“El día que tenga una buena noticia saldré a anunciarla en Las Ventas”
Rajoy lamenta la derrota olímpica, que cuestiona el peso internacional del país y del presidente Rubalcaba: “Madrid ha trabajado mucho y bien”
No había periodistas. Solo deportistas, empresarios, ministros y amigos. Un ambiente ideal para que saliera el Mariano Rajoy auténtico. Todos seguían en Buenos Aires la votación en un hotel cercano. Nada más conocer la derrota de Madrid, Rajoy y el príncipe Felipe, según cuentan personas presentes, se dedicaron a consolar a los deportistas y voluntarios más jóvenes, que lloraban. Poco después, el presidente, ya más tranquilo, se sinceró a su manera, con ironía: “El día que tenga una buena noticia voy a salir a anunciarla en la plaza de toros de Las Ventas”, les dijo a quienes le acompañaban en ese momento tan duro. El presidente se quejaba así de su mala racha desde que está en La Moncloa.
El golpe es fuerte para Rajoy, sobre todo por la derrota en primera ronda. Aunque él no haya estado implicado a fondo en la candidatura —llegó en el último momento a Buenos Aires porque tenía que estar en el G-20—, sobre él y sobre su partido, que gobierna en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, caen todas las miradas y las consecuencias políticas del fracaso.
Rajoy era escéptico hace semanas porque sus informadores le decían que Tokio estaba muy fuerte y, sobre todo, porque ni él ni nadie había logrado convencer a muchos europeos, que aspiran a presentarse a 2024, de que le apoyaran. Aún así, el entusiasmo que llegaba de la alcaldesa de Madrid, convencida de la victoria, y la necesidad de encontrar algo para salir del agujero del caso Bárcenas y cambiar el ambiente político, social y económico generaron unas expectativas desmesuradas y una bola enorme que ahora explota sobre la alcaldesa, cuyo futuro político se complica, pero también sobre Rajoy.
No solo se organizaron grandes retransmisiones en directo —con Rajoy estaba en Buenos Aires el presidente de RTVE y varias estrellas del periodismo—, también viajaron a Argentina los empresarios principales del país, entre ellos Florentino Pérez (ACS) o Juan Miguel Villar Mir (OHL), además del presidente de la patronal, Juan Rosell. El despliegue era enorme, y la decepción también. En los corrillos, muchos empezaban a analizar tras la derrota el escaso peso político internacional en este momento de España, aún metida en una profunda crisis económica y política. Y también se comentaba, incluso entre personas cercanas al PP, el limitado peso internacional del propio Rajoy.
De hecho, fue el príncipe Felipe quien se encargó del trabajo de lobby imprescindible para convencer a los delegados. El sueño olímpico también implicaba una operación política para mejorar la imagen de la Monarquía asociando al sucesor con algo tan positivo como la batalla por los juegos olímpicos que pudiera corregir el deterioro de imagen del caso Urdangarin. Pero tampoco esto funcionó, aunque la brillantez de don Felipe en la presentación de la candidatura, en varios idiomas, sí servirá muy probablemente para reforzar su imagen, mucho mejor según las encuestas que la de su padre.
Rajoy sigue pues sin tener una buena noticia que llevarse a la boca, aunque de momento se ha librado de los ataques que sufrió José Luis Rodríguez Zapatero en 2005, cuando Madrid fue derrotada. Tanto Rajoy como la ahora alcaldesa, Ana Botella, culparon entonces a la política exterior de Zapatero y a sus problemas con EE UU de la derrota de Madrid 2012. En 2009 fue diferente, y el propio Rajoy viajó a Copenhague a apoyar la candidatura como jefe de la oposición, y ahí no hubo críticas pese al nuevo fracaso. En esta ocasión el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, evitó las críticas y se limitó a decir en Twitter: “Madrid ha trabajado mucho y bien”.
Aunque algunos reproches en público llegaron y probablemente otros llegarán. Paulino Rivero, el presidente de Canarias (CC), aseguró que el hecho de que “lamentablemente España no sea una buena marca en el exterior” ha contribuido al “fracaso rotundo de la candidatura de Madrid”. “Se vendió la piel del lobo antes de cazarlo”, remató Rivero.
La candidatura perseguía también mejorar la imagen de la Monarquía
Esa idea, la de que se habían generado demasiadas expectativas cuando las personas bien informadas lo veían muy difícil, era una de las cuestiones más comentadas en los círculos políticos. De hecho, aunque el Gobierno insiste ahora en que no lo veían nada claro, y el presidente así se lo hizo saber a sus colaboradores hace semanas, el Ejecutivo incluyó nada menos que a tres ministros, Exteriores (José Manuel García-Margallo), Educación (José Ignacio Wert) e Industria (José Manuel Soria) en la delegación a Buenos Aires, que llenó un hotel entero.
El presidente, gran aficionado al deporte y sobre todo convencido de su enorme potencia política como catalizador de emociones, confiaba en que un éxito de Madrid 2020 supusiera una tregua política. Pero no ha sido así y este mismo miércoles vuelve al Congreso, donde le espera Rubalcaba con una pregunta sobre el caso Bárcenas. El presidente intenta buscar algún buen dato económico para salir del agujero al que le ha llevado su relación con el extesorero y las maniobras para borrar sus ordenadores. A falta del éxito de Madrid 2020, el Gobierno se aferra ahora a la EPA del tercer trimestre, que creen que será muy buena, y al momento en que técnicamente se salga de la recesión, aunque sea por la mínima, algo que sucederá en pocas semanas. Para el presidente habría sido mejor ganar los juegos, pero las buenas noticias de Rajoy en La Moncloa siguen sin llegar.
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