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Rajoy cita a Mas a discutir en las Cortes

El presidente copia la estrategia que usó Zapatero para tumbar el ‘plan Ibarretxe’ en el Congreso Emplaza a CiU: “Yo no estoy de acuerdo con la autoderminación pero si la quieren plantéenla”

Carlos E. Cué

Mariano Rajoy ha cambiado de tercio en su forma de afrontar la crisis independentista en Cataluña. Tras la tumultuosa reunión de septiembre de 2012 en La Moncloa con Artur Mas, optó por el perfil bajo. Después, en la campaña catalana, se lanzó al cuello de Mas. Más tarde, volvieron las ofertas de diálogo, pero también meses de desencuentro y ruptura de puentes. Y ahora, después de la reunión secreta con Mas del pasado 21 de marzo, un formato atípico aceptado por Rajoy para desbloquear la situación, ha optado por buscar soluciones.

Rajoy quiere mostrar a los catalanes su faceta más dialogante y usa el tono más suave posible, lejos de las invectivas de la campaña electoral. Y plantea que es posible llegar a acuerdos cuando se habla de dinero, esto es con el nuevo sistema de financiación. Pero el presidente y el PP ponen pie en pared cuando se cita cualquier cambio constitucional —como está planteando el PSOE— o el referéndum soberanista que ha prometido Mas.

Al PP le interesa recuperar cuanto antes una buena relación con CiU

Eso sí, el presidente ha optado por una estrategia distinta a la del no rotundo. Ayer, en el Senado, dejó más claro que nunca ese nuevo discurso. Nada de amenazas, nada de tonos duros. Al revés. Trató de envolver a CiU en el mismo abrazo del oso que utilizó José Luis Rodríguez Zapatero cuando Juan José Ibarretxe presentó en 2005 su famoso plan independentista. El presidente socialista le animó a llevarlo al Congreso para discutirlo allí. El PP dirigido por Rajoy criticó mucho a Zapatero por esta iniciativa, pero el ahora presidente hizo ayer algo similar.

Rajoy fue muy claro en una respuesta al senador de CiU Josep Lluís Cleries, que le había planteado si tenía “voluntad política” para buscar un acomodo legar al referéndum soberanista. “Ustedes plantean el derecho de la autodeterminación. Yo no estoy de acuerdo, y puedo no estar de acuerdo”, sentenció Rajoy en medio de los aplausos de la bancada popular, que con la defensa de la unidad de España siempre se enciende. “Yo no concibo a Cataluña sin España y a España sin Cataluña, no quiero privar a los catalanes de su condición de españoles, de su historia, de su futuro, de su pertenencia a la UE”, le espetó el presidente para abrirle inmediatamente paso a esa salida al estilo Ibarretxe: “Yo no creo en eso, pero usted tiene perfecto derecho a creer lo contrario. Y además las leyes tienen instrumentos para plantear las reformas. No me inste a mí, que soy solo un parlamentario más. Tomen las decisiones que tienen derecho a tomar y planteen este tema si quieren en las Cortes Generales”. Y ahí llegó el remate: ¿qué pasaría si CiU lo hiciera? Que el PP tumbaría la iniciativa. “Cuando esto se plantee yo diré que a Cataluña en los últimos 30 años le ha ido muy bien, ha aumentado el bienestar, que ha tenido más autogobierno que nunca, y que son muchas más las cosas que nos unen que las que nos separan”. Esto es, dirá no.

El jefe del Gobierno descarta abordar ahora una reforma de la Constitución
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Rajoy contestó con esta grandilocuencia a la dura intervención de Cleries, que indignó así a la bancada popular: “Llevamos siglos escuchando a España, estaría bien que una vez escuchásemos a Cataluña. Desde el café para todos al no al pacto fiscal hay una suma de desengaños. Cataluña necesita nuevas respuestas y usted no las sabe dar”.

El presidente, sin embargo, se mostró convencido de que en realidad buena parte de CiU no cree en la independencia: “Nos unen muchas cosas, nos une el futuro, esa es la opinión que ustedes tenían también y supongo que muchos de ustedes siguen teniendo”.

A Rajoy le interesa recuperar cuanto antes una buena relación con CiU, el partido más cercano al empresariado catalán. El presidente estaba muy cómodo cuando, como recordó ayer, CiU votaba la reforma laboral, la ley de estabilidad o las reformas financieras. Los catalanes le apoyaban en el Congreso y el PP respaldaba a Mas en el Parlament. Era la situación perfecta para Rajoy y le gustaría que volviera, pero para eso habría que resolver el conflicto de la consulta.

Rajoy apuesta por esta vía Ibarretxe para resolverlo. Aunque CiU y ERC no parecen dispuestas precisamente, porque vieron lo mal que le fue al lehendakari. Otro camino pasaría por esperar a que Mas lo promueva, recurrirlo al Tribunal Constitucional, y confiar en que el presidente catalán aceptara la suspensión que ese órgano decretaría para ganar tiempo esperando el fallo. Pero todo son hipótesis y aún no hay nada pactado, ni siquiera la reforma del sistema de financiación, muy compleja porque no hay dinero y porque los barones del PP están en armas ante la posibilidad de un trato especial para Cataluña.

Lo que Rajoy tampoco se plantea es un cambio constitucional como el que propone el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba, que también se ha visto en secreto con Mas el pasado domingo para analizar esta salida. El presidente, en una respuesta a José Montilla, exlíder del PSC, se lanzó contra la división de los socialistas. “Sea valiente, la Constitución necesita una reforma, si usted lidera el proceso colaboraremos, todos hemos cometido errores”, le dijo Montilla. “A mí me gusta la Constitución, creo que ha unido a los españoles. Para cambiarla hay que tener objetivos claros, y no todos tenemos los mismos, y consenso, y yo hoy no lo veo. Ni siquiera tengo claro que en su propio partido pueda haber consenso”, le contestó Rajoy.

La duda del Tribunal Constitucional

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ

El Tribunal Constitucional ha pedido al Parlamento de Cataluña que le informe de cuál de las dos declaraciones soberanistas que ha aprobado este año es la válida: si la primera, aprobada por la Cámara catalana el pasado 23 enero, que no contó con el apoyo del PSC, o la segunda, la del pasado mes de marzo, que fue avalada con los socialistas. El alto tribunal quiere saber sobre cuál de ellas debe pronunciarse, tras el recurso de incostitucionalidad que ha presentado contra la iniciativa el Gobierno de Mariano Rajoy. En la primera declaración cinco diputados de los 20 del PSC se ausentaron de la votación como señal de rechazo al planteamiento contrario del grupo a la declaración. En la segunda, todos los socialistas actuaron al unísono en favor de la declaración soberanista. ¿Cuál de ellas es la válida? pregunta ahora el intérprete de la Constitución.

El Gobierno catalán se mostró ayer sorprendido por la demanda del tribunal. Su portavoz, Francesc Homs, aseguró que ambas declaraciones soberanistas son “complementarias” porque “entre ellas no hay contradicción, sino complementariedad”. En una línea parecida se expresó la presidenta del Parlamento autónomo, Núria de Gispert, quien, sin embargo, ha encargado un informe sobre el tema a los servicios jurídicos de la Cámara.

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