Piqué defiende un “acuerdo compartido” pero rechaza una consulta soberanista
El exministro: "Es demoledor que los que pidan esfuerzos no tengan comportamientos exigibles" Alerta del desapego ciudadano y compara la situación española con la italiana de hace 20 años
"Hay que dialogar de manera leal y rigurosa para llegar a acuerdos compartidos y compartibles. SI al final llegamos a un acuerdo entre todos para renovar nuestro pacto Constitucional, me parece bien preguntarle a los ciudadanos si están de acuerdo con lo que los políticos han decidido acordar. Es obvio.”. Así se ha pronunciado esta tarde en Madrid el exministro popular y actual presidente de Vueling, Josep Piqué, quien ha rechazado, en cualquier caso, la celebración de un referéndum sobre la independencia, el eje a medio plazo de los planes soberanistas del presidente de la Generalitat, Artur Mas.
“Nada que ver con la consulta soberanista”, ha asegurado, en relación con un estudio difundido ayer por el Círculo de Economía, el lobby que él preside. Las notas de opinión de la organización pedían “diálogo sin ningún apriorismo”, hasta llegar a un acuerdo sobre una “reformulación” del modelo autonómico que podría ser refrendado por los ciudadanos. Piqué ha mantenido, eso sí, que en el transcurso un proceso de diálogo “los apriorismos no son irrenunciables”. Lo ha hecho durante un almuerzo organizado en Madrid por la Asociación para la defensa de la Transición. “He visto interpretaciones disparatadas de lo que hemos presentado”, ha señalado antes de apuntar que el debate sobre la independencia “siempre es sesgado y falso” en Cataluña, porque se basa en “falsedades históricas”.
Piqué, que ha asegurado que hoy solo habla “como militante de base del Partido Popular cree que es “fundamental” la defensa “del patrimonio compartido”, aunque ha reconocido que “el problema que tenemos entre Cataluña y su Gobierno y el conjunto de España no es solo político, sino es un problema social”, que encuentra su origen en el sistema educativo de la Generalitat. Aun así, se ha mostrado convencido de que “rodo es mucho mejor si se hace juntos que si se hace separados”. “Por eso la exigencia de diálogo no es tópica y típica”, ha razonado.
El exministro del Gobierno de José María Aznar ha hilado, además, un diagnóstico del desapego ciudadano a la política. “Estamos en una situación muy mala” que supone “una puesta en riesgo del sistema político que conocemos desde la Transición”, ha indicado. Tras apelar a ese espíritu, “un gran esfuerzo e voluntad de concordia y renuncia de posiciones previas”, ha enumerado las que considera las causas del panorama actual: la pérdida de una “memoria histórica” relacionada con la gestión pública, la crisis económica y de la deuda (“todavía nos quedan tres o cuatro años”, ha afirmado”, el paro desbocado…
En este contexto, en su opinión, “resulta demoledor que quienes pidan determinados esfuerzos no tengan comportamientos exigibles desde el punto de vista de la moralidad pública”, ha lamentado en referencia a los escándalos de corrupción que, al margen del caso Bárcenas y de los escándalos que afectan al PP, ha extendido a las principales formaciones políticas. Ese es, para Piqué, el punto de partida de la crisis institucional. “Un país que no tiene instituciones apreciadas” acaba teniendo “instituciones debilitadas”, ha destacado al advertir de que “por primera vez está en riesgo nuestro sistema de representación política”.
Y, tras recordar que en las elecciones del 25 de noviembre entraron el Parlamento de la Generalitat “fuerzas anti sistema”, ha asegurado que “ si se produjeran elecciones, habría una enorme abstención y la suma de los dos grande partidos no llegaría al 50% del Parlamento”. “Eso ocurrió hace 15 años en Italia”, ha agregado.”¿ Quién nos iba a decir que la Democracia Cristiana iba desaparecer?”, se ha preguntado Ocurrió. “Cambió el sistema político y lo que vino… fue Berlusconi”.
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