Rajoy rechaza cambiar de política y solo accede a pactar su propio programa
El presidente avisa a la oposición que no cambiará el rumbo ni aceptará “fantasías” El presidente dice que ya nadie duda de España y que nadie pregunta por el rescate Rajoy: “No existe una mejor política de empleo; solo caricaturas”.
Sería muy deseable aumentar los gastos en Sanidad, en Educación, en Investigación, subir el sueldo a los funcionarios, sí a todo …. Después de la ironía el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha preguntado retóricamente de dónde se saca el dinero para abordar todos esos gastos. Esta respuesta a la petición de todos los portavoces de que el Gobierno cambie de política económica, a la vista de los malos resultados presentes y las pésimas expectativas de futuro, ha redondeado la intención con la que el presidente ha abordado este debate parlamentario: Mantenimiento del rumbo de la economía y ni un solo cambio en su política. Tanto le ha dicho la oposición que otra política es posible, que ha concedido un sí, que sí las hay, “pero son equivocadas”. El presidente se ha visto solo avalado por su grupo parlamentario, que tiene la mayoría absoluta de la Cámara, cuyo portavoz, Alfonso Alonso, le ha dicho que no cambie, que “mantenga el rumbo” y no se deje “engañar por cantos de sirena”. No está solo; tiene a “todo el grupo popular” y a la “sociedad española”. Si la oposición quiere dialogar y pactar tiene la ocasión de hacerlo en asuntos relevantes que el Gobierno se trae entre manos, que forman parte de su agenda: Pensiones, administración local, corrupción y mercado único. Esta es la oferta del presidente, en la que no incluye propuestas de la oposición.
Esta sesión parlamentaria tan esperada tenía como objeto formal la presentación por parte del presidente del Plan Nacional de Reformas y el Plan de Estabilidad, aprobado el pasado viernes en el Consejo de Ministros y remitido como es obligatorio a Bruselas. Pero la oposición había pedido la comparecencia del presidente para instarle a que cambiara su política económica después de que el paro haya sobrepasado los seis millones y las previsiones que ha enviado a Bruselas para los próximos años sean más que pesimistas en paro y en crecimiento económico, que seguirá siendo negativo. Ante este cuadro la oposición clama por un cambio y quiere ser escuchada. El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha preparado además un documento con propuestas.
Aunque no había expectativas de que pudiera producirse hoy un acuerdo o se sentaran las bases para el diálogo, la realidad ha sido incluso más descarnada. No habrá pacto con propuestas de la oposición, sino la invitación a que esta se sume a las reformas que el Gobierno tiene en elaboración. El presidente ha sido muy claro.
“Sobre los pactos de Estado claro que es mejor dialogar que no, pero hay que ver para qué, porque si es para retroceder , no. Es mi obligación decirles que en eso no puedo ceder; no quiero engañar a nadie”, ha sido su introducción. Y ha dicho sobre los asuntos que está dispuesto a negociar: Reforma de las pensiones; medidas de regeneración democrática; reforma local, reforma de la administración y ley de Unidad de mercado.
No va a haber cambios porque su política está dando resultados, ha dicho a la Cámara el presidente, siempre con apostillas de que no está satisfecho, pero con una imbatible fe en que lo que hace es correcto y no hay alternativa. “Ya no nos preguntan cuándo vamos a ser intervenidos; ya no”, ha señalado, junto a la enumeración de datos positivos: “la prima de riesgo no llega a los 300 puntos y bajan los intereses y “vuelven los inversores extranjeros”. Se ha superado crisis financiera y crisis de deuda, por tanto, hay efectos positivos, ha dicho el presidente para perseverar en sus políticas. “No estoy satisfecho pero los pasos van en la buena dirección”. ¿Para qué cambiar ?,parecía preguntarse el presidente todo el tiempo, si gracias a la acción del Gobierno se ha conseguido que la reducción del déficit se aplace dos años, como otro de los logros que ha exhibido. No, no va atender "propuestas de cara a la galería, ni frivolidad, ni cambios de rumbo". Va a seguir, a lo suyo, al plan trazado.
Y esta pasa por dos operaciones: mantener las políticas que lleven a reducir el déficit y la continuidad de las reformas estructurales. En paraleo, la política en Europa. No ha querido el presidente que llegue a Bruselas un comentario inapropiado por lo que ha sido sumamente cauto ante las peticiones insistentes de la oposición de que “se plante” ante Bruselas, como le ha dicho el portavoz del PNV, Aitor Esteban. Sí ha reconocido Rajoy que en las instituciones europeas él presiona, aunque no ha utilizado esta expresión, para que “se resuelvan los problemas de liquidez" que afecta a las empresas y a las familias; y también para que se acelere el proceso para la unidad bancaria, pero el proceso es “desesperadamente lento”, como ha sido siempre.
Se ha visto que los intereses y las intenciones del Gobierno y de la oposición han sido muy opuestos. El primero se ha subido a la tribuna para defender todo lo que ha hecho; para recordar las situaciones de altísimo riesgo que ha vivido España, “al borde del rescate, y a punto de tirar a España a la lona”, pero gracias a “los sacrificios de los españoles”, España “se ha salvado”. Por eso no hay razones para cambiar porque “la España de hoy tiene poco que ver con la de hace un año”. Gracias a los hechos se ha conseguido una relajación en el calendario que obliga a España disminuir su déficit: El 3% demandado por Bruselas se aplaza dos años más: hasta 2016. Eso supone un ahorro inicial del ajuste de 18.900 millones de euros menos. “Hubiera sido insoportable”, ha dicho el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pasaban los minutos, y hasta las cinco horas que ha durado el debate, todo eran argumentos a favor de no cambiar y en contra de hacer caso a la oposición. "No es momento para fantasear con las previsiones", se ha defendido el presidente ante las críticas por las demoledoras predicciones que ha enviado a Bruselas. ¿Acaso se prefiere hacer previsiones para fantasear?, se ha preguntado Rajoy en uno de los muchos golpes que ha propinado al anterior gobierno socialista. Sin acritud, sin mal tono, pero los recordatorios a la etapa de Zapatero han sido constantes y los ha utilizado, además, para desdeñar las propuestas del socialista Rubalcaba.
La oposición no quiere que todo haya terminado con este pleno y que la propuesta se pacto hayq quedado sepultada. Rubalcaba le va a mandar su documento y le pide que igual que el presidente se va a reunir el próximo día 16 con sindicatos y patronal, convoque también a los representantes políticos. “Emplácenos”, le ha dicho. Y no solo Rubalcaba; también el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida. “Para saber si puede haber pacto, primero hay que hablar: convóquenos”. A esto no ha habido respuesta.
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