, los hijos, los familiares cercanos y lejanos y los compañeros venidos de todos los rincones, como los asturianos que tomaban café a las puertas del bar Manolín.
“Tenemos que estar juntos en el momento más trágico que ha vivido nuestra comarca”, proclamaba Francisco Castañón, alcalde de la localidad. “La mina se ha llevado a seis personas, seis proyectos de vida que convivían con nosotros, seis compañeros que conocíamos, tomaban el café con nosotros… eran seis buenos mineros", añadió.
En el pueblo, crespones negros en cada negocio y cada casa. En la plaza, banderas a media asta, numerosas velas a la puerta del Ayuntamiento, y dos pancartas desgastadas con las frases En defensa del carbón y Minería, solución ya! que fueron colocadas hace más de un año, cuando las protestas del sector por los recortes del Ministerio de Industria. Entre los asistentes, silencio sepulcral, miradas perdidas y abrazos espontáneos. El alcalde mencionó con especial énfasis a Juan Manuel Menéndez, el trabajador que se encuentra en estado crítico en el Hospital de León por intentar salvar a sus compañeros. “Merece todo el respeto y el cariño”, aseguró.
Seis minutos de estruendoso silencio —un minuto por cada minero muerto— pusieron fin al homenaje. Después, la plaza entera prorrumpió en un sonoro y largo aplauso y un grito unánime: ¡Vivan los mineros!
¿Y ahora qué va a pasar? Se preguntaba Pedro Gutiérrez, de 35 años y en el tajo desde hace trece. Acompañado de su mujer, Montse, este minero está de baja por una doble hernia discal. “El problema es que dentro de cuatro días nadie se acordará de nosotros, ni de nuestra lucha", se lamentaba.
"La seguridad es buena”, reconoce Gutiérrez, “pero es verdad que ha habido recortes, y cuando los hay, de donde primero se quita es de prevención”. "La empresa solo mira la producción, tenemos que llegar a las 1.200 toneladas de carbón en el primer cambio de turno; si no, igual toca quedarte más tiempo a trabajar”, criticaba.
Mientras, cinco heridos aún se recuperaban aún en el Hospital de León. Tres de ellos siguen en la unidad de cuidados intensivos.
Tan rápido como se llenó, Pola de Gordón quedó casi vacía. Por el pozo Emilio del Valle, donde se vivía una de las dos jornadas de luto declaradas por la Junta de Castilla y León, solo pasaron media docena de técnicos de la empresa concesionaria de la explotación, la Hullera Vasco Leonesa. Hasta que no se cumplan 48 horas no se podrá acceder al interior de la mina porque los niveles de gas metano son demasiado elevados: se calcula que el oxígeno disponible ronda el 1%, cuando la cantidad mínima con la que se puede acceder es del 21%. La empresa, por su parte, asegura que aún no hay ninguna hipótesis sobre cómo se desató la tragedia.
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