El Gobierno ataca con Ponferrada para no contestar sobre Bárcenas
Rubalcaba: “Señor Rajoy cambie la política que está llevando a España a la tragedia” Mato pregunta a las “feministas” del PSOE cómo no dimiten tras pactar con un acosador sexual
El PSOE quería hablar del caso Bárcenas del PP y el Gobierno le ha respondido con el caso Ponferrada. Una semana más en la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso de los Diputados los socialistas se encuentran con serias dificultades para fijar la atención en la crítica a la labor del Gobierno porque algún episodio propio se les vuelve como un búmeran. "A ustedes les han fallado los criterios y los principios", ha espetado la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, a propósito del apoyo inicial que el PSOE dio a su grupo municipal en Ponferrada para que apoyado por el anterior alcalde, Ismael Álvarez, condenado por acoso sexual, se alzara con la alcaldía. Santamaría ha eludido recordar que el PP sí llegó a gobernar con el respaldo del acosado de Nevenka Fernández. Los problemas internos de los socialistas, o mejor, las diferencias internas, han sido utilizadas por la vicepresidenta para culminar su rechazo a los reproches del PSOE.
El planteamiento inicial de la diputada socialista se ha orientado hacia la ausencia de respuestas del Gobierno sobre la situación del extesorero del PP Luis Bárcenas. La vicepresidenta se había escudado el pasado viernes, en la comparecencia tras el Consejo de Ministros, en que desde esa mesa no se opina sobre asuntos de partido y, además, ella, aunque jurista, no es experta en "derecho laboral". Este recordatorio de la portavoz socialista ha sido acompañado de consideraciones sobre el problema que Bárcenas les ha creado de manera que sienten la necesidad de hacer actos públicos de unidad como "la foto del miedo que se hicieron todos el pasado lunes". Se refería la portavoz socialista al desayuno informativo de María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, en el que el presidente del Gobierno avisó que la secretaria general tiene su apoyo absoluto. También la definió como una política ejemplar porque nunca le he negado nada.
Y vino la réplica de la vicepresidenta, no con asuntos propios, sino del PSOE. En primer lugar, sobre la política de comunicación desde el Gobierno, tenía preparada una declaración de Alfredo Pérez Rubalcaba de 2011 cuando ostentaba el mismo cargo que ella, vicepresidente. En efecto, el entonces vicepresidente socialista señaló que desde La Moncloa no se respondía asuntos de partido; lo mismo que dice Sáenz de Santamaría. Pero vino la embestida más fuerte cuando ha reafirmado el orgullo de la foto de familia que se hicieron los populares. "No me extraña que tal como están ustedes, con los problemas internos que tienen, con la división y cuestionamiento interno que tienen, les extrañen actos de unidad". Los rostros de Rubalcaba y Soraya Rodríguez no han mostrado precisamente satisfacción.
El asunto de Ponferrada y los problemas entre el PSC y el PSOE han impedido que la denuncia de la política del Gobierno se abra camino en esta sesión de control. Sí se constata la falta de agresividad entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y el jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. Antes de la intervención de sus respectivas números dos, el primero le ha preguntado al presidente por las cifras de paro.
No le ha discutido Rajoy de que las cifras de desempleados son de tal calibre, que no puede mostrar satisfacción alguna. Solo cabe para Rubalcaba un cambio en la política económica porque "la senda que han tomado es mala y la política de ajuste a ultranza está llevando el sacrificio, al dolor a muchos millones de españoles y a la tragedia". Sin crispación, sin subir el tono. Rajoy le ha dicho que no, que su política dará resultados". La aspereza dialéctica ha quedado para la vicepresidenta, para la portavoz socialista, y para el resto de los diputados con los ministros.
Una vez más, la gresca fundamental ha sido entre los socialistas, Pedro Saura y Francesc Vallés y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. "Usted no es homologable con el resto de los ministros de Hacienda de Europa", le ha espetado Saura, porque perjudica a la Hacienda española y solo favorece "a corruptos y defraudadores", a través de la amnistía fiscal. No hay tal amnistía, según Montoro, sino "regularización fiscal".
A la altura intelectual y a los conocimientos en materia hacendística apeló el ministro para descalificar a la oposición socialista. "Ustedes no tienen la menor calidad intelectual, pero trataré de explicarles lo que estamos haciendo, con paciencia", ha replicado Montoro, con gesto y tono de profesor dispuesto a ser condescendiente con la ignorancia ajena.
Una semana más, Ana Mato, ministra de Sanidad, tiene que hacer frente a la petición de explicaciones por las dádivas y regalos que para los socialistas compartió con su exmarido Jesús Sepúlveda, imputado en la trama corrupta del caso Gürtel. La titular de Sanidad asegura una y otra vez que cuando ocurrieron esos hechos ya estaba separada, de hecho, aunque las fechas les hacen coincidir en el mismo domicilio y en las celebraciones abonadas por la trama corrupta. En esta ocasión ha introducido como argumento de defensa la invocación del feminismo.
"Me produce indignación que una feminista recrimine a una mujer por lo que ha hecho otra persona", le ha dicho a la diputada socialista Ángeles Álvarez. Y ha pasado a la ofensiva por el caso de Ponferrada. "Siendo usted feminista no sé cómo no ha dimitido después de que su partido ha pactado con un acosador sexual para desbancar al Partido Popular de la alcaldía de Ponferrada". De dimisión, nada. "Sigo en mi puesto porque tengo el apoyo del presidente del Gobierno y de mis compañeros". En efecto, esto es así. Semana tras semana, se pide la dimisión de Mato y ella se defiende con el argumento de igualdad entre hombres y mujeres, de suerte que las segundas no deben ser juzgadas por lo que hagan los primeros. "Trabajaré para que nuestras hijas no tengan que dar cuenta de sus actos en función de otras personas".
Báñez: “Al PSOE solo le queda la P de partido en pedazos”
No ha tenido que esforzarse mucho la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, en argumentar el porqué de sus políticas, el número de desempleados y las familias sin prestación. La situación interna del PSOE, y sus últimos avatares, le han sido servido de muleta.
“El PSOE ha perdido de sus siglas la 'E', porque no tiene un discurso nacional; y han perdido la 'O' porque dejó 5,3 millones de parados pese a haber encontrado un país que creaba empleo y oportunidades. Sólo les queda la 'P' porque es un partido en pedazos, para desgracia de todos los españoles”. Eso sí, la ministra ha asegurado que “no se alegra” de lo que le pasa al PSOE porque España necesita “una oposición fuerte”.
Esta ha sido la réplica a la diputada socialista Patricia Hernández que ha denostado el decreto de apoyo a los emprendedores que mañana recibirá la convalidación del Congreso, por corto, y porque, además, "ha quitado 3.500 millones de euros a las políticas activas de empleo". La entrega de currículos en la sede del PP de la localidad madrileña de Parla para un posible puesto de trabajo en el complejo de Eurovegas, le parece "indecente" a la diputada socialista. La ministra ha devuelto el mismo adjetivo: "Lo indecente es dejar más de tres millones y medio de parados". En la banca socialista se escuchaba decir: "Y ahora más de cinco ".
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