La oposición exige a Feijóo una explicación convincente o que dimita
El presidente gallego explicará hoy su relación con el narco "Un alto cargo no puede estar en malas compañías”, dijo en 2009
El pasado atropelló ayer a Alberto Núñez Feijóo. No solo el de 1995, de cuando datan las fotografías del ahora presidente de la Xunta en un yate del contrabandista gallego Marcial Dorado publicadas por el EL PAÍS. A Feijóo le ha golpeado también un pasado más reciente, el de 2009, el de la durísima campaña electoral que le aupó a la Xunta a golpe de denuncia contra la coalición de socialistas y nacionalistas que en aquel momento gobernaba Galicia. Una de las piedras del escándalo que blandieron el PP y Feijóo fue la foto del entonces vicepresidente y líder del BNG, Anxo Quintana, en el yate de uno de los principales empresarios de Galicia, contratista de la Xunta. El líder del PP gallego extrajo una lección moral de aquel episodio: “El Gobierno no se puede fotografiar con malas compañías”. Ayer toda la oposición recuperó el recuerdo de aquella foto para exigirle una explicación convincente de sus años de amistad con quien era uno de los jefes de contrabando en Galicia o, en caso contrario, dimita.
Para hoy, está prevista la comparecencia de Nuñez Feijóo, que estará acompañado, precisamente, por el portavoz del PP, Pedro Puy, uno de los que fue más duro y crítico con la foto de Quintana.
De los grupos de la oposición gallega, el BNG fue el más directo. Su líder, Xavier Vence, afirmó: “Galicia no se merece un presidente con ese tipo de relaciones cuando ya era alto cargo del Gobierno de Fraga. Es tremendamente grave y debe dimitir”. La número dos de Alternativa Galega de Esquerdas, Yolanda Díaz, optó por una fórmula indirecta: “En países serios, por cosas mucho menores, dimitieron cargos de gran responsabilidad. Estamos hablando de relaciones con uno de los capos de la mafia gallega”.
Los socialistas se mostraron más cautelosos y pusieron por delante la necesidad de que el presidente dé una explicación inmediata en el Parlamento gallego. “Si no lo hace, debe dimitir”, afirmó el portavoz en la Cámara de los socialistas, Abel Losada. En declaraciones a la SER, Feijóo se mostró ayer dispuesto a explicar en el hemiciclo cómo entabló amistad, a mediados de los años 90, cuando era alto cargo de la Administración sanitaria autonómica y central, con un contrabandista que ya había sido detenido dos veces y cuyo nombre aparecía cada poco en la prensa como objeto de investigaciones policiales.
En la entrevista de la SER, al ser preguntado cómo era posible que no conociese entonces el historial de Dorado —que actualmente cumple condena de 14 años de cárcel por narcotráfico—, Feijóo respondió: “Sorprendentemente, no”. La oposición sostiene que son excusas inverosímiles. “El único gallego que no sabía en el 95 que Dorado se dedicaba al contrabando era Feijóo”, ironizó el socialista Losada. En sus varias entrevistas, el presidente gallego insistió en los argumentos que ya había ofrecido a este periódico cuando le mostró sus fotos con el capo del contrabando de tabaco. Que lo conoció por un amigo común —Manuel Cruz, un chófer de varios consejeros de la Xunta, ya fallecido, y a la vez testaferro de Dorado—, que su relación fue “indirecta” y que nunca influyó en ninguna de las decisiones que tomó como cargo público. También repitió la teoría de que esas imágenes circulaban desde hace tiempo con el propósito de “amedrentar”.
En situaciones de crisis, Feijóo hace justamente lo contrario de Mariano Rajoy. Frente al hermetismo del presidente del Gobierno, el gallego sacó un comunicado en la misma madrugada del sábado, en cuanto empezó a conocerse el contenido de la información de este periódico, en la que se brindaba a atender a todos los medios que lo deseasen.
Ayer se multiplicó en las emisoras de radio, incluida la autonómica gallega, que abrió su informativo del mediodía con una entrevista al presidente para que este explicase su versión de las fotos. Feijóo ha anunciado además para hoy una inusual conferencia de prensa en el Parlamento gallego. Y también en contra de lo habitual estará acompañado por el portavoz parlamentario del PP, Pedro Puy, uno de los miembros más dialogantes del partido, y no por el vicepresidente de la Xunta y secretario general del PP, Alfonso Rueda, el ariete de la campaña de descalificaciones de 2009.
Feijóo va a poner todo su empeño para intentar que este turbio episodio de su pasado no frene una carrera política en la que había ido ascendiendo peldaño a peldaño hasta situarse en la línea sucesoria de Rajoy.
En las últimas semanas, además, el presidente gallego se había convertido en uno de los barones del PP que con más contundencia ha reclamado medidas enérgicas en el caso Bárcenas. Incluso hace unos días provocó la incomodidad en la cúpula del partido con una entrevista en Abc en la que señalaba que la dirección del PP debe pedir disculpas por la actuación de su extesorero. Ese tipo de declaraciones, así como el compromiso de “regeneración democrática” con que llegó a la Xunta hacen más embarazosa su situación. Ahora es a él a quien le piden explicaciones.
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