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El ‘caso vasco’, por el profesor Ibarretxe

El ‘exlehendakari’ difunde el “acervo cultural” de su pueblo por universidades norteamericanas y le “preocupa” Cataluña

El exlehendakari Juan José Ibarretxe durante la presentación del plan de trabajo que dirige.
El exlehendakari Juan José Ibarretxe durante la presentación del plan de trabajo que dirige. Miguel Toña

Cinco años después de sufrir en el Congreso “el portazo”, como él mismo recuerda, a su plan de libre asociación entre el País Vasco y España, Juan José Ibarretxe (Llodio, Álava, 1957) se ha refugiado en la Universidad. Lo ha hecho por convencimiento: “Ya dije que no volvería jamás a la política y lo que estoy haciendo me gusta”, admite ante sus más próximos, ahora que, tras dejar el Parlamento vasco el 5 de mayo de 2009, dedica al menos cinco meses al año a hablar sobre el caso vasco en las universidades de Puerto Rico, Columbia (Nueva York) y George Mason (Washington) y en conferencias por Escocia, Croacia e Irlanda.

Ibarretxe sigue pensando hoy que su apuesta soberanista de 2005, mayoritaria en la Cámara vasca gracias a tres de los siete votos de la antigua Batasuna, “había que hacerla” y que la reivindicación “sigue ahí”. Remiso a todo tipo de declaraciones, proyecta sus planteamientos en puntuales artículos, siempre en diarios nacionalistas, pero en su entorno se sabe que está “preocupado” por el futuro de Cataluña porque “su situación económica es mucho peor y el Estado se está volviendo a equivocar”. El exlehendakari sostiene que, “al igual que ocurrió en Euskadi, en Cataluña la cerrazón de Madrid está haciendo una fábrica de independentistas”.

Pesimista sobre la suerte de la vía catalana, Ibarretxe se fija en Escocia, consciente, incluso, de que es muy fácil que “se pierda” el referéndum por la independencia. Sin embargo, trasciende del resultado. “Lo que importa es el hecho, que se respete el derecho a decidir”, su eterna reivindicación en el pulso que mantuvo con el Estado español y que dividió entonces en dos bloques a la política vasca.

Ahora, Ibarretxe prefiere hablar sobre “el pueblo vasco”, al que considera un “ente concreto y realmente existente”. Es la razón de ser de sus trabajos de investigación desde que en 2010 obtuvo un sobresaliente cum laude con su tesis doctoral Principio Ético, Principio Democrático y Desarrollo Humano Sostenible: fundamentos para un modelo democrático, dirigido por los catedráticos Francisco Javier Caballero Harriet (UPV) y Luis Mariano Negrón Portillo (Puerto Rico), precisamente quienes luego le abrieron la senda de su proyección docente.

La Fundación con idea de hacer país

En paralelo a la creación del Agirre Lehendakaria Center, un grupo de 45 personas a quienes une su nacionalismo vasco y “un reconocimiento” a la figura de Juan José Ibarretxe ha creado una fundación con el nombre del primer presidente del Gobierno vasco. “Sin dependencia de partidos queremos ayudar a poner el ejemplo de Euskadi en el mundo, quedando abiertos a prestar colaboración a quien nos lo pida allá donde podamos”, señala uno de sus impulsores, que destaca la importancia de compartir experiencias con las universidades americanas de Columbia y de George Mason.

Lógicamente, Juan José Ibarretxe preside esta fundación, que incorpora como gestores a Amaia Agirre, nieta del exlehendakari Agirre, y a Gorka Espiau (Bilbao, 1972), asociado senior del Centro para la resolución de Conflictos Internacionales de la Universidad de Columbia, portavoz en su día de Elkarri, y que trabajó en la Oficina Ejecutiva de la Presidencia vasca.

Junto a ellos, Jon Azua (vicelehendakari con Ardanza), los exconsejeros de Ibarretxe Idoia Zenarruzabeitia, Joseba Azkarraga y Miren Azkarate, el abogado Javier Chalbaud, muy ligado a Xabier Arzalluz, y Sabino Arrieta, empresario y exviceconsejero de Interior en la etapa de Luis Mari Retolaza.

Con sus estatutos aprobados en mayo, la Fundación Lehendakari Agirre dispone del apoyo económico “de sus fundadores y de las aportaciones de unas 12 empresas”. De momento ya han abierto relaciones con Croacia, Irlanda, Polonia, Suráfrica y Ucrania y el primer convenio, dicen, está a punto de ser firmado, siempre con la idea de “hacer país”.

Ibarretxe rompe, eso sí, con la teoría del jarrón chino de los expresidentes. Desprovisto de escolta, sigue viviendo junto a su familia en una casa unifamiliar a las afueras de Llodio, se desplaza a pie y en tren tras renunciar al chófer y al coche que le corresponde como exlehendakari y una secretaria atiende su oficina en Vitoria. Ya no practica el cicloturismo, su hobby, por una lesión de rodilla y acata disciplinadamente los requerimientos de su partido, el PNV.

No obstante, “a Ibarretxe le han dejado en la estacada el 99%, pero de su boca no ha salido ni una mala palabra contra nadie porque él es así”, reconoce una persona vinculada a su actual faceta universitaria. “Habla con Urkullu y tienen relación aunque está claro que él hacía como lehendakari lo contrario que la línea que está marcando el PNV, pero ha decidido pasar página”. Y no volverá. “Hay que conocerle para saber cuánto le costó a Xabier Arzalluz que aceptara sustituir a Ardanza y es que lo del poder no va con Ibarretxe”, añade esta fuente.

Con Ibarretxe en la universidad, el PNV también respira tranquilo. La actual dirección nunca olvidará aquella atronadora salva de aplausos que recibió al exlehendakari en la asamblea nacional en 2011, cuando todavía Urkullu, que lo escuchó a su lado, no se había decidido a dar el paso como candidato. “Jamás hubiera provocado una guerra interna”, aseguran sus próximos. “Cuando algunos afiliados de Gipuzkoa y Álava le propusieron como candidato a lehendakari para 2012 sin consultarle, inmediatamente salió al paso y les desautorizó”.

Su vida está centrada en explicar la teoría que desplegó en su libro sobre “el desarrollo humano sostenible”. Lo viene haciendo desde hace tres años, con un aumento progresivo de seminarios. “Profundiza en el caso vasco, en sus expresiones económicas, sociales, culturales, donde a la i+d+i añade la k de cultura”, como expresión del “acervo” de un pueblo, reconocen en el seno del Lehendakari Agirre Center, un proyecto creado por las universidades de Columbia y la George Mason de Virginia, al que se ha unido la vasca UPV-EHU. Su plan académico, 2013-2014, presentado el pasado martes, analizará el desarrollo humano sostenible basado en el modelo vasco, con Ibarretxe como director, y donde se ha hecho un guiño sentimental al recordar el paso del histórico lehendakari como profesor en Columbia durante su destierro.

Presentada en mayo de 2013, esta idea surgió en 2011 cuando las dos universidades estadounidenses pusieron en marcha un programa estable de investigación sobre el modelo vasco de desarrollo humano sostenible a través de la integración de las agendas económicas, sociales y medioambientales. En principio, se pretendió una cátedra pero las resistencias internas en la UPV y el grado académico de Ibarretxe lo frustraron.

Así las cosas, cuatro años después de encajar el duro golpe político y personal de entregar el Gobierno vasco al socialista Patxi López tras haber ganado con holgura pero sin mayoría las elecciones, Ibarretxe amplía sobremanera la cobertura para la proyección internacional de su mensaje identitario, ya que al progresivo aumento de su actividad docente —le reporta el sueldo de un catedrático universitario en Euskadi, unos 70.000 euros— se añade una intensa sucesión de conferencias.

Y para apuntalar esta evangelización del modelo vasco, un grupo de estrechos colaboradores en la etapa política de Ibarretxe ha decidido crear la Fundación Lehendakari Agirre, sin apoyo alguno del PNV, bajo el propósito de trasladar “el modelo de país de Euskadi al mundo y de recibir al mundo en Euskadi”, según uno de sus promotores. “Somos un país que existe, queremos hacernos visible y que se estudie el caso vasco”, subraya.

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