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La perla negra de Camps

La exconsejera de Turismo abrió la puerta de los grandes contratos a Gürtel Martínez, que fue presidenta de las Cortes Valencianas, se asoma al abismo

sciammarella

El carrusel judicial al que se enfrentan los populares valencianos ha cogido velocidad. Una velocidad tal que puede acabar por lanzar al vacío a algunos de los principales referentes de la etapa del expresidente de la Generalitat Francisco Camps. Es el caso de la exconsejera de Turismo Milagrosa Martínez (Córdoba, 1958), que llegó a ocupar la presidencia de las Cortes Valencianas y hoy se niega a renunciar a su puesto de diputada autonómica y alcaldesa de Novelda (Alicante), pese a que está procesada por corrupción.

 La apertura de juicio oral por la adjudicación irregular de contratos de la consejería valenciana de Turismo a la trama Gürtel ha vuelto a poner bajo los focos a Martínez. La exconsejera de Camps será juzgada —en compañía de la también exconsejera Angélica Such y junto a otros cinco cargos y seis miembros de la red corrupta— por malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, prevaricación y cohecho.

La Fiscalía Anticorrupción le pide a Martínez 11 años de prisión y 34 de inhabilitación. Una petición que supone un auténtico mazazo para ella —la petición para Angélica Such es de 10 años de inhabilitación— cuya meteórica carrera política asemejó durante años un eco de la de Camps.

Ahora la exconsejera aguarda el juicio tras los muros de su lujoso chalé situado en las afueras de Novelda. Un refugio del que sale muy pocas horas al día para atender los asuntos urgentes. “Es una persona muy solitaria, con muy pocos amigos, que ha aprovechado sus cargos en Valencia para recuperar la alcaldía que dejó en 2004”, señala un político local.

‘La Perla’, persona solitaria y reservada, ha decidido refugiarse en el interior de su chalet

Quizá por ello, Martínez postuló a su asistenta como concejal en la candidatura municipal que lideró 2011. Hoy, Isabel Cascales —la persona que ha estado a su servicio durante años— es una de las pocas terminales que mantienen a la exconsejera conectada con el exterior.

Alcaldesa de Novelda desde 1995 (un municipio alicantino de 27.000 habitantes), Martínez imprimió velocidad a su carrera política a partir de 2003, con la llegada de Camps a la presidencia de la Generalitat.

De carácter muy reservado, pero obediente en sus decisiones, Milagrosa Martínez fue uno de los primeros cargos de la provincia de Alicante en apoyar a Camps en su pugna con el entonces ministro Eduardo Zaplana por el control del partido en la provincia.

“Asistía a las reuniones [de los zaplanistas] y al acabar llamaba a Camps para contarle lo que se había hablado y ponerlo sobre aviso”, explica un ex alto cargo del PP, que recuerda como traicionó al entorno de Zaplana.

“Yo he tomado la decisión de no huir” dice la política procesada

El apoyo tuvo su recompensa. Y Camps la nombró consejera a la primera ocasión. Desde su nombramiento en 2004, como consejera de Turismo, Martínez, hizo de ariete del campismo en la provincia de Alicante. Pero también abrió la puerta de los grandes contratos del Gobierno valenciano a la trama Gürtel. Una decisión donde tuvo el apoyo de su jefe de Gabinete, Rafael Betoret, para quien la fiscalía pide los mismos años de prisión que para Martínez tras declararse culpable hace dos años en el caso de los trajes por el que se juzgó a Camps.

La consejera adjudicó a Orange Market, la ventanilla de la trama en Valencia que dirigía Álvaro Pérez, El Bigotes, el primer contrato para montar en 2005 el pabellón de la Comunidad Valenciana en la Feria Internacional de Turismo de Madrid. Un concurso adjudicado por un millón de euros al que siguieron otros cuatro —los dos últimos adjudicados por Such—. En total más de cinco millones de euros en contratos que fueron a la caja de la trama corrupta.

Según la Fiscalía Anticorrupción, Orange Market “no solo no habría podido lograr ser adjudicataria de contrato alguno, sino incluso ser admitida como empresa participante en el concurso, por carecer de la necesaria solvencia técnica”.

“Quien tiene la conciencia limpia no huye y yo he tomado la decisión de no huir”, recalca desde hace meses la exconsejera, que rehuye a los periodistas.

Conocida como La Perla, el apodo con el que la bautizaron los miembros de la trama Gürtel, Martínez figura también en la lista de cargos que fueron agasajados, presumiblemente con un reloj de la marca Hublot valorado en 2.400 euros que el propio Francisco Correa compró en una lujosa joyería de la madrileña calle de Serrano. Así al menos se desprende de una conversación intervenida a El Bigotes con el contable de la trama, Cándido Herrero. “Tenemos que comprar un reloj a la consejera de... Porque se lo compré a la hija de puta de La Perla ¿no se lo voy a comprar a la de ahora [Angélica Such], a la de Turismo?”, aseguraba Álvaro Pérez.

Cuando el caso Gürtel estalló en febrero de 2009, Camps ya había recompensado el trabajo bien hecho de Martínez con un nuevo ascenso: la presidencia de las Cortes. Un cargo que ocupó entre 2007 y 2011, con idéntica lealtad a Camps y sin reparos para aplicar el reglamento de la Cámara con celo para cortar las críticas de la oposición por los escándalos de corrupción.

Martínez admite que, desde que fue imputada en el caso Gürtel, ha asumido “la peor experiencia vivida después de la muerte de los seres queridos”. Pero no piensa dejar ni el Ayuntamiento de Novelda —donde su grupo municipal está enfrentado— ni las Cortes valencianas. Probablemente, porque carece de empleo y, como Camps, no espera ya un destino mejor.

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