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cámara baja

Localizados ocho impactos de bala del 23-F desconocidos hasta hoy

El Congreso también comprueba la desaparición de diez marcas contabilizadas en 1981

Dos de los nuevos impactos de bala descubiertos.Foto: atlas | Vídeo: Atlas
Francesco Manetto

Un disparo seguido de una ráfaga. Antonio Tejero y los guardias civiles que le acompañaban en el intento de golpe de Estado apretaron el gatillo al menos 45 veces tras irrumpir en el hemiciclo del Congreso de los Diputados la tarde del 23 de febrero de 1981. A ese número —45— ascienden los impactos de bala localizados hasta hoy, después de que la Cámara baja descubriera ocho nuevas marcas gracias a un estudio encargado tras las obras de rehabilitación del pasado verano.

El análisis de la cubierta ha permitido comprobar, no obstante, que desde ese año han desaparecido diez impactos por la realización de distintos trabajos de mejora. Cinco de ellos, ubicados sobre la tribuna de prensa, fueron sellados entre julio y agosto pasados por la colocación de una rejilla de ventilación del nuevo sistema de aire acondicionado. Se ha perdido, en definitiva, la memoria de diez de los tiros que resonaron en el hemiciclo tras el aciago “¡Quieto todo el mundo!”.

En septiembre, tras producirse una gotera que obligó a retrasar dos horas el comienzo del pleno, se apreció la destrucción de algunas señales como consecuencia de las últimas obras. El Congreso encargó entonces un informe interno sobre las causas de esa caída de agua y encomendó a un equipo de topógrafos un estudio para “localizar y documentar los impactos existentes”.

Las ocho marcas no conocidas hasta ahora están ubicadas en dos plafones planos del techo, en la zona de bóveda y en la faja sobre la cornisa de focos. Ese informe, examinado este martes por la Mesa del Congreso, certifica también que han desaparecido diez de las 37 marcas catalogadas en 1981. Desde ese año, reconoce la Cámara baja, “se han realizado algunas obras en el hemiciclo que podrían haber afectado a las señales de los disparos”. Los trabajos más importantes se llevaron a cabo en 1988, pero no fue hasta 1999 cuando el arquitecto conservador de esta institución documentó solo 33 marcas. Ya se habían perdido, por tanto, cuatro de las originales; este año desaparecieron cinco, y una rejilla con impacto de bala será expuesta en uno de los pasillos.

Con respecto a la destrucción de las marcas durante esta última obra, la de este verano, el Congreso argumenta: “La premura con la que se realizaron los trabajos —20 días del mes de julio y primera quincena de agosto—, los problemas de instalación, el reducido espacio de que se disponía en la estructura de madera, así como la dificultad para acceder a la documentación sobre el 23-F, por su carácter reservado, han contribuido a la eliminación de algunas señales de la que no fueron conscientes ninguna de las personas que han intervenido en la obra, según señala la arquitecta conservadora en su informe”. Esto es, la Cámara baja evita atribuir responsabilidades por la eliminación de las marcas y se limita a insistir en que dio la orden de que se conservaran.

“Desde el primer momento”, recalcan desde el Congreso, “se trasladó, tanto a los responsables de la Dirección General del Patrimonio del Estado como de la empresa adjudicataria, la directriz clara y explícita de que los impactos de bala del 23-F debían conservarse y que, en el caso de que por necesidades técnicas no fuera posible, debía informarse al órgano de gobierno de la Cámara”.

Las Cortes también encargaron un informe sobre las goteras y la caída de agua del pasado 11 de septiembre que obligaron a aplazar dos horas el comienzo del pleno por una cascada que inundó la tribuna de prensa, los escaños del Grupo de La Izquierda Plural y algunos del PSOE. “La lluvia”, según el estudio, “hizo que una de las bajantes del edificio rebosara, inundando el canalón y provocando un embalsamiento de agua que se filtró por la nueva rejilla de ventilación, cayendo directamente en la tribuna de prensa del hemiciclo”. En cualquier caso, el informe mantiene que “la filtración no ha ocasionado desperfectos de importancia y únicamente será necesario tapar los orificios abiertos para acelerar el desagüe y pintar la zona afectada”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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