24 traductores de las tropas en Afganistán piden asilo en España
Defensa no informa de su plan de apoyo para evitar el ‘efecto llamada’
España deberá decidir si concede asilo político a 24 traductores que trabajaron para su contingente en Afganistán y cuyos nombres figuran en un escrito que seis de ellos presentaron el pasado jueves en la Embajada de España en Kabul. Aunque la decisión corresponde al Ministerio de Exteriores, Defensa informará sobre su relación laboral con el contingente y si es cierto, como ellos alegan, que quedan en una situación de riesgo, expuestos a represalias de los talibanes tras la salida de las tropas españolas de Badghis.
Una campaña de apoyo a los traductores ha recabado ya más de 30.000 firmas través de las redes sociales. El Ejército español tenía 40 traductores en Badghis, que se redujeron a 26 en primavera; estos últimos también perderán su trabajo cuando, a final de mes, salgan de la provincia todas las tropas. Algunos compartieron riesgos con los soldados e incluso merecen ser condecorados, subrayan mandos militares.
Defensa asegura que el pasado marzo puso en marcha un programa de acogida para apoyar la inserción laboral de los más expuestos, que incluye compensaciones económicas, reubicación en otras zonas de Afganistán, oferta de un nuevo trabajo e incluso el posible traslado a España.
Sin embargo, los traductores no han oído hablar de este plan porque, según admiten fuentes militares, no se le ha dado publicidad: Defensa se ha limitado a prestar ayuda a quienes la demandan, ante el temor a provocar un “efecto llamada”. Hasta ahora, según el ministerio, un traductor ha recibido un nuevo contrato en la base de Herat —donde seguirán unos 300 militares españoles tras la evacuación de Badghis— y otro está pendiente de su traslado fuera de Afganistán. Cuatro extrabajadores de la Agencia Española de Cooperación (AECID) han sido llevados a otras zonas del país con un apoyo económico de casi 10.000 euros.
El problema para Defensa es que los traductores son solo la punta del iceberg. Se estima que más de un millar de afganos han trabajado para las tropas. Antes del jueves, cinco de ellos ya habían pedido sin éxito obtener asilo en España. Entre ellos, el vicegobernador de Badghis, “con cuatro mujeres, cinco hijos y un número indeterminado de hijas”.
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