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El PSOE varía su discurso y se opone al ataque a Siria

Rubalcaba afirmó ayer que los socialistas españoles rechazan una intervención militar en el país

La imprevisible evolución de la situación en Siria —y de la actitud de la comunidad internacional al respecto— ha hecho girar también el discurso del PSOE en apenas cinco días. El secretario general del primer partido de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó ayer, tajante, que los socialistas españoles rechazan una intervención militar en Siria y que “por el momento” solo apoyarán “represalias políticas”. Su número dos, Elena Valenciano, había sido la semana pasada mucho más ambigua, hasta el punto de contemplar la posibilidad de un ataque militar sin aval de la ONU, como el de la OTAN contra Yugoslavia en 1999.

Fuentes del PSOE admiten que el asunto de Siria tiene desconcertados y confundidos a los socialistas españoles, “como a toda la familia socialdemócrata europea”, que no quiere dar un paso en falso.

“Parece que se está confirmando que el ataque químico fue obra del Gobierno de Bashar al-Asad. Esa actitud criminal debe ser castigada. Pero el castigo debe ser de tipo político, no militar”, afirmó Rubalcaba tras la dirección de la ejecutiva federal del PSOE. “No podemos admitir que quede impune que un gobernante ataque a su población con armas químicas. Pero en este momento nosotros no estamos de acuerdo con una intervención militar”, insistió. Y subrayó que cualquier solución deberá venir de la mano de la “legalidad internacional”.

“Imperativo moral”

Valenciano había dicho la semana pasada que “castigar el uso de armas químicas por parte del régimen sirio es un imperativo moral” de la comunidad internacional, y que esta debía dar una respuesta “contundente” y “efectiva”, aunque “medida” y “razonable”. La vicesecretaria general no descartó la intervención militar —tampoco la respaldó abiertamente—. Preguntada por la dificultad de lograr un apoyo de la ONU a un ataque, dijo: “Hay muchos instrumentos de la legalidad internacional, no solo las resoluciones de la ONU”.

En una semana han pasado muchas cosas: el ataque de EE UU que parecía inminente se ha congelado, a la espera de que se pronuncie el Congreso estadounidense; el primer ministro británico, David Cameron, también favorable al bombardeo, perdió la votación en el Parlamento; y las encuestas en Francia —cuyo presidente, el socialista François Hollande, defiende la intervención— dicen que la mayoría de la población rechaza el ataque.

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