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Gibraltar, así que pasen 300 años más

El Peñón es autosuficiente y no le cuesta una sola libra al Tesoro británico Los llanitos tienen una renta de 47.000 euros, frente a 17.000 de los andaluces

Miguel González
Un hombre porta una bandera en la celebración del tercer centenario de la toma del Peñón de Gibraltar por los británicos
Un hombre porta una bandera en la celebración del tercer centenario de la toma del Peñón de Gibraltar por los británicos

Aunque la recuperación de Gibraltar ha sido una de las banderas irrenunciables del nacionalismo español, Mariano Rajoy apenas se la ha planteado a su homólogo británico, David Cameron. Cuando el presidente español visitó el número 10 de Downing Street, en febrero de 2012, anfitrión y visitante quedaron en dejar este asunto en manos de sus cancilleres y concentrarse en cuestiones de más alto vuelo, como el G-20 o la UE.

Sin embargo, en la última Cumbre Europea, Cameron se dirigió a Rajoy para recriminarle los disparos que supuestamente hizo la Guardia Civil durante una persecuación en aguas contiguas al Peñón. Poco importa que el instituto armado hubiese negado el incidente. Cameron se hizo eco de la versión del ministro principal de la Roca, Fabian Picardo, la trasladó a Rajoy y, además, se lo contó a la prensa.

A los gibraltareños les preocupa que Reino Unido diga no a la Unión Europea en 2017

Madrid siempre ha querido discutir directamente con Londres el último contencioso colonial de Europa, del que hoy se cumplen 300 años, así que la oportunidad de que Cameron sacara el tema parecía perfecta. Pero Rajoy se limitó a despejar balones. “Solo fue un gesto para consumo interno del premier británico”, alegan en La Moncloa.

Lo sorprendente es que hablar de Gibraltar, un territorio con 30.000 habitantes, pueda resultar rentable para Cameron y no para Rajoy, aunque la gran mayoría de españoles comparta lo que el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, le dijo al poco de llegar al cargo a un eurodiputado conservador británico: “¡Gibraltar español!”

La actitud de Cameron evidencia, según expertos en el Peñón, que la influencia del lobby gibraltareño supera con creces el peso demográfico de la colonia y que los vestigios del imperio siguen teniendo un sólido anclaje electoral en la metrópoli.

En estas condiciones, la línea seguida por Margallo desde el Palacio de Santa Cruz ha sido la de no ceder un palmo en las tradicionales posiciones españolas y, en la medida de lo posible, recuperar el terreno que se habría perdido durante la etapa anterior. El Gobierno del PP dio por finiquitado el llamado foro tripartito —que sentaba a la misma mesa a los representantes de Madrid, Londres y el Peñón— y ofreció, como alternativa, un foro a dos o cuatro bandas, en el que el protagonismo de Picardo se compensaría en todo caso con la presencia de la Junta de Andalucía o las autoridades locales del Campo de Gibraltar. El Foreign Office, presionado por los llanitos, se negó en redondo.

Cronología

4 de agosto 1704. Gibraltar es ocupado por una flota anglo-holandesa en la guerra de sucesión española.

13 de julio 1713. España cede al Reino Unido la propiedad del Peñón.

1810. Se inicia la expansión británica en el itsmo.

1938. Construcción del aeropuerto. Se amplía en la Segunda Guerra Mundial.

10 de septiembre 1967. Referéndum: 12.138 votos por Reino Unido, 44 por España.

8 de junio 1969. Franco ordena cerrar la verja

14 de diciembre 1982. Reapertura de la verja.

27 noviembre 1984. Declaración de Bruselas. Madrid y Londres acuerdan negociar la soberanía.

20 noviembre 2001. Preacuerdo sobre la soberanía compartida.

7 noviembre 2002. El 98,97% de los gibraltareños rechaza la cosoberanía.

Con los puentes rotos, las hostilidades se han extendido a todos los frentes. El más visible es el pesquero. La policía gibraltareña hostiga a los barcos españoles que faenan en aguas que considera suyas y la Guardia Civil acude a protegerles, en un juego del ratón y el gato que cualquier día puede acabar mal.

Madrid y Londres han logrado que la UE les encomiende la protección del medio marino que rodea el Peñón pero, aunque las responsabilidades se solapan y las zonas se yuxtaponen, cada parte aplica sus normas; y no hay acuerdo para homogeneizarlas.

Exteriores ha resucitado el veto que dejaba a Gibraltar fuera del espacio aéreo único europeo, alegando que no se ha cumplido el acuerdo de 2006 sobre uso conjunto del aeropuerto, pero no puede revisar las directivas aprobadas en los últimos años.

La batalla ha llegado incluso al deporte: Gibraltar se ha colado en la UEFA, tras intentarlo durante de 16 años; y España la ha dejado fuera de la federación europea de rugby.

El tema de mayor calado es el fiscal. El Tribunal de Justicia de la UE revocó el régimen tributario gibraltareño de 2002, pero para entonces ya había sido sustitutido por el llamado Income Gibraltar Act de 2010; que España ha denunciado ante la Comisión Europea, convencida de que correrá la misma suerte que el anterior. Aunque Picardo insiste en que el Peñón ya no es un paraiso fiscal —y esgrime la veintena de acuerdos de intercambio de información fiscal—, España lo mantiene en su propia lista negra, convencido de que su prosperidad (7,8% de crecimiento anual) no es ajena a su caracter de plaza finaciera parasitaria del entorno español.

Los expertos creen muy improbable que Londres se plantee a medio plazo desprenderse de la colonia; entre otras razones, porque desde principios de los noventa es financieramente autosuficiente y no le cuesta una sola libra al Tesoro británico.

Tampoco es previsble que los llanitos (con una renta de 47.000 euros, frente a los 17.000 de sus vecinos andaluces) se sientan estimulados para acercarse a España. O tal vez sí. En Gibraltar preocupa, según las fuentes consultadas, el anuncio de Cameron de que someterá a referendum en 2017 la permanencia del Reino Unido en la UE. Aunque el premier dice que quiere seguir en Europa, nadie puede estar seguro del resultado y, si Londres acabara por marcharse de la UE, se llevaría consigo a Gibraltar. El Peñón está fuera del euro, de Schengen (el espacio sin fronteras), de la unión aduanera y de la política agrícola y pesquera común. Pero obtiene ventajas de la UE. La última: 10,5 millones del presupuesto comunitario 2014-20.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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