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hacia el final de ETA

Francia condena a 20 años a los tres últimos jefes de ETA

Los condenados son Txeroki, Ata, Gurbitz y el fabricante de bombas Iruretagoyena

Dibujo del juicio a los dirigentes etarras. De izquierda a derecha, Garikoitz Aspiazu, Mikel Carrera, Aitzol Iriondo, Alaitz Aramendi y Luis Ignacio Iruretagoiena.
Dibujo del juicio a los dirigentes etarras. De izquierda a derecha, Garikoitz Aspiazu, Mikel Carrera, Aitzol Iriondo, Alaitz Aramendi y Luis Ignacio Iruretagoiena.BENOIT PEYRUCQ

La justicia francesa ha condenado hoy a 20 años de cárcel a Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, y a otros dos etarras a los que también consideró jefes del aparato militar de ETA, Mikel Carrera Sarobe, Ata, y Aitzol Iriondo, Gurbitz, y al "artificiero" Luis Ignacio Iruretagoyena Lanz. El juicio contra ellos por el secuestro de una familia española en 2007 (les robaron la furgoneta para un atentado fallido en Oropesa, Castellón) había quedado esta mañana visto para sentencia. La condena es un duro golpe para los llamados últimos "grandes generales" de la banda, como llegó a denominarles la Guardia Civil.

Txeroki, junto a los otros miembros del aparato militar que han comparecido desde el pasado 18 de febrero ante ese tribunal -diez en total-, utilizaron de principio a fin el proceso para reiterar el mensaje de que ETA quiere una negociación a tres bandas, con los gobiernos español y francés, sobre lo que llaman "las consecuencias del conflicto" en el País Vasco.

Empezó el propio Aspiazu Rubina, responsable de los comandos durante los atentados con los que quedó sepultada la tregua de 2006 y hasta su arresto el 17 de noviembre de 2008, con una declaración en la que también reconoció "el dolor causado" por la organización terrorista, pero sólo a las víctimas colaterales, las que "no tenían nada que ver" con "el conflicto".

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Una distinción que fue considerada "una marcha atrás" por el fiscal, Jean-François Ricard, que se reafirmó así en la convicción de que los que se han sentado en el banquillo durante más de tres semanas eran y son la facción "más dura" y "más extremista" de ETA.

Según Ricard, esa facción -la que se alzó al poder con el mortal coche bomba del aeropuerto de Barajas, el 30 de diciembre de 2006, y se mantenía durante los últimos atentados en España, en el verano de 2009 y cuando un comando etarra mató a un policía francés en marzo de 2010 - es la que ahora "quiere pesar en el debate interno" desde "una línea distinta de la línea oficial".

El juicio quedó esta mañana visto para sentencia después de que Aitzol Iriondo, -quien estaba destinado a suceder a Txeroki como jefe militar, pero que fue arrestado sólo tres semanas después- tomó la palabra por última vez "en nombre de todos" los acusados para reiterar la propuesta de negociación a España en Francia e insistir en que "ETA puso fin a la lucha armada el 20 de octubre de 2010".

Más allá de esta pretensión de darle una dimensión política, el juicio debe delimitar las responsabilidades de los diez en el secuestro en el suroeste de Francia, del 24 al 27 de agosto de 2007, por un comando etarra de una familia de la localidad guipuzcoana de Orio a la que le robaron el vehículo para cometer un atentado, finalmente fallido, en Oropesa del Mar.

Para la Fiscalía, Txeroki, Iriondo y Mikel Carrera Sarobe -otro de losex mandos de la organización- fueron los responsables que dirigieron esa operación, que se inició con la captura de María Cristina Sánchez Campos, Mikel Igoa y el hijo de ambos, Oier (entonces de 4 años), que estaban de vacaciones en su caravana en una playa de las Landas.

Por eso pidió para ellos 20 años de cárcel, dos tercios de cumplimiento efectivo, igual que para Luis Ignacio Iruretagoyena Lanz, detenido el 1 de septiembre de 2007 en una casa de Cahors utilizada como taller de fabricación de explosivos.

Iruretagoyena fue descrito en la requisitoria como el artificiero de ETA, encargado de la elaboración del artefacto de media tonelada con el que se cargó el furgón-caravana de la familia de Orio para causar víctimas en la costa de Castellón, pero que quienes lo conducían -Igor Portu y Mattin Sarasola-, lo hicieron explotar en un olivar del interior de esa provincia ante la vigilancia policial.

Portu y Sarasola fueron condenados a ocho años por esos hechos en Madrid, donde también fueron sentenciados, pero a más de 1.000 años de prisión, por colocar el coche bomba de la T-4 de Barajas.

El Ministerio Público solicitó el lunes 18 años de prisión, con dos tercios de cumplimiento efectivo para los otros tres que fueron arrestados en la vivienda-taller de Cahors con este veterano etarra (56 años).

Ricard demandó 14 años de cárcel para Aitzol Etxaburu Artetxe, 10 para Itziar Plaza y ocho para Jurdan Martitegui. Teóricamente, los más directamente implicados en esta acción etarra podrían recibir hasta penas de cadena perpetua.

Dos de los que esta noche conocerán su sentencia, "Txeroki" y "Ata", volverán a sentarse en el banquillo del Tribunal de lo Criminal de París a partir del próximo 2 de abril para ser juzgados por su implicación en el asesinato de dos guardias civiles en la localidad de Capbreton el 2 de diciembre de 2007, apenas tres meses después de la acción con la familia de Orio.

Ambos están imputados allí en tanto que dirigentes de una organización terrorista y Carrera Sarobe también como uno de los tres miembros del comando que disparó contra los agentes.

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