El alcalde depuesto afirma que su sucesor socialista será “rehén” del acosador
El ex primer edil Ismael Álvarez aseguró que dejaría el Ayuntamiento si la moción triunfaba
Los socialistas vuelven a gobernar Ponferrada (León, 68.000 habitantes). Han pasado casi 18 años desde que el Partido Popular (PP) se hiciera con el bastón municipal y a falta de mayoría en las urnas, el PSOE se ha servido de una moción de censura apoyada por el grupo del exalcalde del PP Ismael Álvarez, condenado en 2002 por el intenso acoso sexual al que sometió a la concejal Nevenka Fernández.
El PSOE retoma el mando municipal, aunque no se sabe por cuánto tiempo, ya que a última hora de este viernes el secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, ordenó que el nuevo alcalde renuncie a su puesto “hasta que Ismael Álvarez haya presentado su dimisión y haya abandonado la política”. Durante las dos semanas de polémica mediática ninguna orden de la dirección federal apuntó en este sentido.
El debate y la votación de la moción comenzó a las 12 del mediodía de este viernes. La expectación ciudadana y periodística fue máxima. Más de 200 personas abarrotaron el salón de plenos del Ayuntamiento ponferradino para presenciar el ascenso del socialista Samuel Folgueral a la alcaldía, según informa la agencia Efe. Simpatizantes populares y socialistas interrumpieron en varias ocasiones la sesión mientras delante del Consistorio se concentraban unos 50 mineros reclamando ayudas al carbón. Ponferrada es la capital de El Bierzo, una comarca castigada social y económicamente por el declive de la minería.
Tras las intervenciones de los concejales, la moción de censura fue respaldada por los ocho concejales del PSOE y los cinco de Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP), el partido liderado por el exregidor condenado por acoso sexual. Los 12 concejales del PP, capitaneados por Carlos López Riesco, votaron en contra.
Desde que Álvarez y el socialista Folgueral hicieran pública hace dos semanas su intención de presentar una moción de censura contra López Riesco —que fue diputado en el Congreso de los Diputados entre 2008 y 2011—, las distintas partes han intentado jugar sus últimas bazas. Álvarez se ha presentado como el salvador de una Ponferrada “ingobernable”. Quiere que se le vea como un sacrificado que dejará su acta tras liberar a la ciudad. Asegura que él propuso dejar su cargo si la moción triunfaba porque así “allanaría” el camino al PSOE, donde hay sectores reacios a aceptar el apoyo de un acosador sexual. Este viernes, día internacional de la mujer, insistió en que hoy, sábado, hará oficial su renuncia.
El nuevo alcalde, Samuel Folgueral, cuya actitud solo fue censurada a última hora de la tarde por la dirección federal del PSOE, no ha querido hacer declaraciones a la prensa. En su discurso inaugural echó mano del pensador chino Confucio, en lo que se interpretó como una respuesta a sus críticos. “Las decisiones importantes en la vida se deben tomar con la mente fría, el corazón caliente y la mano tendida”, citó.
Mientras tanto, el regidor depuesto Carlos López Riesco (PP), que tiene a numerosos familiares trabajando en el Ayuntamiento y en empresas municipales, pretende posicionarse como una víctima del PSOE y de Álvarez mientras asegura que aunque este deje el Ayuntamiento, los socialistas seguirán siendo sus “rehenes”.
Durante la hora y media que duró el pleno, el público se dividió tanto como los concejales. Simpatizantes del Partido Popular exhibieron fotografías donde se veía un apretón de manos entre el nuevo regidor socialista e Ismael Álvarez. Y los partidarios del PSOE llamaron “esquirol” al portavoz del PP, Reiner Cortés, exmilitante socialista.
Desde las elecciones municipales de 2011, el clima en el Ayuntamiento era tenso. Álvarez, otrora íntimo de López Riesco, se presentó a aquellas elecciones con un partido independiente que logró casi 6.000 votos y dejó al PP sin mayoría absoluta. Se situó como tercera fuerza en el Consistorio y tuvo la llave del Gobierno. López Riesco llegó a la alcaldía con los votos de sus cinco concejales.
Las tensiones personales entre López Riesco y Álvarez se han trasladado a las decisiones municipales. En las actas de los plenos, aparecen reproches constantes entre los ahora ya exalcaldes. Ambos aseguraron por teléfono a EL PAÍS que no mantienen ningún trato personal. Los presupuestos de este año, de hecho, siguen pendientes de aprobación, ya que López Riesco no ha logrado llegar a un acuerdo con ningún grupo de la oposición.
Ahora ha sido el socialista Folgueral quien se ha servido de los votos, cuesta creer que desinteresados, de Álvarez. El exalcalde condenado ha dejado el Consistorio en bandeja a los socialistas. Y un plato de venganza fría a López Riesco.
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